Como hace un año con Dilma Roussef, la sombra del juicio político o "impeachment" se posa sobre el gobierno de Brasil, pero ahora con el presidente Michel Temer, contra quien el Supremo Tribunal Federal (STF) ordenó ayer abrir una investigación judicial tras la acusación de que es el centro de una trama de sobornos.
El juez Edson Fachin, magistrado que dirige en el STF la investigación sobre la llamada Operación Lava Jato, autorizó la apertura de las investigaciones contra Temer, como lo había solicitado el fiscal general del Estado, Rodrigo Janot.
La información deja en una situación todavía más delicada al presidente de la mayor economía de América Latina, cuya renuncia reclaman parlamentarios aliados y de la oposición desde el miércoles, cuando fue revelado que existen grabaciones que coprometerían al presidente.
Temer, en el poder desde mayo de 2016, sería investigado por supuestos delitos de obstrucción a la justicia y corrupción pasiva.
"No renunciaré, sé lo que hice y sé la corrección de mis actos. Exijo una investigación plena y muy rápida", dijo Temer, en un rápido pronunciamiento televisado desde el Palacio del Planalto, sede de la presidencia de Brasil.
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