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Trump o el día que la historia nos engañó

La presidencia impredecible de Donald Trump en Estados Unidos plantea desafíos y oportunidades para el mundo y también para México y mueve el tablero del ajedrez geopolítico con la posibilidad de crecimiento de actores como China.

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Para Manuel Rodríguez Arriaga, embajador de México en retiro con una amplia experiencia diplomática, dos palabras definen a la era Trump: incertidumbre y cambio. El arribo de este personaje al llamado "trono del mundo", la presidencia de Estados Unidos, forma parte de una serie de acontecimientos que la final nos llevan a pensar que la historia nos ha engañado.

En visita de cortesía a El Siglo de Torreón, Rodríguez Arriaga comparte una visión de lo que es el mundo hoy, sus desafíos, sus oportunidades, el crecimiento de China y el papel de México. Es la visión de alguien que ha representado como embajador a nuestro país en Noruega, Bélgica, China y Perú, pero también como cónsul en Chicago y Miami, además de haber ocupado el cargo de subsecretario en las secretarías de Relaciones Exteriores y de Gobernación.

→ ¿Es Donald Trump un terremoto internacional?

Pienso que sí lo es y si uno tuviera que utilizar dos palabras en una gran simplificación, porque obviamente esto es muy complejo, para definir el momento que estamos viviendo, en lo que significa Donald Trump dentro de ese momento, es por una parte incertidumbre y por otra parte cambio. Es un cambio que produce gran incertidumbre a nivel internacional, Trump es parte de ese escenario. Pero como hemos observado en estos años recientes, en muy distintas partes del mundo se han producido cambios que para el juicio de la mayor parte de los analistas especialistas en asuntos internacionales, eran de verdad impredecibles (...).

Creo que el caso de Donald Trump, respecto del cual la gran mayoría de los analistas en los Estados Unidos y en el mundo se equivocó pensando que nunca alguien con el perfil de este personaje podía llegar a la presidencia de un país tan importante, tan influyente, tan de vida institucional como los Estados Unidos, pues vemos que la historia nos engañó a todos.

→ ¿Qué le queda a Donald Trump: mantener su vía de lo impredecible o va a terminar doblegado y ajustándose al sistema de pesos y contrapesos que existe en la política norteamericana?

Bueno, yo pensaría en un ejercicio analítico convencional, porque Trump rompe muchas de las ideas convencionales, que el sistema de pesos y contrapesos dentro de Estados Unidos y a nivel internacional van a limitar de manera importante el tipo de decisiones o aspiraciones que tiene el señor Donald Trump. Creo que ya hemos empezado a ver una buena parte de esto, es decir, cómo este sistema de pesos y contrapesos que tiene que ver mucho con la vida institucional, con la división de poderes, con los partidos políticos, con los medios de comunicación, con los intereses económicos más poderosos y con muchos otros que no son tan poderosos individualmente considerados, pero que cuando se van articulando en la vida estadounidense llegan a ejercer un peso a través de la expresión que tienen los círculos de poder, las instituciones de poder como el Congreso de los Estados Unidos, el famoso lobby y mucho en el sistema estadounidense, la vinculación que tienen los representantes populares en el Congreso federal con intereses muy particulares, dentro de sus comunidades que se articularon para permitirles llegar al poder o para continuar en el poder.

Pero creo que también hay que ver el escenario internacional, el señor Trump está supongo comenzando a entender, comenzando a entender, porque su experiencia internacional más allá del tipo de negocios en los que él ha estado involucrado es verdaderamente muy menor, lo cual debe preocupar mucho a los estadounidenses en primer lugar, porque es un país que tiene grandes intereses en el mundo, intereses militares, políticos, económicos de influencia muy distinta.

¿Qué es lo que está pasando en este momento? Que el señor Trump se ha encontrado con que Rusia no es lo que el creía que iba a ser al inicio de su mandato, con que China tampoco es lo que el creía que iba a ser al inicio de su mandato, con que la Unión Europea es algo distinto a lo que él había percibido, que México mismo no es exactamente lo que en su enorme simplificación había pensado que era. Entonces, hay una conjugación de intereses y de realidades institucionales y no institucionales dentro de Estados Unidos, y otra fuera de Estados Unidos que se están conjugando ya en este momento para hacerle difícil la tarea al señor Trump en lo que hace al responder a los compromisos que hizo durante la campaña y responder también al tipo de propósitos que el ha señalado reiteradamente que tiene en el ejercicio de su mandato.

