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El espectáculo

FEDERICO REYES HEROLES

¿Festejo o duelo? ¿Avance o retroceso? ¿Otra escala más en la construcción de la democracia o tropiezo? Las lecturas partidarias lo deforman todo y dicen poco. Patética multiplicación instantánea de los ganadores que así alimentan la confusión. Absurda euforia por triunfos todavía discutibles. Y de nuevo la amenaza reiterada de movilización de los inconformes. El espectáculo de las campañas fue denigrante.

Dinero por todas partes, mucho dinero oficial que alimenta a los partidos. Con él bombardean a los ciudadanos con imágenes en las calles, en las carreteras o con spots en radio y televisión. Algo no cuadra, a más dinero menos prestigio de los partidos, así lo muestran los números. No que unos ganen y otros pierdan prestigio, todos están en el sótano de la credibilidad. Sartori advirtió sobre los efectos negativos por el desplazamiento de las ideas al ser sustituidas por imágenes. Por supuesto que la imagen acompaña a la política. La imagen de Trump habla sola, lo mismo que la señora Merkel con su típico atuendo. Pero la fabricación profesional de la imagen de los políticos, no ha ayudado a lograr cercanía, credibilidad, confianza.

Pero además están los dineros no oficiales pero inocultables. "Tinacocracia" es el nuevo término llamado a sellar la elección en el Edomex. La tradición mexicana arroja a la memoria vacas, sacos de cemento, bicicletas, etc. Pero entonces la vigilancia cruzada de los partidos no garantiza el freno a esas degradaciones, que por cierto no son exclusivas de México. Chicago, por ejemplo, también tiene una larga historia. Lo grave es que en todas esas operaciones hay ciudadanos cómplices, son vecinos o conocidos de los otros ciudadanos, los que ayer se levantaron tempano a instalar las casillas, a vigilar el desarrollo de la jornada, a entregar su tiempo a la construcción de nuestra democracia. Eso también existe. Los delincuentes electorales no son una especie en extinción, por más facultades otorgadas a la Fepade. El asunto es más profundo, apunta al tejido ético de los mexicanos que no cambia por decreto.

Si las imágenes han desplazado a las ideas y los dineros han degradado a los partidos, la pregunta es con qué sustituirlos. Los candidatos sin partido pueden ser una bocanada de aire fresco como lo muestra Pedro Kumamoto y su propuesta "Sin voto no hay dinero". Pero una golondrina... Gobernar sin partido y sin una alianza estable como la que está construyendo Macron, es nadar contracorriente. Nuevo León votó entusiasmado por "El Bronco" y hoy muchos sienten que el estado naufraga. Entidades pestilentes, los partidos son un mal necesario. Queríamos elecciones competidas, pues ya estamos en ésas, altamente competidas, pero ellas exigen competidores altamente responsables. Ser perdedor por decenas de puntos es fácil. Aceptar un margen estrecho, pueden ser décimas como en 2006, demanda gran seriedad. Así nos fue. Buscamos la pluralidad y nuevos actores, allí están, el partido más joven, Morena, a punto de llevarse la entidad más poblada y una de las más complejas del país. Pero, ¿es Morena un partido o una macro tribu? Más allá de expresiones demagógicas, cuál es su ideario, su propuesta de gobierno, qué defiende en el ámbito fiscal, o para acelerar el desarrollo económico de esa entidad, o cómo combatiría la delincuencia, con quiénes gobernaría, incluiría a las señoras Cadena y demás artífices de la degradación. ¿Es acaso una buena noticia que el partido más antiguo de México, Acción Nacional, se desfonde en el Edomex? ¿Hasta dónde premiar la frescura frente a la experiencia? Gobernar con el 70 % de los votos en contra es un diseño suicida, pero dicen no a la segunda vuelta.

Está también el peso de la lucha mítica: las cuatro entidades que nunca han tenido alternancia. Y esa realidad gravita sobre la democracia mexicana, entidades que para muchos son máculas. El viejo priismo convertido en entelequia. Pero, ¿por qué no ha ganado la oposición? Lo más fácil es aludir a la elección de estado. O quizá la edificación de una verdadera pluralidad ciudadana es algo mucho más profundo y complejo. Son entelequias que viven entre nosotros pero, aun así, quién duda que del triunfo de Ernesto Ruffo en 1989 -primer gobernador opositor al PRI- al 2017 el país ha ido construyendo su propia y muy singular historia política. Por cierto, desde hace 27 años el PAN gobierna esa entidad. Cómo interpretarlo. Cacicazgo o buenos gobiernos, giro ideológico o pragmatismo de los electores.

Festejo y duelo a la vez. Festejo porque la violencia no hizo de las suyas; por el avance de la pluralidad, por la participación ciudadana. Duelo por el retroceso de las ideas, por el triste espectáculo de la visible degradación de la política.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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