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Aprendiendo a respirar

Ejercicios para mejorar tu salud

Aprendiendo a respirar

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Cristina Garza

Un respiro y una última exhalación determinan nuestra vida y muerte, son el inicio y el fin dictados a través de una función inherente de nuestro sistema.

Respirar puede ser tan sistemático para el ser humano, que la mayoría de las ocasiones pasa desapercibido hasta que algún problema se presenta; esto debido a que la respiración es vital para varios procesos de nuestro sistema.

El hecho de llevar oxígeno a nuestros órganos y tejidos, y ser conscientes al momento de hacerlo se ha convertido en un lujo de la actualidad, especialmente cuando la mayoría vive en un entorno ajetreado.

Un mejor estado de salud puede empezar desde una buena respiración, así que aquí te explicamos todo lo que debes conocer acerca de la importancia de respirar bien y sobre todo cómo puedes lograrlo desde ejercicios sencillos implementados en tu día a día.

¿Qué sucede?

Cuando inhalamos y exhalamos, nuestro diafragma se contrae y se mueve hacia abajo, estos movimientos incrementan el espacio de nuestra cavidad pulmonar en donde se expanden los pulmones.

Los músculos que se sitúan entre las costillas también ayudan a acrecentar la cavidad y al contraerse jalan la caja torácica hacia arriba y hacia afuera.

Al tiempo en el que se expanden los pulmones, el aire aspirado llega a través de la tráquea para finalmente entrar por las delgadas paredes de los alvéolos.

Ahí es donde entra en acción la proteína llamada hemoglobina, la encargada de mover el oxígeno desde los alvéolos o bolsas de aire hasta la sangre.

En ese proceso el dióxido de carbono, el gas que ha viajado por el lado izquierdo del corazón, se remueve para llevar la sangre limpia y oxigenada de nuevo al resto del cuerpo.

En la exhalación el diafragma se relaja y se mueve hacia arriba de la cavidad. Los músculos de las costillas se contraen y reducen el espacio del pecho. A medida de que el espacio se hace más pequeño, el aire que contenía el dióxido de carbono es forzado a salir de los pulmones y la tráquea, para finalmente desembocar en la nariz o la boca.

El poderoso mecanismo

Nuestros pulmones son entonces los encargados de alimentar nuestro sistema de oxígeno, estos lo pasan a nuestro torrente sanguíneo en donde se precipita hacia los tejidos y órganos que lo requieren para funcionar.

El oxígeno es vida y energía para nuestras células, y si nuestro cuerpo no exhalara el dióxido de carbono del sistema, nuestros tejidos rápidamente morirían.

Además de todo, este vital y poderoso mecanismo tiene repercusiones positivas para nuestro bienestar general. La primera de ellas es que tiene la capacidad de reducir la ansiedad y por lo tanto de proporcionarnos un mejor control de nuestro estado emocional.

Al estar directamente relacionado con el funcionamiento del corazón, se encarga de disminuir o estabilizar la presión cardíaca.

Puede llegar a incrementar nuestros niveles de energía, promover la relajación de los músculos y disminuir la sensación de estrés.

Hazte consiente

A diferencia de otros procesos que realiza nuestro cuerpo como la digestión o el flujo de la sangre, que son involuntarios, la respiración se puede hacer consiente para ser manejada, educada y perfeccionada.

Erróneamente se ha considerado que entrenar la respiración solo sirve en caso de que se vaya a realizar algún deporte o la meditación, pero hay especialistas que recomiendan respirar para comenzar a procurar un bienestar tanto físico como mental.

Un gran ejemplo es el texto “La salud por la respiración”, que ha sido declarado de utilidad pública por el gobierno de España en las escuelas.

Su edición comienza con la frase: “El que bien respira, bien vive”, muy cercana también a proverbio sánscrito “Porque el aliento es vida, y si respiras bien vivirás mucho tiempo en la tierra”.

En el manual se recoge un acuerdo de 1908 contra la tuberculosis y para combatirla se declara obligatoria en todas las escuelas la práctica diaria de quince minutos de la gimnasia respiratoria.

“Una persona con un pecho ancho y bien desarrollado, parece que está llena de salud y al contrario, otra de la misma edad con el pecho estrecho y encorbado (sic), representa la decadencia vital, la vejez” así se lee en la página 57 del mencionado libro.

Y Roberto Castillo Castillo, profesor de yoga en la Laguna no podría estar más de acuerdo. Él considera que la respiración es la vida del ser humano, es la forma de mantener el cuerpo saludable y en equilibrio en todos los aspectos.

“El ser consiente de tu respiración es una forma de saber cómo están funcionando todas tus partes internas, de saber cómo estás sobre tus pies en la tierra, y es un forma de llegar a un estado de tranquilidad, paz y armonía”, puntualiza Castillo.

Manténte en óptimo estado

La exhalación no requiere de un esfuerzo de nuestro cuerpo a menos que se tenga una enfermedad pulmonar o que se esté realizando alguna actividad física.

Para emitir un control sobre ella solo es necesario comenzar a influenciarla a través de nuestros pensamientos.

Roberto Castillo recomienda quedarse un rato en el lugar que se prefiera, estar tranquilo y enfocarse todo el tiempo en la respiración. No sé requiere más que voluntad y menos de 10 minutos diarios para practicar.

Pero antes de que comiences a realizar ejercicios, el primer paso es reflexionar sobre el modo de respiración que practicas y cuál es el de mayor beneficio para tener un punto de partida.

“Los distintos tipos de respiración, según sean superficiales o profundas, inciden en el funcionamiento cerebral: cuando se respira de manera abdominal o completa, el cerebro emite más ondas alfa que cuando lo hace de manera insuficiente”, declara el doctor J. V. Hardt del Instituto Biocibernauta de Canadá.

El primer tipo de respiración es la alta o clavicular, en ella se ingresa el aire, los músculos del cuello tiran las costillas hacia arriba y el abdomen o diafragma no tienen mayor intervención. Es la respiración que lleva a cabo la mayoría pero de las menos efectivas. Consume mpas energía y aporta un bajo rendimiento respiratorio.

Otro tipo es la respiración media o intercostal, en esta el pecho se ensancha a la entrada del aire. También es muy común pero sigue sin aprovechar la capacidad pulmonar del individuo y es deficiente en oxigenación.

También existe la respiración baja o abdominal, la diferencia aquí es que el aire se dirige al abdomen y va completando la capacidad pulmonar de abajo hacia arriba. El diafragma se aplana y presiona el abdomen, el cual se hincha para que la cavidad pulmonar se amplié.

Es un modo efectivo y solo requiere de poco entrenamiento para que llegue al último de los tipos, la respiración completa y la más efectiva entre todas.

Una vez identificada la respiración que realizas, puedes comenzar a entrenarla a través de sencillos ejercicios.

Uno de ellos consiste en acostarte boca arriba, colocar las manos en los costados del cuerpo y sobre el vientre para revisar el expansión del abdomen. Con la boca cerrada comienza la aspiración, recuerda que las inhalaciones se realizan solo por las fosas nasales. Mantén las manos y los pies relajados y procura que el cuerpo no esté tenso. Conforme respiras, piensa en el el paso del aire e intenta involucrar a al abdomen y al diafragma en el proceso.

Poco a poco podrás observar que tu capacidad pulmonar mejora y que puedes inhalar cada vez más aire.

La clave en el ejercicio físico

Se dice que el combustible de un deportista es el oxígeno, por lo tanto su cuidado y entrenamiento es primordial para un ejercicio físico efectivo.

Pero así como en el resto de nuestras actividades diarias, al momento de ejercitarnos también podríamos estar menospreciando la importancia de la respiración.

“Uno de los ejercicios que puedes hacer es la caminata, el yoga, el tai chi, son las disciplinas que te llevan a estar mejor, con una mayor conciencia en la respiración”, señala el profesor Roberto Castillo.

En el caso de la caminata, solo basta con intentar hacer una sincronía entre la respiración y el paso que se lleva, igual al momento de correr. No obstante cada disciplina requiere de una forma de respiración, por ejemplo en el levantamiento de pesas que utilizan la maniobra Valsava.

Así que no importa desde que trinchera decidas comenzar a educar tu respiración, acércate con un especialista y comienza a ejercitarla, los resultados serán palpables y los beneficios innumerables.

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