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Agua y cambio climático

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Uno de los últimos informes sobre el cambio climático, impactos, adaptación y vulnerabilidad, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, publicado en 2014, advierte que en muchas regiones, las alteraciones de los sistemas hidrológicos afectarán los recursos hídricos en términos de cantidad y calidad.

Se confirma, en base a un mayor número de publicaciones científicas, técnicas y socioeconómicas pertinentes, el hecho de que el calentamiento global observado en décadas recientes está relacionado a cambios a gran escala en el ciclo hidrológico en aspectos relacionados con cambios en los patrones de precipitación, intensidad de lluvia y tormentas extraordinarias, reducción de las capas de nieve, derretimiento de glaciares y cambios en la humedad del suelo y en los procesos de escurrimiento.

De acuerdo con el informe citado, desde el siglo pasado se observó que la precipitación aumentó en regiones ubicadas en latitudes altas en el hemisferio norte y que la precipitación disminuyó en regiones ubicadas en latitudes bajas, dentro de las cuales se encuentra México. Estas observaciones fueron útiles para calcular la tendencia de las precipitaciones en el siglo XXI, y lo que se encontró no son precisamente buenas noticias para nosotros: el aumento de precipitación en las zonas de alta latitud norte continuará y en las zonas tropicales y subtropicales del planeta seguirá disminuyendo. "México está ubicado precisamente en la región tropical y subtropical del hemisferio norte, en donde se espera que las precipitaciones disminuyan durante el siglo XXI."

Las cosas se ponen un poco peor cuando se refieren a las zonas áridas y semiáridas, así como a las zonas tropicales secas, de acuerdo con las proyecciones citadas, el escurrimiento medio anual y la disponibilidad de agua, disminuirán en dichas zonas. Recordemos que más del 50 por ciento del territorio nacional es de regiones secas, y que la Comarca Lagunera se encuentra en el corazón de las mismas. Quien puede negar que esta orgullosa región "vencedora del desierto" se encuentra ahora propensa y predispuesta a ser afectada negativamente y que, por otro lado está por verse si se tendrá capacidad de respuesta y adaptación a estos cambios.

El informe es muy claro en cuanto a los riesgos que la intensidad y variabilidad de la lluvia ocasionarán en las regiones húmedas y secas del país: "un mayor riesgo de inundaciones en algunos casos, y en otros, un mayor riesgo de sequías. Los eventos extremos de precipitación y sequía se espera se presenten con una mayor frecuencia."

De acuerdo con el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el agua experimentará un incremento en su temperatura que tendrá consecuencias en la calidad del agua y en los ecosistemas. "El agua en río podrá experimentar cambios en los procesos de transporte de sedimentos, nutrientes, carbón orgánico disuelto, patógenos, pesticidas y contaminación térmica, lo cual podrá tener un impacto negativo en los ecosistemas, en la salud pública y en la confiabilidad y operación de sistemas de suministro de agua para diferentes usos."

En general, el informe sobre cambio climático resume de la siguiente manera los impactos recientes: "fenómenos extremos conexos al clima, como olas de calor, sequías, inundaciones, ciclones e incendios forestales, ponen de relieve una importante vulnerabilidad y exposición de algunos ecosistemas y muchos sistemas humanos a la actual variabilidad climática. Entre los impactos de esos fenómenos extremos conexos al clima figuran la alteración de ecosistemas, la desorganización de la producción de alimentos y el suministro de agua, daños a la infraestructura y los asentamientos, morbilidad y mortalidad, y consecuencias para la salud mental y el bienestar humano. Para los países, independientemente de su nivel de desarrollo, esos impactos están en consonancia con una importante falta de preparación para la actual variabilidad climática en algunos sectores."

De frente a estas proyecciones, el informe insiste en la adopción de medidas de adaptación que además de ser incorporadas a los procesos de planificación, se dé una aplicación de respuestas o acciones.

La adaptación es un proceso de ajuste al clima real o proyectado y sus efectos. Según el informe, la adaptación dejó de ser un concepto más y ahora se puede decir que se están acumulando experiencias en diversas regiones en los sectores público y privado y dentro de las comunidades, sobresalen en este aspecto un gran número de gobiernos nacionales africanos que están trabajando con sistemas de gobernanza para la adaptación y enfoques basados en el ecosistema, y Europa que ha desarrollado una política de adaptación transversal a todos los niveles de gobierno, con parte de la planificación de la adaptación integrada en la gestión de las costas y de los recursos hídricos, en la protección ambiental y la planificación territorial, y en la gestión de los riesgos de desastre.

Nuestro país no se menciona en este apartado, quizá porque no obstante contar con un excelente Programa especial de Cambio Climático, tenemos que aceptar que una cosa es lo que se dice y otra la que se hace.

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