Recrear la historia de San Juan de Guadalupe, Durango -un municipio fundado en 1738 y por lo tanto con 279 años de vida que se cumplirán el 24 de junio próximo- permite destacar el trabajo literario de poetas, historiadores y narradores preocupados por enaltecer su tierra agobiada en estos tiempos por una larga sequía, una presa seca y un río Aguanaval igual de deshidratado.
María del Socorro Enríquez Mestas, con sus poemas en rima, escritos o recitados de memoria, es una incansable protagonista de esa lucha que si bien la desarrolla en el campo de las letras, del mismo modo infunde optimismo y esperanza con su presencia y obra diaria en aquella desértica región.
Una de sus más recientes composiciones la dedicó a una escuela emblemática, la primaria "Profesor Rafael Ramírez Castañeda" con motivo del 75 aniversario de la fundación del plantel, una institución formadora de los hombres y mujeres que hoy sobresalen en los diferentes niveles del quehacer humano.
"Ojalá que de mi mente surja la inspiración para honrar a la escuela que inició mi formación… fundada en 1942 por "un sanjuanense muy querido, Elpidio G. Velázquez, general de división y gobernador del estado quien quiso que su pueblo natal tuviera una escuela digna y funcional", resalta María del Socorro en la parte inicial del trabajo memorizado.
Con una admirable capacidad de retención, la poetisa sanjuanense plasma toda una historia de la población y centra su relato versificado en la educación, el entusiasmo de los niños y sus maestros y el apoyo de los padres de familia, consiguiendo todos ellos -en los años setenta del siglo pasado- la federalización del plantel, lo cual significó más maestros, mejores sueldos y un avance educativo que alcanza en la actualidad un rango de bachillerato.
En el siglo 18 San Juan de Guadalupe surgió como una tierra promisoria, pero amenazada al mismo tiempo con anexiones de tipo político y más atrás con el asedio de los coahuiltecos, una aguerrida tribu del norte de México que mataba colonizadores con flechas envenenadas. Los primeros pobladores enfrentaron heroicamente esos desafíos y consiguieron que la región de vocación minera prevaleciera y siguiera perteneciendo al estado de Durango.
En las referencias que difunde Wilkipedia se califica de patriotas a los defensores de la soberanía local, una jerarquía que igualmente alcanzan los maestros que llevaron la educación a San Juan, vigorizada por las siguientes generaciones de docentes. Ellos también vencieron al desierto, pues eso es el extenso valle de estirpe duranguense.
María del Socorro rima sus sentimientos alrededor del plantel que la formó: …este templo de enseñanza llegó a ser uno de los mejores con (excelentes) profesores siempre dispuestos a cumplir con su deber" y del mismo modo extiende un reconocimiento a la fructífera tarea de los docentes: "los que aquí estudiamos hemos escalado peldaños, tuvimos buenos comienzos y seguimos avanzando. Me siento feliz de recordar a esa mi bella escuela que siempre habré de añorar".
San Juan de Guadalupe inspira y contagia, pero a la vez deprime por sus actuales condiciones; no hay trabajo, no hay empleo, las fuentes de abastecimiento de agua se han colapsado, una situación que deteriora la salud ambiental y afecta a los lugareños, pero la poetisa Enríquez Mestas al igual que el también poeta y profesor Raimundo Enríquez Salas, el escritor y docente Rafael Castañeda Ríos y de grata memoria también el licenciado Gonzalo Salas Rodríguez, entre otros connotados bardos e historiadores sanjuanenses, ayudan a aligerar la pesada carga con sus cantos y poemas, siempre enfocados a enaltecer la presencia de su tierra en el entorno nacional y extranjero.
San Juan ha sido cuna de grandes personajes encabezados por Bernardo Saldaña, líder del movimiento contra la anexión del municipio y el licenciado Luis Felipe Zubiría y Campa, el primer secretario de Hacienda del gobierno constitucionalista. Es muy larga la lista de sanjuanenses distinguidos, la cual incluye a periodistas y empresarios, banqueros y fabricantes, conferencistas de proyección nacional, políticos probos de larga trayectoria, poetas célebres, deportistas y en general el resto de las gentes que desarrollan día a día un trabajo honrado y productivo.
La sobrevivencia en aquel extendido páramo es un reto diario al que se enfrentan día a día los actuales residentes: 2,300 en la actualidad contra los siete mil de hace más de treinta años. El éxodo a tierras extranjeras, ha sido la principal causa de esa sensible disminución poblacional.
María del Socorro, integrante activa de la comunidad que fue su cuna, continúa entre los suyos; es optimista y agradecida con los emigrados que no olvidan sus raíces y las reafirman con sus remesas puntuales. Se ilusiona con un pronto resurgimiento minero, la vocación inicial de San Juan de Guadalupe y motivadora de los estudios y exploraciones que inició hace dos años una empresa canadiense con aquel propósito. Se transcribe una de sus composiciones:
El San Juan que antes eran ruinas, hoy tiene casas hermosas a pesar de no haber minas y fuentes de trabajo. Se construyen casas nuevas en el centro y hasta abajo.
El San Juan de hace 30 años, ahora está transformado con dinero de la gente que emigró al otro lado.
Siento una enorme alegría cuando llego a transitar por este bello pueblo, mi querido San Juan, porque lo veo tan cambiado por las lindas fachadas que hermosean todas las casas que están siendo edificadas. Me embarga la emoción cuando esas casas las miro con diseños que yo admiro.
Dios bendiga a mis paisanos porque al pueblo han transformado y a toda esa linda gente que trabaja al otro lado.
