En menos de lo pensado ya estamos en el cuarto mes del año y en plena Semana Santa, el período de mayor trascendencia y significado para la religión cristiana.
Es una época preciosa para reflexionar sobre nuestra existencia y especialmente sobre la importancia de vivir en este mundo en tiempos tan complejos e impredecibles.
Suponemos que este artículo será leído sólo por aquellos mexicanos que han decidido quedarse en casa y no vacacionar por razones diversas.
Ya sea porque tienen el plan de descansar o mejor todavía de participar activamente en las celebraciones religiosas de esta semana. Si usted no es practicante o se ha alejado de la religión católica, aproveche estos días para visitar el templo más cercano y asistir a sus servicios.
Ahí encontrará de todo y para todos: la ceremonia del lavado de pies que hizo Jesús a los apóstoles; la última cena donde Cristo delata la traición de Judas Iscariote; el Vía crucis del Viernes Santo cuando Cristo es vejado y crucificado; la soledad de María del Sábado Santo, la Vigilia Pascual que es considerada la principal celebración cristiana del año y que se funde con el Domingo de Resurrección cuando Jesús redime y libera del pecado a la humanidad.
Es finalmente este domingo, también llamado de Pascua, cuando el dolor y el gozo se mezclan para dar paso a la gran celebración del mundo cristiano que se manifiesta en la purificación del hombre, la liberación de sus pecados y en suma la apertura del Reino de los Cielos para todo ser humano.
En las lecturas del Evangelio de los días previos al Viernes Santo se narra de manera destacada la traición del apóstol Judas Iscariote, quien por 30 monedas de plata decide entregar a Jesús. Para ello llegó al extremo de besarlo en la mejilla con el fin de que los guardias lo arrestaran.
Fue tal su sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento que Judas intenta devolver el botín con las monedas y al no ser aceptadas termina por colgarse de un árbol con una soga.
La pregunta es, ¿cuántos Judas tenemos hoy en nuestro alrededor que sin darnos cuenta están al acecho para traicionarnos a la primera oportunidad e impedir que sigamos por el camino adecuado?
O peor todavía, ¿cuántas veces hemos nosotros actuado como el apóstol traidor al difamar a nuestro hermano, amigo o competidor? ¿Cuántas ocasiones hemos preferido ganar algunos miles de pesos extra sin importar que para ello tuvimos que aplastar al compañero de al lado al tiempo que echamos por la borda nuestros valores morales y principios éticos?
Los pasajes evangélicos de esta Semana Santa nos recuerdan que de nada valen las riquezas, el poder, la arrogancia y la soberbia. Cristo enseña a la humanidad que la humildad, la capacidad de perdonar y el amor a nuestros semejantes es a final de cuentas lo verdaderamente trascendente.
¿Cómo explicar que Jesús, el hijo de Dios, se pone a lavar los pies a sus discípulos cuando debía ser completamente al revés? ¿Por qué acepta con fortaleza y sumisión tan doloroso castigo cuando pudo haber evitado en cualquier momento su pasión, crucifixión y muerte?
Aprovechemos, pues, estos días para recordar que nuestra vida es pasajera y que tenemos todavía mucho que perdonar, compartir, amar y corregir. Cristo es sin duda el mejor ejemplo a seguir sin ignorar que los tiempos son cada vez más difíciles para imitarlo. Valdrá la pena intentarlo, cuando menos durante esta semana de reflexión, recogimiento y alegría.
REVIVE TRUMP
De nuevo el presidente norteamericano Donald Trump busca ganarse a como dé lugar los titulares de los medios internacionales. En cuestión de días lanzó duros vituperios contra el Tratado de Libre Comercio, retomó el plan de construir el muro fronterizo y ordenó el lanzamiento de misiles contra una base militar de Siria. La última acción se justifica por los excesos del régimen sirio, pero en los otros dos temas le convendría mantener la boca cerrada porque sus propios colaboradores han ponderado los beneficios del TLC y han puesto en duda la construcción del mega muro… ¿Alguien podría explicar la gran diferencia que existe en el tipo de cambio bancario con las casas de cambio? Mientras que en los bancos el dólar libre se vende a razón de 18.90 pesos en las instituciones cambiarias de la frontera el dólar se consigue en 17.50 pesos e incluso menos. ¿Alguien estará haciendo su agosto con tan enorme brecha?
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