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'El Cuauh' y los taxis

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
“El político debe tener: amor apasionado por su causa, ética de su responsabilidad, mesura en sus actuaciones”

— Max Weber

El pulso y ánimo de la realidad nacional no sólo se encuentra en las altas esferas o escuchando las pláticas de café de las clases medias, sino también en la calle con los ciudadanos. En ocasiones, nos es más útil dialogar con taxistas y dueños de pequeños comercios que con los integrantes del círculo rojo o los políticos que intentan diseccionar el vaivén social.

Sin menoscabo de nadie, pocos como el que camina las calles, aquél que conoce y padece las tribulaciones del día a día.

Ya sea por trabajo o placer, viajar me es muy útil en aras de lograr mi cometido: saber qué opina la gente. Aprovecho el contacto con cada persona, busco hablar con ellas sin mayores pretensiones que la de escuchar y saber lo que realmente opinan, así, alejados de sesgos y limitantes.

Lo hice muchos años como periodista y ahora sigo haciéndolo desde el trabajo político que desempeño. Ni estoy en campaña ni mucho menos, simplemente me gusta escuchar y aprendo a mares de la gente. Creo que moriré curioso por naturaleza y además en la vida debemos ser como esponjas.

Hace alrededor de un año, en Cuernavaca, fuimos a un acto político y aprovechamos la oportunidad para quedarnos en la ciudad un par de días y gozar de su incomparable clima y altura. Urbe complicada como pocas, de intensos y torpes trazos su centro histórico, la opción fue utilizar el transporte público y guardar el automóvil. En esos días me dediqué a hablar con los ciudadanos y saber lo que de su nuevo alcalde, Cuauhtémoc Blanco, opinaban.

Para mi sorpresa, lo que en ciertas esferas se interpretó como una afrenta a la política tradicional, en la calle contó con el beneplácito de un gran número de gente. Si bien, echar mano de personalidades de otros ámbitos es una práctica a la que los partidos recurren desde siempre, en el caso de Blanco se trató de un fichaje de altos vuelos: llevar a un auténtico ídolo de masas a la alcaldía de una de las ciudades más complicadas del país. Negocio redondo por donde se le mire.

Cuando Cuauhtémoc Blanco asumió la alcaldía, Cuernavaca atravesaba por una grave situación de inseguridad, el hampa no daba tregua y para amolarla, las finanzas se encontraban prácticamente en números rojos.

Fuera de sus pleitos y diferencias con el gobernador Graco Ramírez, de sus desatinos que no han sido pocos, hace mucho que no escuchaba a tantas personas hablar bien de un gobernante. Existe, con Cuauhtémoc Blanco, una suerte de afinidad popular porque en este país ser futbolista y triunfar en la cancha ha sido y es el sueño de millones. No obstante los dislates en el ejercicio de gobierno, el verdadero capital político de Cuauhtémoc Blanco está en las calles, con su gente. Para la población, en determinado momento es mucho más fácil perdonarle los yerros a Blanco que a un político cualquiera porque el desencanto y desconfianza hacia quienes nos han gobernado es enorme.

Ello lo ha entendido el organismo que lo llevó a la alcaldía y ahora lo capitaliza el Partido Encuentro Social, invitando al alcalde de Cuernavaca a sus filas. Porque no importando qué tan bueno o malo resulte el balance de su gestión, fichar a Blanco implica una enorme cantidad de votos para cualquier partido, especialmente en la elección para gobernador que se avecina.

El problema y las sorpresas en política ocurren cuando se subestima o minimiza la opinión de las personas, de esa gran mayoría silenciosa a la que a veces no escuchamos. Por ello es tan importante parar oreja, subirse a los taxis, apersonarse en los mercados –citando dos ejemplos- y hablar con la gente. Ahí, entre ellos, nos enteramos del júbilo o desencanto ante determinada situación, personaje o coyuntura.

Y aunque se escuche disparatado y tirado de los pelos, y si bien el principal interesado lo niegue, Cuauhtémoc Blanco podría ser candidato a gobernador y tendría serias posibilidades de ganar. Por eso me seguiré subiendo a los taxis y hablaré con la gente de las distintas localidades que visito. Porque el tema de fondo no es Cuauhtémoc Blanco ni sus capacidades de gobierno; el meollo del asunto es que hace mucho dejamos de escuchar, y por eso ocurre lo que ocurre no sólo en México sino a nivel mundial.

A veces a la política y a su cauce la entiendo más, la interpreto mejor, subido en un taxi o platicando en una banqueta que sentado a la mesa con quienes supuestamente deciden el rumbo de las cosas…

Nos leemos en Twitter y nos vemos por Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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