Foto: Focus Features
El segundo filme de Tom Ford, protagonzado por Amy Adams y Jake Gyllenhaal, cautiva por su preciosismo, el cual sirve de marco a una historia de venganza que para algunos resulta ingeniosa, pero para otros raya en lo pueril.
La película Animales Nocturnos (2016) es una adaptación de la novela Tony and Susan (Austin Wright, 1993) realizada por el propio Tom Ford. La historia se divide en tres líneas argumentales que se complementan y redondean la trama.
LA REALIDAD PRESENTE
Susan (Amy Adams) es una exartista devenida en galerista de arte contemporáneo que lleva una existencia tan lujosa como superficial. La vanidad, la pretensión y la hipocresía forman parte de su cotidianidad, la han engullido y parecen haberla despojado de cualquier vestigio de su personalidad auténtica. De pie, frente a las mujeres con obesidad mórbida que bailan desnudas sobre pedestales y que constituyen en sí una pieza conceptual que se exhibe en su galería. El exceso sórdido y sin sentido de la obra en cuestión la encara y ella parece percatarse de la vacuidad de su vida en ese justo momento.
Las siguientes escenas refuerzan la idea de que la protagonista se encuentra en un momento crítico, pues nos muestran a una Susan que busca desesperadamente una tabla a la que asirse antes de naufragar. De ahí los intentos por establecer contacto con su cada vez más distante marido, el millonario y sofisticado Hutton Morrow (Armie Hammer); por externar sus preocupaciones y sus propios cuestionamientos sobre su trabajo en su círculo más cercano. Irónicamente, la tabla de salvación que busca llegará en un paquete que contiene el manuscrito de la primera novela de su exesposo Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), de quien no ha tenido noticias desde hace muchos años.
En la nota adjunta al paquete, Edward le pide a Susan que lea su obra, ya que la considera su mejor crítica. Mientras su marido se encuentra de viaje, Susan se pierde entre las páginas del libro, el cual comparte título con la película, de inmediato se engancha con la historia y se hunde en un estado entre depresivo y melancólico.
Al tiempo que Susan avanza en la lectura la ficción va cobrando vida en la pantalla y solo se interrumpe en los momentos en que ella deja de leer ya sea para llevar a cabo las tareas del día a día o bien para revivir su pasado junto a Edward, a cuyo recuerdo también asiste el espectador.
LA FICCIÓN
La novela de Edward cuenta la historia de un maestro llamado Tony (también interpretado por Gyllenhaal), quien junto a su esposa e hija sufre un percance durante un viaje por carretera, el cual termina en desgracia. El desconscolado Tony, un ser en extremo sensible y moral, se entrega entonces a la búsqueda de justicia, ideal que por improbable se irá tornando en venganza.
Esta parte del filme es la que mayor tensión acumula. Está rodada en el desierto de Texas y cuenta con una composición visual y argumental que sabe a western.
La similitud entre los personajes de la novela y los propios Susan y Edward es lo que detonará el estado melancólico de Susan y que la llevará a hurgar entre sus recuerdos en búsqueda de las situaciones que la llevaron hasta el momento en el que está.
EL RECUERDO DEL PASADO
Susan, enamorada del sensible aspirante a escritor, Edward, ha decidido luchar por su amor frente a las fuertes críticas de su madre, para quien la delicadeza emocional e idealismo de él no son más que una prueba de una debilidad que solo traerá infelicidad e insatisfacción a la vida de su hija.
Convencida de que elegir a Edward como su marido equivale a marcar la línea con su conservadora y vanidosa madre, Susan comienza una precaria vida junto al futuro escritor.
Su optimismo, sin embargo, va palideciendo proporcionalmente a los fracasos de su amado esposo. Las diferencias y las discusiones van apareciendo y devienen en el amargo desencanto y en el irremediable fin del matrimonio.
UN PLATO QUE SE COME FRÍO
A través de los tres planos narrativos somos testigos de la agitación interna que atormenta a Susan: ¿Por qué Edward ha enviado su inquietante novela después de 19 años de su separación? ¿Está frente a la oportunidad de redimirse?¿Caben en su vanidosa vida la culpa y el arrepentimiento? ¿Es posible un futuro fuera de la confortable pero insípida vida que ha construido?
Sin duda la venganza es el leitmotiv de Animales nocturnos; este se intuye, pero para que no quede ninguna duda el director ha decidido enmarcar la palabra 'revenge' en uno de los cuadros de la galería de Susan, mismo que ella misma no recuerda haber comprado.
RECEPCIÓN
Animales nocturnos es la segunda película dirigida por el otrora diseñador de modas Tom Ford; su primer largometraje Un hombre soltero (2009) protagonizada por Colin Firth cosechó un buen número de críticas positivas entre la crítica que con el paso de los años se han ido matizando e incluso tornado en reproche debido al excesivo esteticismo empleado para contar una historia si no sencilla al menos que se antojaba para más. Su segundo trabajo ha dividido a la crítica desde su aparición; por un lado están quienes se sienten maravillados por el preciosismo de las escenas; por el otro, quienes consideran que nuevamente Ford ha privilegiado la forma sobre el fondo.
Entre el público común, por otra parte, la película cumple con la función de entretener al brindar adecuadas dosis de tensión, suspenso psicológico, drama y cuadros que fascinan por su atractiva composición visual. Aunque esto no le ha bastado para ser considerada como una de las mejores del año en certámenes de renombre, léase los Premios Óscar, donde apenas alcanzó a colarse en la terna de mejor actor de reparto (Michael Shannon), pero sin éxito. En los Globos de Oro compitió en tres categorías, mejor director, mejor guión, mejor director y mejor actor de reparto (Aaron Taylor-Johnson), obteniendo solo este último. Donde Ford sí consiguió reconocimiento fue en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Venecia, donde se alzó con el Gran Premio del Jurado.
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