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Desarrollo y educación

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SERGIO SARMIENTO

México exhibe un pésimo desempeño en todas las mediciones pese a que dedica muchos recursos al sector educativo. Gastamos más, en comparación con el producto interno bruto o con el gasto público total, que muchos países del mundo con calificaciones superiores.

El desarrollo económico usualmente viene acompañado de buena educación. No hay certeza acerca de si una cosa lleva a la otra, pero la experiencia nos dice que los países con un alto nivel de vida tienen sistemas educativos de calidad probada. Es verdad que algunas naciones con enfoques integrales de instrucción, como los de Europa oriental durante la época comunista, no lograron aceptables índices de desarrollo humano, mas cuando finalmente cambiaron de modelo sus escuelas ayudaron a promover mejores condiciones muy rápido.

Nadie sabe qué viene primero, si la educación o el desarrollo, pero un Estado que muestra de manera clara la relación entre una y otro es Corea del sur. En la década de 1950 los surcoreanos tenían un bajísimo nivel de desarrollo, similar al de las naciones africanas, la mayor parte de su población no sabía leer ni escribir.

La transformación del país, como la de otros 'tigres' del sudeste asiático, ha sido milagrosa. En apenas seis décadas uno de los destinos más pobres del planeta se ha convertido en una economía desarrollada. Un país que tenía un ingreso per cápita de apenas la mitad del de México en los años cincuenta, hoy es tres veces más próspero.

La importancia de la propiedad privada y la libertad económica en este salto hacia adelante queda de manifiesto en el hecho de que Corea del Norte, con el mismo pueblo, idioma y cultura, pero bajo un sistema comunista, sigue siendo todavía uno de los sitios más pobres del planeta.

No hay forma de establecer una relación causal entre educación y desarrollo, pero el desempeño académico de los coreanos del sur ha tenido un aumento tan espectacular como el de la economía. Este país, analfabeto a mediados del siglo pasado, tiene hoy calificaciones de excelencia en las pruebas comparativas internacionales, como las de PISA que miden el desempeño de estudiantes de 15 años en ciencias, matemáticas y uso y comprensión del lenguaje.

La buena educación no es sólo cuestión de recursos. Estados Unidos, por ejemplo, tiene un gasto enorme en su sistema escolar y sin embargo sus resultados en nivel básico y medio son decepcionantes. La República Checa, en cambio, tiene un presupuesto muy escaso, pero obtiene resultados significativamente mejores.

México exhibe un pésimo desempeño en todas las mediciones pese a que dedica muchos recursos al sector educativo. Gastamos más, en comparación con el producto interno bruto o con el gasto público total, que muchos países del mundo con calificaciones superiores.

Por otra parte, los maestros en Finlandia ganan menos que el promedio de los trabajadores de ese país, mientras que los docentes mexicanos tienen un ingreso promedio superior al de los asalariados nacionales. Así las cosas, el sistema educativo finlandés registra un desempeño muy superior al nuestro.

El sistema mexicano favorece al sindicato de maestros y a sus líderes, pero no educa mejor. Hemos vivido numerosas reformas mas ninguna ha llevado realmente a una mayor calidad en la instrucción. Hoy se están aplicado una nueva reforma y un nuevo modelo educativo. Quizá sea demasiado pronto para saber si estos esfuerzos serán exitosos. Lo que podemos decir hasta el momento es que seguimos pagando mucho dinero por la educación, pero con resultados decepcionantes.

Twitter: @SergioSarmiento

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