La agencia Moody's redujo ayer miércoles la calificación crediticia de China debido a su abultada deuda, suscitando la protesta de Beijing y subrayando los desafíos que enfrenta el Partido Comunista en su campaña por reformar la economía. La decisión de la calificadora internacional se suma a otras advertencias recientes sobre el afán de China de pedir créditos para impulsar su crecimiento tras la crisis financiera mundial de 2008. Analistas privados sostienen que tanta dependencia del crédito podría entorpecer la economía e incluso amenazar la estabilidad del sector bancario estatal.