Con su reforma al sistema de seguros de gastos médicos en peligro en todos los frentes, la Casa Blanca y los principales republicanos en la cámara baja reconocieron ayer miércoles que le harán cambios a la legislación con la esperanza de asegurar votos y lograr que el proyecto de ley estelar del partido sea aprobado pronto en ese recinto.
El republicano Paul Ryan de Wisconsin, presidente de la Cámara de Representantes, declinó comprometerse a llevar la medida al pleno la próxima semana, un nuevo indicio de incertidumbre. Los líderes republicanos han dicho repetidas veces que eso era lo que tenían programado, pero la oposición creció enormemente después de que un informe del Congreso concluyó esta semana que la medida dejaría a 24 millones de personas sin cobertura en un lapso de una década.
Ryan le dijo a los periodistas que ahora los líderes republicanos podrían hacerle "algunas mejoras y perfeccionamientos necesarios" a la legislación, lo cual reflejó una urgencia por recabar apoyo. La medida derogaría gran parte de la reforma implementada por el presidente Barack Obama en 2010 y reduciría el papel del gobierno federal en ella, incluido el financiamiento, para los consumidores de servicios médicos. Todos los demócratas se oponen a la propuesta republicana.
"Vamos a intermediar, vamos a unirnos, vamos a conseguir que se haga algo", prometió el presidente Donald Trump a una multitud durante un mitin en Nashville.
En una reunión de todos los legisladores republicanos de la Cámara Baja realizada ayer miércoles por la noche, el vicepresidente Mike Pence y los líderes del partido exhortaron a sus integrantes a respaldar el proyecto de ley.