REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 13
Platican el escudero del Caballero del Bosque y Sancho Panza, que lo es de don Quijote, sobre diversos tópicos relativos a su arduo oficio. Tocan lo relacionado a sus respectivos amos. El primero opina del suyo así:
"-Tonto, pero valiente (es) -respondió el del Bosque-, y más bellaco que tonto y que valiente".
"- Eso no es el mío -respondió Sancho-: digo, que no tiene nada de bellaco, antes tiene una alma como de cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, no tiene malicia alguna; un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día, y por esta sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga".
"Con todo eso, hermano y señor -dijo el del Bosque-, si el ciego guía al ciego, ambos van a peligro de caer en el hoyo. Mejor es retirarnos con buen compás de pies".
Lo que el escudero del Caballero del Bosque quiso decir a Sancho fue que si él mismo reconoce que su señor, es decir, don Quijote, es ingenuo y casi estúpido (que esto significaba tener alma de cántaro), no lo puede tomar en este punto como ejemplo y que necesariamente habrá de seguir sus pasos para terminar siendo igual de cándido.
Esta sentencia está tomada del pasaje del evangelio de San Mateo que hace referencia a "los ciegos que guían a otros ciegos. Y si uno guía a otro, los dos caerán en algún hoyo" (Mt 15, 14). Parecido texto se lee en el evangelio de San Lucas 6, 39.
El refrán suele aplicarse no tanto para aludir a la ceguera física sino a la del entendimiento.
J.A García Villa
@jagarcivilla