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La columna del perro

M.V.Z. MIGUEL DÁVILA DÁVILA

QUIERES MÁS AL PERRO QUE A MÍ

Con mucha frecuencia, escuchamos este tipo de comentarios, que la mayoría de las veces son en son de broma, aunque en el fondo lleva cierta carga de verdad y cuando a mí me preguntan qué pienso al respecto, les respondo que para mí, con todo y que quiero mucho a los animales, siempre serán por supuesto primero las personas.

Creo que el cariño que se le tiene a cualquier animal, perro, gato, pájaro, caballo, etc., no es lo mismo que se le tiene a una persona. El cariño hacia una persona es filial, o es fraternal, en cambio, el cariño hacia una mascota es de empatía, de nobleza, de lealtad, de agradecimiento, es un cariño totalmente incondicional. Los parientes por ejemplo ya sean hermanos, hijos, padres, primos, no los escogemos, nos tocan y ya, entonces el cariño hacia ellos empieza por el parentesco y continúa sólo si se le cultiva y se hace recíproco entre las partes.

La diferencia con el cariño hacia una mascota, es que éste no es por la obligación, sino por empatía natural, o algunas veces es cariño a primera vista, en otras ocasiones es cariño a base de ganarse la confianza poco a poco, pero en todas las ocasiones, el resultado final es el mismo, nos quieren las mascotas a nosotros sin condición, sin importarles nuestro físico, sin importarles nuestros bienes materiales los tengamos o no, sin importarles si somos o no populares, sólo requieren de un poco de atención, cuidados y comida, para que vuelquen todos sus sentimientos sobre nosotros.

Es porque nos duele mucho el desprendimiento de ese cariño, cuando la mascota se nos llega a extraviar de manera accidental o cuando por desgracia fallece.

Por otro lado, he visto y vivido en carne propia la interrelación de ambos cariños, el que tenemos hacia nuestros seres queridos, que es el primero y más importante, y el que tenemos a nuestras mascotas, ya que en ambos cariños nos ayudan a hacer llevadera la rutina de la vida diaria, nos relajan y nos alejan de los problemas cotidianos, y por lo general, este cariño nos ayuda a vencer ciertas actitudes negativas y nos hacen las mejores personas para con los demás. Los niños que se crían junto con una mascota, cualquiera que ésta sea, tienen por lo general mejor comportamiento, además de que se les va formando un sentido de responsabilidad que muy probablemente les ayudará para ser responsables en la vida adulta, no sólo para los animales, sino para las personas que serán su familia, así como para con sus padres y sus hermanos.

Concluyo en que no se puede querer a una mascota más que a una persona, ya que el cariño y la intensidad de este son siempre diferentes.

Y AHORA PARA TERMINAR, UNA GOTA DE FILOSOFÍA: UN GRAN ERROR ES ARRUINAR EL PRESENTE, RECORDANDO UN PASADO QUE YA NO TIENE FUTURO.

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