REFRANERO DEL QUIJOTE DIOS, QUE DA LA LLAGA, DA LA MEDICINA

El Quijote II, 19

Camino a las bodas de Camacho, el rico, con Quiteria la hermosa, don Quijote y Sancho Panza se enteran por boca del "estudiante bachiller" que Basilio, quien es pobre, "se enamoró de Quiteria desde sus tiernos y primeros años, y ella fue correspondiendo a sus deseos con mil honestos favores; tanto que se contaban por entretenimiento en el pueblo los amores de los dos niños Basilio y Quiteria".

Por eso, cuando Basilio supo que la hermosa Quiteria se casaba con Camacho el rico, escribe Cervantes que "nunca más le han visto reír ni hablar razón concertada, y siempre anda pensativo y triste, hablando entre sí mismo, con que da claras y ciertas señales de que se le ha vuelto el juicio: come poco y duerme poco…. Mira de cuando en cuando al cielo, y otras veces clava los ojos en la tierra…. En fin, él da tales muestras de tener apasionado corazón, que tememos todos los que le conocemos que el dar el sí mañana la hermosa Quiteria ha de ser la sentencia de su muerte".

"- Dios lo hará mejor -dijo Sancho- que Dios, que da la llaga, da la medicina; nadie sabe lo que está por venir".

Y Sancho tuvo razón, al conocerse más adelante el feliz desenlace de esta historia.

Varias décadas después de la muerte de Cervantes, hacia mediados del siglo XVII, Luis Galindo hizo referencia a un par de versiones de este refrán, que dicen: "Quien hizo la llaga, ése la sana" y "El que dio la herida da la medicina", con un comentario que suena familiar a los mexicanos: "que un clavo saca a otro, porque es remedio a la pasión amorosa".

@jagarciavilla