ENTRADA.- Hoy votar nos parece la cosa más común y natural,
Pero no siempre el mexicano ha tenido el disfrute de ese derecho inherente a una república democrática.
Ahora podemos pararnos en nuestra casilla electoral con la certeza, seguridad y confianza de que podremos emitir nuestro sufragio de manera libre, tranquila y en paz.
Eso no sucedía antes.
El Instituto Nacional Electoral en su momento, levantó el gran padrón electoral de todos los mexicanos con derecho a votar y logró expedir credencial para votar de manera individualizada, documento que se ha convertido en un documento confiable que sirve a millones de mexicanos para identificarse.
Eso no existía antes.
SOPA.- Los mexicanos hemos construido esa gigantesca institución democrática llamada Instituto Nacional Electoral (antes IFE) que se ha venido encargando de preparar, desarrollar y vigilar los procesos federales electorales.
Eso no existía antes.
Ahora el personal que integra cada casilla es seleccionado al azar entre los ciudadanos empadronados, atendiendo a su apellido y fecha de nacimiento. Ya no son designados por los partidos políticos.
Esto no existía hace muy poco tiempo.
Durante cientos de años a la mujer le fue impedido el derecho a votar en las elecciones presidenciales. No fue sino hasta 1954 bajo el régimen de Don Adolfo Ruiz Cortines que la mujer logró el derecho al sufragio.
PLATO FUERTE.- No hace mucho tiempo se practicaba la violencia y la intimidación a los votantes o se robaban algunas de casillas por grupos extremistas de lo mismos partidos. Eso no sucede ahora.
Hoy los candidatos tienen plena libertad para señalarse o denunciarse los unos a los otros, llegándose en algunos veces al insulto abierto o a la calumnia.
Los candidatos en estos tiempos pueden acusar, cuestionar, insultar y hasta difamar a los gobernantes en el poder, desde al mismísimo presidente de la república, hasta al último munícipe, con la certeza que no serán motivo de represiones o arbitrariedades.
Esto no sucedía antes.
Hoy las casillas son realmente vigiladas por los representantes de los partidos y de los candidatos.
Eso no era común en el pasado.
Y es que la construcción de nuestra democracia no ha sido tarea fácil y menos, en un pueblo de 50 millones de personas que viven en la marginalidad de la miseria. El pueblo mexicano votó por primera vez en toda su historia, cuando Don Francisco I. Madero se enfrentó a Porfirio Díaz en las elecciones a la Presidencia de la República, lo que finalmente originó fuera asesinado.
Los logros obtenidos estos últimos cincuenta años en materia electoral y el respeto al sufragio son muchos, aunque desgraciadamente esos esfuerzos ahora no sean conocidos por la gran masa de la población. Las actuales generaciones creen que todos estos avances se han dado solos, como por arte de magia o que nos han caído del cielo. Pero las cosas no han sido así.
El voto ha sido una dura y cara conquista de los mexicanos, por ello es de capital importancia votemos en la próxima elección del 4 de junio. Es el momento de hacer valer un derecho que ha costado mucha sangre y nuestras guerras fratricidas.
Se trata de un derecho que se nos ha dado casi gratuitamente, pues poco o nada han hecho las nuevas generaciones fortalecer y hacer respetar el sufragio.
POSTRE.- Votar el próximo 4 de junio no puede tomarse a broma, chunga o chistorete. Se trata de elegir a las personas que gobernaran nuestro estado, por lo que debemos meditar con cuidado y clara reflexión, cual de todos los candidatos tiene la mayor experiencia, capacidad y sobre todo, honestidad para manejar el destino, político, social y económicos de Coahuila.
En pocas palabras estamos eligiendo al gobernante en el cual pondremos el futuro de nuestros hijos por los próximos seis años.
