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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

Una sombra amenaza el proyecto sucesorio del priismo moreirista, es la sombra del Profe Humberto. Eso es lo que andan diciendo los agoreros del apocalipsis político coahuilense tras el anuncio de que el exgober irá en pos de una curul por la vía plurinominal con fuero incluido, no vaya a ser. Del hecho y sus consecuencias se han levantado todo tipo de especulaciones. Que si el pleito entre los hermanos Moreira es real o es una simulación. Que si don Humberto no quiso entrarle a la contienda por un distrito por temor a no conseguir los votos suficientes o por tener la oportunidad de recorrer toda la entidad apoyando a los aspirantes del Partido Joven. Que si el PRI de Enrique Ochoa va a proceder a expulsarlo debido a que ya anda bateando en otro equipo, aunque amigo, o si lo dejará hacer su campaña y mejor volteará la vista hacia otro lado.

Pero más allá de esto, lo más importante está en ver qué tanto va a afectar la presencia del Profe Bailarín a la campaña de Miguel Riquelme. Porque es de todos sabido que el hoy aspirante a diputado local es una figura por demás incómoda. Por una parte los riquelmistas no le puede hacer el feo, ya que aún cuenta con cierto capital político, a pesar de todo. Y por la otra, tampoco se pueden tomar la foto con él, ya que eso representaría prácticamente la condena de don Miguel a no crecer entre el electorado independiente, con un alto riesgo de ver disminuidos sus votos. Dicen los que saben que el mejor escenario para el candidato a la gubernatura del tricolor sería que don Humberto se mantuviera lo más tranquilo y discreto posible, cosa que se antoja difícil, dado su temperamento. Si esto no ocurre, dicen, lo ideal es que mantuviera sus dardos apuntando hacia otro lado, por ejemplo hacia su hermano, como lo ha venido haciendo hasta ahora, o hacia los panistas, como lo hizo el domingo con Calderón. En el primero de los casos, el gober Rubén ya dio muestras ayer de que no pretende responder a ningún señalamiento proveniente del exgober Humberto, aunque sean los más duros que haya recibido en todo su sexenio. Curiosa situación para un mandatario provincial que ha demostrado tener la mecha muy corta en la menor provocación, ¿por qué será? Conste que es pregunta. En el segundo de los casos, se corre el alto riesgo de reforzar la idea de que la elección del 4 de junio será un referéndum entre más de lo mismo o mejor otra cosa, y que los panistas, siendo los antagónicos de la marca Moreira, puedan vender la idea de que esa otra cosa sólo ellos la pueden alcanzar. Habrá que ver.

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Como era de esperarse, la guerra de encuestas se ha reactivado de cara al arranque de las campañas electorales que se dará una vez que inicie abril. En esta ocasión los que han abierto fuego son los panistas, quienes desde ayer han puesto a circular una encuesta en la que juran y perjuran que su candidato, Guillermo Anaya, está a la cabeza con una diferencia de 4.5 puntos porcentuales, seguido del priista Miguel Riquelme, y atrás, aunque no tan atrás, el morenista Armando Guadiana. Con estos datos de preferencias electorales, los blanquiazules pretenden hacer correr la especie de que se encuentran en una posición inmejorable para conquistar la anhelada alternancia. No obstante, los tricolores también tienen sus sondeos que, según dicen, pondrán a circular cuanto antes para contrarrestar el embate panista. Según los números priistas, don Miguel estaría entre 10 y 12 puntos arriba de don Memo, lo que le daría la suficiente ventaja para levantar los brazos el domingo 4 de junio. Sin embargo, si se revisan los números que el actual gober, don Rubén, traía hace seis años, con una aplastante ventaja de 3 a 1 y hasta 4 a 1 sobre el mismo Anaya, pues la cosa no está como para presumir mucho en el cuartel riquelmista. Lo cierto es que resulta complicado creer a los números de cada equipo, ya que nunca nadie reconocerá, mucho menos a días de iniciar la campaña, que está abajo en las preferencias. Tal vez un norte más certero lo puedan dar las encuestas independientes realizadas en la Capirucha del Esmog, que marcan una ligera ventaja para el priista, sino es que un empate técnico. O sea, parejos, pues.