→ ¿Puede China en el futuro próximo reemplazar el liderazgo estadounidense que hemos visto desde la Segunda Guerra Mundial a la fecha?

Digamos que la puerta está abierta para que haya un nuevo escenario internacional. Si eso significa que China puede llegar a ser un poder dominate o estar al inicio de los pesos internacionales, no lo sé, porque precisamente es un mundo en que, por fortuna, creo yo, el poder ha tendido a dispersarse en alguna proporción, ha dejado de estar concentrado en dos o tres jugadores. Hoy tenemos jugadores muy importantes, unos en el terreno político, en el terreno militar, otros en el terreno económico que ocupan distintos espacios de influencia en este escenario tan completo y cada vez más globalizado e internacionalizado. No es el mundo de antes donde estos poderes actuaban en una forma relativamente unilateral en un escenario relativamente simplificado, ahora estamos hablando de un cruzamiento de una mezcla extraordinaria de factores de poder (...). Creo que esto plantea un reto mucho mayor para las grandes potencias, pero también un riesgo, no sólo un reto mucho mayor para países como México, que dependen de manera muy significativa de su relación con el exterior hoy día.

¿Qué ha pasado con China? China pasa por un respiro histórico. En muy pocas décadas, de ser un país rural, pobre, sí con una influencia relativa regional porque tenía ya hace décadas un poder militar considerable, tenía energía nuclear, pero en realidad la primera aportación que hace China, como dice el propio arquitecto de este cambio, que es Deng Xiaoping, a este nuevo mundo, es la autosuficiencia alimentaria. China pudo haber desquiciado al mundo si hubiera tenido un descontrol en el crecimiento de su demanda de alimentos, y no haber tenido en paralelo una capacidad de producción de alimentos creciente o de importación efectiva de alimentos. Lo mismo podemos decir con los minerales y con muchos insumos commodities, como dicen ahora, que China ha necesitado para desarrollarse. Pero lo que han hecho los chinos en una forma verdaderamente extraordinaria es haber imaginado su futuro a diez, veinte, treinta, cuarenta años y haber imaginado en ese sentido el tipo de desarrollo que se iba a generar en China, y en consecuencia el tipo de requerimientos que ese desarrollo iba a tener y la vinculación necesaria con el mundo exterior.

Entonces, los chinos han avanzado en una forma notable en hacer inversiones estratégicas en el exterior, por ejemplo, para garantizar las materias primas que requiere su desarrollo. En garantizar, por otro lado, una participación en el comercio mundial que era inimaginable hace treinta años, de un sistema cerrado a un sistema abierto y competitivo. Hoy es el gran jugador nuevo en el comercio internacional, pero se ha convertido en una gran influencia económica dentro de los Estados Unidos por lo mismo, en Europa, en América Latina y el mundo en general. En América Latina ha venido a ocupar un espacio que le había correspondido por muchas décadas a los Estados Unidos. Hoy China es el primer socio comercial de un número muy importante de países en América Latina, sobre todo en América del Sur, como gran importador de materias primas principalmente, pero también como un gran exportador de tecnología, no de servicios, y desde luego más que nada de productos.

→ Es hoy el taller del mundo ¿no?

Está pasando de ser el gran taller del mundo a ser un gran proveedor de todo género de insumos que se están requiriendo, particularmente en países emergentes, pero también en los países avanzados económicamente hablando.

→ El proyecto de la Nueva Ruta de la Seda es la gran estrategia geopolítica de China, y Estados Unidos lo ve con el suficiente recelo como para tratar de entorpecer su conclusión ¿cuál es su análisis respecto a ese proyecto?

Yo diría que lo han revisado analistas muy capaces en lo que hace a identificar fenómenos de valor estratégico que están sucediendo en el mundo, y que pueden seguir cambiando aceleradamente las reglas de la vinculación internacional. (...) Hablo de lo que está sucediendo a una velocidad extraordinaria en el día a día, y dentro de ese campo que es lo que sucede con China, que China precisamente porque tiene una notable visión del futuro, y no del futuro a corto plazo sino un futuro mediano y de largo plazo, porque tiene al mismo tiempo una gran capacidad para planear estratégicamente su desarrollo interno y el desarrollo de sus relaciones con el exterior, es que puede hacer planteamientos de esa naturaleza. Mientras que otros poderes importantes en el mundo han descuidado esa parte, un ejemplo muy claro es Estados Unidos con relación a América Latina, empezando por México, que es el área natural de influencia de los Estados Unidos (...).

