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Orgullo y exceso del Camaro ZL1

Nuevo. Los amantes de la velocidad están contentos por el  nuevo Camaro ZL1, con una transmisión automática de 10 velocidades.

Nuevo. Los amantes de la velocidad están contentos por el nuevo Camaro ZL1, con una transmisión automática de 10 velocidades.

AGENCIAS

Las buenas noticas cuentan y deben contarse rápido: la transmisión automática de 10 velocidades desarrollada específicamente para el rey de los Camaros es maravillosa. En un mundo que quiere ser dominado por las blandas CVT, resulta muy placentero sentir con tanta claridad esa progresión infinita de cambios, esa carrera por domar el torque inmenso del V8 de 6.2 litros. ¿Extrañaremos en México la transmisión manual de 6 velocidades? Probablemente, no. Acaso en las pistas un número muy reducido de pilotos pueda pedir a gritos por ella.

El mérito tremendo de su transmisión representa la primera certeza que obtuvimos tras el volante del 'Camaro con motor de Corvette' (las comillas no son irónicas, para nada: esa es la frase usual para brandearlo). Otra forma en que han vendido al Camaro ZL1: el auto que por fin compite con los mejores supercoupés europeos. ¿Es así? Comprobarlo nos haría entrar en un juego de cifras, mediciones y tiempos en pista que quizás resultaría ocioso. Este es el terreno de las sensaciones. Y, la verdad, creemos que resulta injusto para el Camaro, un nombre de leyenda en la historia más auténtica de la industria gringa, quererlo encuadrar en esa competencia, a fuerzas. Vamos, no necesita comerse a ningún Audi o BMW. Lo apreciamos como es, como la evolución más acabada (en esta versión ZL1) de una línea de dinosaurios carnívoros que posiblemente se acercan a la extinción entre autos eléctricos y sustentables, pero lo hacen con un rugido fabuloso.

Es muy extraño de decir, pero en el ZL1 se aprecia también un intento por el refinamiento. Queremos decir: cada vez quedan más lejos esos tiempos del plástico "boy racer", del juguete Transformer, del estilo gritón. Un detalle que nos parece elocuente: los calipers Brembo no están pintados de rojo, un rasgo casi de cajón para cualquier modelo que quiere sacar pecho de su deportividad. Se presentan con un gris más bien sobrio.

Otras percepciones: la cabina tiene la función de concentrar al piloto en las labores de conducción. Más allá de la pantalla de infoentretenimiento, con el flash típico de Chevrolet, los grandes botones, las lucecitas abigarradas o los "displays" estilo Tron brillan por su ausencia. Y sí, todo eso estaba presente en Camaros nada lejanos. Además, el tacto de la gamuza en el volante y los asientos es exquisito, sin llegar a ser innecesariamente opulento. Todo un logro.

¿Y el manejo? En esas Goodyear Eagle F1 de tan bajo perfil (desarrolladas específicamente para el Camaro), en conjunción con una suspensión obviamente rígida, transmite cada imperfección del camino, cada pliegue. Esa 'calibración' es de cajón para cualquier automóvil que quiere romper récords en pista, pero abona bastante a la creencia de que estos autos no son prácticos en el fondo. Quizás no importa. Estamos en el territorio de los caprichos, de los sueños de niñez cumplidos.

A pesar de lucir voluminoso, con pocos kilómetros tras el volante el Camaro ZL1 transmite confianza ("puedes manejarme sin temores, anda"). Los asientos Recaro no atosigan a cambio de sujeción, lo que ocurre en muchas ocasiones con automóviles de esta vocación. Vamos, que el ambiente interior es sorprendentemente civilizado y a la vez funciona como un lugar para la diversión digital, con ese sistema llamado Performance Data Recorder que graba y analiza los datos de conducción personales. GM dice que sirve para lograr un manejo más preciso y eficiente. Nosotros opinamos que se trata de un regalito para una generación crecida en la misión de superar sus propios récords de videojuego.

Y aquí llegamos al dilema de mercadeo: este auto querría ser un sueño para el "millennial", pero eso no es posible ya: más allá de las cuestiones presupuestales, los sueños de libertad de esta generación joven pasan por otros valores. En algún momento de la década de 1960, un "muscle car" prometía excitación a los postadolescentes tempranos. El mundo cambió demasiado y Camaro lucha por mantener su identidad. Pero sería una lástima que esta interpretación tan buena de la velocidad americana se redujera a sólo una manera de superar la crisis de los 40.

Ficha técnica

⇒ Motor: 6.2 litros / V8 supercargado

⇒ Potencia y torque: 650 hp / 650 libras/pie

⇒ Transmisión: Automática de 10 velocidades

⇒ Precio: $1,250,000

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Escrito en: Automóviles

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