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Cuentan que además del Profe Moreira I, el que también puede perder sus derechos de militante priista es Carlos Rojas Gutiérrez. Nuestros subagentes disfrazados de matracas tricolores despintadas y vueltas a pintar de blanco, nos cuentan que don Carlos será el estratega de campaña del Corcel Negro, Javier Guerrero, quien hace unos meses dejó las filas del PRI para ir en busca de la Silla Máxima del Palacio Rosa. Rojas Gutiérrez se presenta como colosista, aunque algunos lo ubican como salinista y otros como zedillista. Y es que el todavía priista trabajó en los últimos dos sexenios tricolores antes de la alternancia foxista, con Carlos Salinas de Gortari alias “El Innombrable”, y Ernesto Zedillo Ponce de León, en la Secretaría de Desarrollo Social, en donde conoció a Guerrero e hizo buenas migas con él, aunque algunos dicen que su contacto viene desde las excursiones políticas de los Salinas en Batopilas. El futuro coordinador de campaña independiente fue también senador pluri por el PRI y en este sexenio ocupaba una pequeña cartera en la Sedesol de Rosario Robles, en donde operaba parte de la polémica Cruzada contra el Hambre. Dicen que cansado de esperar mejores oportunidades, decidió bajar aún más su perfil para luego unirse con el Corcel Negro en esta aventura que está por iniciar. Dicen los conocedores que Rojas le aportará a Guerrero la experiencia en el manejo de las redes de los programas clientelares -perdón, sociales- aunque sin recursos oficiales, pues está complicado.

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Cuentan que una extraña desaparición se ha registrado en la sala de Cabildo del Ayuntamiento de Torreón. Pero no crea que se trata de los regidores que saltaron como chapulines en pos de una curul, algunos de los cuales, ante el ninguneo -perdón, futuro proyecto- de su partido, tuvieron que regresar a sus puestos. No. Nos referimos a una de las fotos de los exalcaldes que adornan las paredes del recinto edilicio. Resulta que, según las fotos y comentarios que comenzaron a circular con fuerza ayer en las redes virtuales, todos y cada uno de los sonrientes excalcaldes siguen en su lugar de siempre salvo uno: Jorge Zermeño Infante. Esta ausencia fue vista por los amantes del sospechosismo como una curiosa estratagema para desaparecer la imagen de la sede del gobierno local de quien hoy busca volver a ser alcalde tras 20 años de su primer mandato. Pero no faltó quien dijo que el retiro temporal del cuadro se debió a una reparación y que pronto volverá a su lugar. Lo curioso es que la foto que no se ha movido de su lugar es la de Guillermo Anaya, quien también es candidato, aunque por la gubernatura. Todo un misterio para Sherlock Holmes.

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Por sus primeros regidores los valoraréis. Ya que andamos con el asunto de la contienda por la alcaldía torreonense, la planillas de suspirantes a ediles de cada uno de los candidatos con mayor posibilidad de triunfo evidencia cosas interesantes respecto a las cucharas que entraron a repartir el pastel. En el caso del priista Miguel Mery, en la primera posición aparece Eduardo Carmona, un empresario que ha ocupado varios cargos en organismos de la IP local y que siempre se ha presentado como ciudadano antes que político. Pero dicen los que saben que don Lalo es un viejo conocido del actual grupo en el poder local, ya que su familia ha estado muy vinculada desde hace años a apellidos como Riquelme, Morán y el mismo Mery. Con este perfil, dicen los maliciosos, don Miguel pretende introducir una especie de Caballo de Troya en las asociaciones civiles con el fin de tejer redes que refuercen la fachada ciudadana de gobierno que se viene construyendo desde organismos como el Implan. En la acera de enfrente, con Jorge Zermeño, aparece en primer lugar José Ignacio García, quien hasta hace no mucho tiempo fuera dirigente municipal del PAN y que no precisamente es gente cercana al aspirante a alcalde. Resulta que don Nacho es gente de Luis Fernando Salazar, quien por lo visto no quiere ceder sus cotos de poder en el segundo ayuntamiento más importante del estado y mucho menos ahora que no le dejaron ser el unido para la gubernatura. Nuevamente la mano de don Luis estará presente en el Cabildo, ya que hay que recordar que la actual síndica de Vigilancia, Gaby Casale, también forma parte del equipo del senador. Y como usted sabrá, enterado lector, tanto Carmona como García tienen su puesto asegurado, gane o pierda su gallo.

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