Desesperado por su baja popularidad, el presidente Donaldo Trump intentó esta semana recuperar terreno a través de acciones de gobierno que lejos de ayudarle, habrán de complicar el panorama político y económico.
Primero sufrió varios reveses políticos, especialmente en cuanto a su disparatado proyecto del muro fronterizo y a su insistencia en castigar a las llamadas ciudades santuarios que protegen a inmigrantes en Estados Unidos.
Cuando está a punto de llegar a sus primeros cien días de gobierno, sólo el 42 por ciento de los estadounidenses aprueba el gobierno del magnate neoyorquino en lo que se considera la peor calificación en la historia política del vecino país.
De acuerdo a una encuesta del diario The Washington Post y la cadena ABC, más de la mitad de los entrevistados -exactamente el 53 por ciento-desaprueba la gestión de su nuevo presidente.
No obstante y contra lo que mucho piensan, la base electoral que votó a favor de Trump sigue fiel a su causa: el 94 por ciento de sus simpatizantes apoya al primer mandatario y sólo un dos por ciento dijo que lamentaba haber emitido su sufragio por el empresario.
Es quizá este 94 por ciento de votantes lo que mantiene a Trump firme en sus promesas controvertidas muchas de las cuales se han estrellado contra el sistema político y judicial de Norteamérica.
Esta semana el proyecto de la barda fronteriza tuvo que ser aplazado. Advertido de que la partida presupuestal de 1,000 millones de dólares para la construcción del muro sufriría la misma suerte que el Trumpcare, el presidente optó por retirar la iniciativa y esperar al mes de septiembre cuando se discutirá el presupuesto de 2018 en el Congreso.
Resulta que no sólo los demócratas se oponen al levantamiento de una barda en la frontera, sino también los legisladores republicanos de los estados fronterizos quienes difícilmente podrán justificar entre sus electores un proyecto tan ofensivo para los mexicanos y tan inútil para los propósitos planteados.
El segundo fracaso de la semana de Trump fue la decisión de un juez federal de California de bloquear el decreto presidencial que amenaza con retener fondos a las ciudades santuario que supuestamente se niegan a cumplir las leyes de inmigración.
Las ciudades santuario, tradicionalmente gobernadas por demócratas, no colaboran con las autoridades federales en la persecución de los indocumentados. Entre ellas se ubican San Francisco, Nueva York, Chicago, Washington y Los Ángeles, entre mucha otras.
Pese a todo Trump tuvo un logro importante en esta semana al lanzar su reforma fiscal que propone reducir el impuesto sobre la renta de las empresas el 35 al 15 por ciento, una audaz acción que ya veremos si pasa la guillotina en el capitolio de Washington.
La iniciativa propone cambios importante para facilitar las declaraciones de los contribuyentes, otorga facilidades para la repatriación de capitales y desaparece el impuesto para la sucesiones, un cargo fiscal por demás odiado en la Unión Americana.
La reducción del 35 al 15 por ciento del impuesto a las empresas enfrentará un gran obstáculo en las votaciones de los legisladores toda vez que implica un aumento de dos mil billones de dólares en el déficit fiscal durante los próximos diez años.
Por último, el equipo de Trump deslizó el miércoles temprano la versión de que el gobierno anunciaría su retiro del Tratado de Libre Comercio en un intento de obligar a México y Canadá a entrar en negociaciones de manera inmediata y bajo la presión norteamericana.
Sin embargo, por la noche Trump salió al ruedo para aclarar que su país desea negociar con ambos países y descartó la posibilidad de abandonar el tratado.
La filtración provocó revuelo en los medios económicos de los tres países, en México el peso sufrió una sensible recaída y lo mismo sucedió con la Bolsa Mexicana de Valores.
En suma, estos primeros cien días son apenas una muestra de los cuatro años convulsos, inestables e impredecibles que esperan a México en su relación con los Estados Unidos. Simple y llanamente será una larga pesadilla.
APUNTE FINAL
La última encuesta del diario Reforma coloca ligeramente arriba a la candidata de Morena en el estado de México, Delfina Gómez. Sólo un punto abajo aparece el candidato del PRI, Alfredo del Mazo, mientras que la panista Josefina Vázquez Mota ocupa un lejano tercer lugar… ¿Se imaginan una victoria del partido de López Obrador en el estado natal del presidente Peña Nieto?
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