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Futuro digital

Jaque mate

SERGIO SARMIENTO

McKinsey & Company

Recientemente tuve que renovar la tarjeta de circulación de un vehículo registrado en la Ciudad de México. El proceso es una pesadilla burocrática diseñada para perder tiempo. Un cambio de placas capitalinas al estado de México es igualmente laberíntico. En contraste, una licencia de conducir en la Ciudad de México se puede conseguir en unos cuantos minutos.

¿Por qué algunos trámites son tan engorrosos y otros tan sencillos? En algunos, supongo, la autoridad busca promover actos de corrupción. En otros la facilidad la genera la digitalización, que está cambiando la forma de trabajar de las empresas y la vida cotidiana de las personas.

Un estudio del McKinsey Global Institute y la oficina en México de McKinsey & Company, presentado en un foro de empresarios en la Ciudad de México el 15 de marzo, subraya la importancia de la digitalización en la economía y advierte también que México se está quedando rezagado.

La importancia de la digitalización para la economía es enorme. El proceso podría añadir de 5 a 9 por ciento al PIB para 2025, la mayor parte en aumentos en la oferta de bienes y servicios y la productividad laboral. Ya las empresas digitalizadas son más productivas: el 10 por ciento más avanzado genera ingresos y rendimientos para los accionistas de dos a cuatro veces superiores al resto.

La desigualdad de México se manifiesta también en la digitalización. Los mexicanos que ingresan a Internet lo hacen con mayor intensidad y conocimiento que los usuarios de otros países, pero el 80 por ciento de los hogares nacionales carece de acceso a banda ancha.

La digitalización ha transformado a algunas industrias y ha acabado con otras. Yo trabajé de 1976 a 1995 elaborando enciclopedias, pero la actividad ha desaparecido ante el surgimiento del Internet y la Wikipedia. Hoy colaboro con periódicos, revistas y emisoras de radio y televisión, que se encuentran también bajo asedio de las nuevas tecnologías.

El negocio de la música ha tenido que cambiar de paradigma ante la rápida desaparición de los discos. La banca vive una gran presión por el surgimiento de empresas financieras tecnológicas (fintech) que pueden ofrecer muchos de los servicios de la banca sin las estructuras y regulaciones tradicionales. En las manufacturas, las empresas tienen hoy sólo una fracción de los trabajadores de antaño.

Según Alberto Chaia y Daniel Sujo de McKinsey, del 30 al 60 por ciento de las actividades de gestión son automatizables. Esto ha hecho que se generen grandes temores sobre posibles pérdidas de empleos. No es la primera vez. Los luditas ingleses de fines de siglo XVIII y principios del XIX destruían maquinas con la idea de que así preservarían empleos. No imaginaron que la automatización no sólo reduciría el desempleo, sino elevaría los salarios de los trabajadores.

La digitalización y la automatización han formado un huracán que cambia todo. Algunos pierden sus empleos, otros enfrentan incertidumbre, como la que afecta a los taxistas tradicionales en su competencia con servicios como Uber. Al mismo tiempo se están creando nuevos empleos vinculados a la tecnología, pero muy pocos están preparados para desempeñarlos.

Para México es muy importante no quedar rezagado. De nada sirve lamentarse por un pasado que desaparece. Si queremos un México más próspero, debemos adaptarnos a la digitalización.

 EL JERSEY ROBADO

Resulta que quien se robó el jersey del casillero de Tom Brady tras el Super Bowl LI fue Mauricio Ortega, director de La Prensa. El periodista mexicano tenía también la camiseta de Brady del Super Bowl XLIX y otros objetos robados. Con razón tenemos mala fama los mexicanos. Ortega renunció hace unos días.

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