Siglo Nuevo

Confianza contra silencio

Mutismo Selectivo, callar para sentir alivio

Confianza contra silencio

Confianza contra silencio

MARIMAR CENTENO

Un miedo abrumador consigue afectar al nene al grado de enmudecerlo y paralizarlo; no manifestar gesto alguno es reconocer que no se siente capaz de superarlo, decidirse por callar le produce alivio.

El mutismo selectivo forma parte de los padecimientos asociados a la ansiedad del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría. Se presenta generalmente desde los primeros años de vida (su inicio suele ubicarse en la etapa preescolar). La característica esencial es una inhibición de la expresión verbal: el niño, a pesar de que ya puede hablar sin dificultad, elige no hacerlo en situaciones sociales específicas. Esto se hace evidente cuando el pequeño empieza a interactuar socialmente fuera del entorno familiar.

La falta de información en relación a este padecimiento puede ocasionar que se haga un diagnóstico equivocado, lo que impide indicar el tratamiento adecuado para abordar el problema y superarlo. Cuando los padres se enteran de que su hijo no socializa de la forma esperada, de acuerdo a la edad y la etapa del desarrollo que atraviesa, suelen atribuirlo a la timidez. Por esa vía pueden llegar a ejercer presión en el infante lo cual suele concretarse en un aumento de la angustia; el nene llega a experimentar sufrimiento al sentirse incapaz de adaptarse al entorno social o escolar.

SÍNTOMAS

Son varios los grados de este trastorno. Algunos niños disfrutan el contacto con sus pares, juegan sin problema alguno y sin embargo, permanecen en silencio. Hay quienes desarrollan algún tipo de habilidad para comunicarse con un amigo a través de gestos, signos o símbolos. A otros les resulta angustiante cualquier tipo de interacción y deciden aislarse.

Para detectar si el pequeño presenta este trastorno se consideran los siguientes criterios diagnósticos:

a) Una incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas, en especial aquellas (la escuela, por ejemplo) en las que se espera que use su voz.

b) Rendimientos escolar o laboral, además de la vida social, afectados por el silencio voluntario.

c) Pasar al menos un mes encerrado en uno mismo.

d) Está demostrado que no hacer uso de la voz no se debe a falta de conocimiento o por una incomodidad hacia el lenguaje requerido ante una situación social específica.

e) El mutismo no es causado por un trastorno de la comunicación (por ejemplo, tartamudeo) y no se manifiesta como parte de enfermedades como el autismo.

Los aquejados por mutismo selectivo pueden tener una predisposición genética a la ansiedad, les resultan angustiantes cosas como separarse de los padres, muestran signos de dependencia emocional, hacen berrinche de manera constante, su mal humor es constante, los llantos inesperados son comunes, así como los problemas de sueño derivados del miedo que llegan a sentir.

TEMOR

En los primeros años de vida las repuestas a las ansias se desencadenan al desenvolverse socialmente: en la escuela, lugares de juego o reuniones sociales. Aunque no exista ninguna razón lógica para temer, las sensaciones que el niño experimenta son tan reales como las que se desatan en una persona con una fobia. Un miedo abrumador consigue afectar al nene al grado de enmudecerlo y paralizarlo; no manifestar gesto alguno es reconocer que no se siente capaz de superarlo, decidirse por callar le produce alivio.

Un factor de riesgo es el entorno familiar. Guardar silencio en casa podría ser un indicador de maltrato infantil. Esa posibilidad debe descartarse ya que en ocasiones se interpreta el mutismo como un intento del pequeño por 'castigar' a sus padres cuando en realidad el silencio encubre un dolor profundo.

En el hogar, la paciencia es importante. Cuando el hijo no muestra mejoría suele desencadenarse impotencia y frustración en uno o ambos padres. No es recomendable esperar a que el niño supere solo el problema, es importante abordarlo desde el enfoque psicoterapéutico, trabajar en disminuir la angustia del afectado y avanzar gradualmente en la construcción de la confianza y seguridad que necesita para desenvolverse en el entorno que le genera resquemor, de manera que continúe con su desarrollo psicosocial.

Los tratamientos que han demostrado mayor efectividad se centran en cuestiones como aumentar la autoestima y la comunicación en entornos sociales. No se recomienda enfocar las baterías en lograr que el niño hable.

Cuando el ansia disminuye y la confianza aumenta, normalmente la verbalización aparece. Si esto no ocurre de forma espontánea, se pueden añadir técnicas para estimular el progreso. No es infrecuente que los especialistas diseñen tratamientos personalizados y que dentro de ellos la familia y el centro escolar estén contemplados.

CONFIANZA

Es posible superar el mutismo selectivo incluso sin ansiolíticos (medicamentos para la ansiedad). Dar al niño información sobre su funcionamiento interno y complementar su formación con técnicas dirigidas a reducir las respuestas ansiosas contribuyen a que la angustia, de forma gradual, desaparezca.

En un ambiente seguro, la 'desensibilización' expone paulatinamente al niño a algo que le genera temor como forma de ayudarle a superar el miedo. La dificultad de la situación se aumenta hasta que el paciente se sienta seguro de enfrentarla y comprenda que sus pensamientos no lo dañarán más.

Al tratamiento pueden incorporarse refuerzos positivos como dar recompensas al niño cuando cambie de comportamiento. Los especialistas aconsejan introducir estos premios una vez que la ansiedad del niño ha disminuido y el niño está preparado para trabajar con metas cortas.

Los beneficios del tratamiento se deben monitorear a través de los avances y objetivos cumplidos. No es inusual definir fases intermedias en las que el pequeño alcance progresos como señalar, asentir con la cabeza o utilizar algún otro medio para expresar sus necesidades.

Reconocer los logros, por muy pequeños que sean, y fomentar la autonomía proporcionará al infante la seguridad que necesita para desenvolverse sin temores en cualquier contexto.

Un ambiente de confianza y libre de expectativas hará que el niño sienta que sus temores son comprendidos y que cuenta con apoyo y cariño para superarlos poco a poco, sintiéndose acompañado. Las manifestaciones de amor, paciencia y tolerancia suelen tener efectos muy positivos en el tratamiento. Después de todo, una de las bases del desarrollo humano es el afecto.

Correo-e: @Marimar_Centeno

Confianza contra silencio
Confianza contra silencio
Confianza contra silencio
Confianza contra silencio
Confianza contra silencio
Confianza contra silencio

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Confianza contra silencio

Clasificados

ID: 1341403

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx