El pasado viernes fuimos invitados, Francisco Valdés y un servidor, a presentar el libro "Arsénico. Perspectiva epidemiológica, ambiental y de salud", en el que un colectivo de 24 especialistas del área biomédica de la Universidad Autónoma de Coahuila y otras instituciones afines, coordinados por Javier Morán y José Javier García, en nueve ensayos y artículos científicos exponen los resultados de varios estudios sobre esta temática, los cuales vale la pena comentar.
Iniciamos con la narrativa del libro, su estructura y contenido, y posteriormente lo contextualizamos como uno de los graves problemas que se enfrentan en la Comarca Lagunera. En él se aborda una explicación sobre el arsénico y la situación mundial en que se encuentra, el fenómeno denominado arsenicismo y la presencia de éste en nuestra región, los impactos que tiene en la salud reproductiva, como factor de riesgo que provoca cáncer y los daños cognitivos en la población.
Para quienes desconocemos, nos ilustran que el arsénico es un elemento químico presente en la naturaleza en 200 formas minerales en el suelo, aire, agua y rocas, no se destruye y cambia su forma química al reaccionar con el oxígeno y otras moléculas; plantean que el problema de la existencia de este metaloide reside en los riesgos de exposición que tiene la población al entrar en contacto con él, particularmente de ingesta por el tracto respiratorio y gastrointestinal en una carga corporal por encima de los límites de tolerancia que presenta el organismo, es decir, que daña la salud humana.
Cuando esto ocurre se presenta el fenómeno llamado arsenicismo, existiendo registros en 37 países, siendo uno de ellos México. Cuando la intoxicación con arsénico proviene de la ingesta de agua contaminada, el fenómeno se llama Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE).
Para que estos daños ocurran, depende de: 1) la concentración de arsénico en el agua ingerida, 2) el compuesto arsenical que se ingiera, 3) la susceptibilidad de la población que la ingiere y, 4) el tiempo durante el cual la consuma. Los autores y otras fuentes han datado las concentraciones de arsénico en el agua en diferentes sitios y durante diferentes longitudes de tiempo, existiendo evidencia de que hay en la región sitios y cohortes generacionales de la población críticos, tal es el caso de aquellos que se ubican en los espacios rurales periféricos de la zona metropolitana, pero aún en el valle agrícola, las cuales rebasan considerablemente los límites permisibles que establece la Norma Oficial Mexicana que regula la calidad del agua para consumo humano.
Establecen también que los compuestos arsenicales son claves en la afectación de la salud de la población, unos más tóxicos que otros, destacando como aquella más vulnerable es la que reside en comunidades de esos espacios rurales, con mayor impacto entre los niños, sobre todo con desnutrición, u otros sectores como las mujeres embarazadas y, peor que eso, que presentan prolongados períodos de exposición. Éstos se reducen cuando aplican medidas temporales y parciales para evitar los riesgos, tal es el caso de las redes de distribución creadas para cambiar la fuente de agua para esas poblaciones o ahora los filtros a pie de pozo donde se extrae el agua, pero no resuelven el problema.
Si bien denotan que en La Laguna esta ingesta tóxica se presenta combinada o asociada a otras sustancias químicas que también actúan como agentes ambientales que dañan la salud humana, es el caso de los plaguicidas, la alta concentración de arsénico es identificada como un agente ambiental que está provocando este problema de salud pública crónico, cuya asociación con otros agentes multiplica o potencializa esos daños.
Uno de los impactos estudiados por los autores del libro es en la salud reproductiva de hombres y mujeres, particularmente en esos espacios rurales. Han detectado que es un factor de riesgo que incide en la infertilidad, disfunción sexual y abortos; mencionan un estudio que realizaron donde diagnosticaron que el 87 % de la población analizada presentaba baja calidad espermática. También explican que produce vulnerabilidad genética porque inhibe la reparación del ADN.
Otro de los efectos en la salud humana es su asociación con enfermedades crónicas degenerativas como la diabetes mellitus y cáncer. Han asociado una mayor prevalencia de la primera en aquellas poblaciones que presentan los casos donde ocurre el HACER, pero también a diferentes tipos de cáncer: en piel, hígado, pulmón, próstata, vejiga y riñón. Está documentado por la comunidad científica que la ingesta de agua con altas concentraciones de arsénico provoca cáncer, al ingresar en el organismo se biotransforma, sus metabolitos lo producen.
En La Laguna hay una discusión si esto ocurre localmente, si el agua contaminada con arsénico es la causa de la propagación de este tipo de enfermedades debido a que existen otros agentes que se combinan con éste, incluyendo otros elementos químicos como el flúor, que también aparece con altas concentraciones; se dice que sin los estudios puntuales es difícil determinar con precisión que la aparición de células cancerosas en las personas obedezca a este agente particular. Los autores del libro al realizar estudios específicos en un entorno como el regional, concluyen que es uno de los factores de mayor riesgo cuando la exposición es alta, aparecen los síntomas, además de que para resolver el problema no se reduce a atender los pacientes que ya padecen estos daños, sino que hay que reducir los riesgos de exposición.
Otro efecto preocupante es el daño cognitivo que provoca en la población, también de manera predominante entre los niños al asociarlo con el desarrollo del coeficiente intelectual. El libro ofrece información científica donde el trabajo de investigación identifica esta grave problemática que se suma a los demás retos que enfrentamos los laguneros, es un aporte crucial que traspasó el ámbito de divulgación de las comunidades científicas al ciudadano común, por ello es un libro que debemos leer.
