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El diablo en las instituciones

Sobreaviso

RENÉ DELGADO

No es lo mismo mandar al diablo a las instituciones que meter al diablo en ellas, y en esas andamos: echándoles azufre por dentro... El país no va de regreso al futuro, sino avanzando hacia el pasado.

No es un simple juego de palabras, es la esperanza democrática estrellada contra el piso. Treinta años después, como si lo ocurrido en 1988, 1994 o 2006 no alertara del peligro de quebrar la democracia, de nuevo reaparece el fantasma de las elecciones de Estado, el fraude electoral, la oposición desorientada, la ley al servicio de la política, los consejeros dóciles o sumisos... la transición a la democracia en el cesto de la basura.

Otra vez jugando hasta donde tope, cuando el tope está muy cerca. Quizá, antes de la misma elección en la que los apostadores sueñan y se ilusionan con la posibilidad de colocar en el cañón de la ruleta rusa al electorado.

***

En coro, pero negando entonar la misma cantilena, el partido tricolor y el albiazul piden al electorado reflejarse en la Venezuela de hoy, advertir el desastre por venir si el mendigo príncipe, Andrés Manuel López Obrador, llega a Palacio. Ponen, sin embargo, una condición: fijarse en el porvenir, no en el pasado y el presente.

Ni una idea, propuesta o ajuste formulan ambos partidos ante el modelo económico y el régimen político que defienden con furia y a ciegas. Sólo advierten y piden fe en lo realizado entre ambos a lo largo de este siglo.

Y no es poco lo hecho en la alternancia sin alternativa compartida: fosas sin cobro de derechos funerales; desigualdad social sostenida; decrecimiento demográfico a boca de fuego; donación de sangre sin requisitos; incremento del endeudamiento; doble tributo, oficial y criminal; elevación a rango de cuota obligatoria del derecho de piso; conservación de la pobreza con alto rendimiento político; ordeña de Pemex por partida doble; exportaciones enganchadas a un solo destino; militarización de la inseguridad; entrega anticipada e incondicional de lo que el vecino del norte aún no pide; veneración del libre juego de las fuerzas en el mercado y en la industria del crimen; y, desde luego, desmantelamiento del Estado de derecho.

Qué proponer ni qué proponer ajustes o cambios al modelo y el régimen, si la historia y el destino ya la escribieron de consuno, negando cualquier coautoría. Cómo dudarle a la hora del voto, si los mejores cuadros están con ellos, si el ideólogo del Revolucionario Institucional es José Murat en la Fundación Luis Donaldo Colosio y el referente moral de Acción Nacional es Miguel Ángel Yunes, redivivo en el gobierno de Veracruz.

La cosa es cerrar filas a la posibilidad de que alguien más entre a la alternancia, compartida sólo por ellos dos.

***

Quienes suscitan algo de ternura son los dirigentes y cuadros del partido del sol azteca, ahora, tan dubitativos.

Personajes que, a casi treinta años de fundar su partido, sufren una crisis vocacional e ideológica. Dudan si lo suyo es el poder y qué significa de ser de izquierda en estos días. En tal circunstancia, no saben con quién aliarse o a quién pedir ayuda. Los tienta el polo norte, el sur y el cuarto polo, la derecha tradicional neoliberal o la derecha caciquil neoliberal, e incluso la morena que tanto los desprecia. Y, entre ellos, no faltan quienes se inclinan por postular como candidato a quien se deje, siempre y cuando les garantice no ir a perder el jugoso registro del partido y sus derivados. Es más que una duda existencial, es un problema de sobrevivencia.

Incapaces de reflexionar cómo llegaron al lugar donde se encuentran, de considerar la posibilidad de salir de ahí y de guardar su dentadura caníbal, los perredistas buscan cómo adaptarse a la circunstancia y aliarse, sin saber con quién. Deberían preguntarle a Ángel Aguirre Rivero o a Mauricio Toledo si se les ocurre algún plan de fuga, algo saben ellos de eso y son cuadros probados.

***

Mientras esas tres fuerzas y sus dirigentes se preocupan por poner a buen resguardo el futuro con ellos al frente del timón que no gobiernan, el presente los traiciona. Tanto ambicionan el futuro, que ni siquiera ven dónde están parados.

Día a día, las noticias son estremecedoras. La violencia de género no cesa. Las balaceras se registran justo en los destinos donde las divisas entran y no son capaces de blindar esos lugares. La corrupción rompe la cañería de los partidos y el gobierno, y ni quien se inmute. La impunidad prevalece en la ejecución de periodistas. La Corte valida el límite de la declaración tres de tres. Hasta las cárceles han dejado de ser un lugar seguro.

En su lógica el presente no cuenta y, en su reloj sexenal, a punto está de terminarse. Mejor abalanzarse sobre el futuro que, a fin de cuentas, en breve será el pasado.

***

El PRI ganó las dos entidades más emblemáticas y punto. Así que, bajo el esquema aplicado -intervención del gobierno, compra y coacción del electorado, pulverización del voto, domesticación de consejeros y magistrados, o sea, el diablo en las instituciones- el gobierno y su partido están decididos a llevar las cosas, en 2018, hasta donde topen, siendo que el tope está muy cerca.

De ahí que el priismo ya no quiera la segunda vuelta porque, a fin de cuentas, después del Estado de México y Coahuila, así sea por un pelito y hasta ahora, se quedó con la baraja. De ahí el desconcierto del panismo que no sabe cómo reaccionar, cuando en el fondo detesta, pero no abomina, al priismo y comparte con él muchas cosas. De ahí, la confusión del perredismo que nomás no sabe pa' dónde y con quién jalar. De ahí que de tanto ver el futuro, pierdan de vista el presente.

No es lo mismo mandar al diablo las instituciones, que nombrarlo jefe de operaciones electorales en ellas.

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