Hoy le comparto el aprendizaje de una nueva palabra: agnotología, que proviene a del griego agnosis, desconocer, desconocido y logía, el estudio de la ignorancia o duda culturalmente inducida, especialmente a la publicación de datos científicos erróneos o tendenciosos.
Seguramente usted ya captó de qué se trata el presente "Diálogo": comprender cómo nos manipulan en cuestiones de politiquería, con el uso de la técnica de análisis antropológico, sociológico y mercadotécnico.
Le insisto que me refiero como politiqueros a aquellos personajes que participan en la política sin tener los fundamentos profesionales y personales para aspirar, muy diferentes a los políticos -también tenemos, aunque muy pocos- quienes tienen vocación de servicio público y se desempeñan en la vida política aspirando o utilizando un puesto para servir a una sociedad en particular y que -muy justamente- reciben pago por sus servicios.
Le propongo que reflexione en las enormes diferencias, entre unos y otros, y que mencione a tres de cada tipo.
La palabrita fue mencionada por primera vez por Robert Proctor, historiador de la Universidad de Stanford, declarando que: "La ignorancia es poder… y la agnotología es la creación deliberada de ignorancia".
El término se utiliza para los propósitos aviesos de algunos profesionales que buscan que las personas tengan más dudas sobre ciertos hechos o circunstancias, utilizando técnicas de comunicación para generar ignorancia y, consecuentemente, desviar a la opinión pública.
Proctor, estudió a fondo el fenómenos de publicidad y mercadotecnia que se aplicó en el caso de la demostración del dañino efecto de fumar y el como se protegió -durante decenas de años- a la industria tabacalera que, sistemáticamente, negaba los efectos dañinos para la salud humana. De hecho, aún utilizan la mercadotecnia "aspiracional" para animar a las personas a fumar, porque "te da más personalidad, estatus social, marca diferencias entre los fumadores y los que no, y hasta consigue mayor actividad sexual". Los jóvenes caen y muchos viejos caímos en la trampa.
Tiene un remoto antecedente en los descubrimientos de Paul Joseph Goebbels - 1897-1945- doctor en filosofía graduado en la Universidad de Heidelberg en 1921, político alemán, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945, cercano colaborador de Adolf Hitler, a quien se le atribuye la frase: "una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad".
En la historia hay muchos casos para confirmar la manipulación de las masas, siempre buscando que se sumen a los fines de algunos locos -dentro de los polítiqueros- que de ser necesario distorsionarán la verdad hasta que la confusión llegue a ser de tal envergadura que paralizará las acciones ciudadanas.
Recuerde casos recientes, sobresaliendo la ignorancia generada sobre lo que puede ser o no verdad: seguimos confundidos sobre los hechos del 2 de octubre de 1968 y la verdad de la Matanza de Tlatelolco; desconocemos quién mandó matar a Colosio y hasta dudamos de si el autor sea Mario Aburto; ignoramos cual es el fondo y responsable de la megadeuda en Coahuila; los asesinos que crearon los cementerios clandestinos y muchas cosas más.
En todos los casos, aparecen evidencias que pronto son contrarrestadas con nuevas pistas y aparentes pruebas de culpabilidad o inocencia de personas; irrealidad de lo verdaderamente acontecido y posibles causas que generaron el evento en cuestión y eso no es casualidad. Recuerde que se afirma que "en la política no hay casualidades".
La corrupción florece con la aplicación de la agnotología y así son liberados asesinos seriales y del crimen organizado; o, en el caso reciente, aparecer túneles en prisiones que fueron construidos con tiempo y calma sin que nadie detectara la obra; también fallas en obras públicas que no presentan causas y responsables, transfiriendo responsabilidad de una dependencia a otra y de persona a persona. Los interesados en obstruir generan confusión -como ejemplo: las obras del metrobús de La Laguna- pudiendo lograr sus fines.
En tiempos electorales, como los actuales en Coahuila, se cuentan historias de los candidatos de todos los partidos y se generan especulaciones sobre verdades y mentiras, de tal suerte que la realidad se oculta o es desvirtuada. Cuente a los medieros de comunicación masiva que utilizan la Internet para desinformas, mentir, difamar y destruir reputaciones, sin contar todas las muchas verdades que también aportan los internautas.
La agnotología es aplicada despiadadamente, no sólo contra quienes son agredidos directamente, sino contra nosotros mismos, que recibimos desinformación abusando de nuestra confianza en que dicen verdad y a sabiendas de nuestra ignorancia sobre el tema; saben que "al difamar, algo queda" y eso significa votos.
Le pido haga conciencia de tal realidad y se ocupe en tratar encontrar la verdad, piense que lo que suceda con las elecciones tendrá consecuencia por los siguientes años y la agnotología lograría sus efectos. ¿Qué opina?
