Cruzar la frontera de forma ilegal, así como ayudar o proporcionar los recursos para hacerlo -un 'negocio en auge', según Sessions-, será una ofensa muy grave. (ARCHIVO)
El gobierno de Estados Unidos elevó ayer martes la presión sobre los migrantes indocumentados, al ampliar los casos que serán considerados delitos, lo que volverá a más personas prioridad de persecución y expulsión de los agentes fronterizos. "Esta es una nueva era. Esta es la era de Trump", justificó el fiscal general estadounidense, Jeff Sessions.
Sessions viajó a la frontera entre México y Estados Unidos -pasó el día en los alrededores de Nogales, en Arizona-, donde presentó un nuevo memorándum que instruye a los funcionarios de su cartera -abogados y fiscales federales- a "incrementar esfuerzos" para hacer cumplir las leyes migratorias e incluye una serie de "ofensas migratorias" como "gran prioridad" para las agencias de protección de frontera y persecución de migrantes.
"Para aquellos que siguen intentando ingresar ilegalmente a este país, están advertidos: esta es una nueva era, esta es la era de Trump", explicó. Hasta ahora, el equipo de Sessions sólo había amenazado de forma directa a aquellas instituciones y administraciones locales que se negaran a colaborar con las fuerzas de migración, las denominadas "santuario", con quitarles fondos federales sin no cooperaban en la detección de indocumentados.
A partir de la aplicación del nuevo memorando, cruzar la frontera de forma ilegal, así como ayudar o proporcionar los recursos para hacerlo -un "negocio en auge", según Sessions-, será una ofensa muy grave y tendrá prioridad en su persecución judicial por parte de la fiscalía federal. En el mismo registro se situará la falsificación de documentos, la resistencia a agentes de migración o el reingreso al país tras una expulsión o deportación, según el documento de tres páginas.