Lo que pasa con la Ruta de la Seda creo que ilustra claramente la extraordinaria capacidad que ha generado China para influir en los acontecimientos mundiales y para representar, yo creo que en el sentido positivo, un gran desafío para otros poderes ¿Qué quiero decir con esto? Que Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Rusia, desde luego, están obligados a desarrollar sus capacidades de imaginar, para imaginar el tipo de requerimientos que se van a generar en el mundo en función de sus propios intereses, pero también en función de intereses colectivos: seguridad internacional, en términos de paz, en términos de vida política y en términos mucho también de vida económica.

→ ¿Qué le toca jugar a México en este escenario? ¿Para dónde tiene que ir en cuanto a política internacional y su relación con Estados Unidos?

Bueno, por una parte están las fuerzas que se mueven independientemente, digamos, en el día a día de la voluntad de los gobiernos (...). El cambio en las relaciones entre México y Estados Unidos es muy importante sin duda en los últimos treinta años, y claramente a partir del inicio de la década de los noventa, el Tratado de Libre Comercio genera, crea una realidad completamente distinta a la que teníamos antes. Antes éramos dependientes de los Estados Unidos en materia económica sin tener ninguna capacidad para reaccionar a decisiones que se tomaran en aquel país y que pudieran impactar en el interés nacional de México.

Por ejemplo, cuando tuvimos la participación tan importante y tan reconocida internacionalmente en el conflicto centroamericano, para generar impulsos que fueron por cierto muy exitosos para que hubiera estabilidad y se reconstituyera la democracia en América Central. Después de esa etapa de inestabilidad que empezó a afectar seriamente el interés nacional de México. (...) Nos confrontamos seriamente con la visión estadounidense, porque Estados Unidos desarrollaba una política de poder en América Central que era contraria no sólo a los intereses nacionales de México sino, a mi juicio, claramente a los intereses nacionales de las sociedades centroamericanas. ¿Qué sucede entonces? Estados Unidos toma decisiones para presionar a México, por ejemplo, en términos de frenar importaciones de productos mexicanos que nos hacían un enorme daño. Hoy día difícilmente Estados Unidos puede hacer eso, no quiero decir que no pueda intentarlo, no quiero decir que no pueda hacernos daño si desea hacerlo en algún sentido, pero nunca en la proporción, nunca con la magnitud y nunca con las manos libres que tenía. ¿Por qué? Porque el Tratado de Libre Comercio principalmente, pero otros factores de cómo se mueven las realidades económicas en el mundo de hoy, ha creado una gran interdependencia económica entre Estados Unidos y México.

Si se frenan por una decisión unilateral exportaciones de productos mexicanos a los Estados Unidos estamos hablando de que en gran medida se están afectando no sólo intereses de los consumidores estadounidenses, sino muy importante intereses de inversionistas y de empresarios estadounidenses que han confiado en México, para ganar competitividad y producir bienes y servicios que luego exportan a los Estados Unidos. (...) Ya no es posible actuar unilateralmente, ad libitum, tienen que considerarse todas estas fuerzas económicas.

Ahora, una palabra con relación a lo que México debe de hacer. México tiene que tener claro quiénes son sus aliados reales y potenciales en los Estados Unidos. México tiene que tener claro también el requerimiento de fortalecer sus capacidades para adelantarse a los acontecimientos en lo posible, y también para reaccionar cuando uno no se puede adelantar, porque hay hechos que son impredecibles. Esto significa fortalecer nuestra política exterior, no sólo fortalecer nuestro conocimiento de los Estados Unidos en primer lugar y del mundo en general, sino fortalecer las capacidades, léase los instrumentos, léase el capital humano que tiene México para reaccionar a estos cambios tan importantes que está viviendo el planeta.

→ Eso que llaman soft power o poder blando.

También, poder blando, pero generar las capacidades humanas y las capacidades institucionales, para tener la capacidad de planear con relación al proceso de cambios tan acelerado con relación para entender cuál es el interés nacional de México con relación al mundo, para entender en dos palabras cuáles son los desafíos y cuáles son las oportunidades que nos presenta el mundo de hoy.

La política exterior de México ha sido capítulo de una gran dignidad en la vida institucional de México en la acción del Estado. Pero no ha sido un capítulo que tenga una alta prioridad para los gobiernos, esa es la realidad de las cosas. Ha faltado inversión, inversión para crear capital humano y para crear los instrumentos que nos permitan actuar con eficacia.

Embajador. Manuel Rodríguez Arriaga ha representado a México como embajador en Noruega, Bélgica, China y Perú.

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Escrito en: Manuel Rodríguez Arriaga

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