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El arrinconamiento de la esperanza

FEDERICO REYES HEROLES

Las diferencias son muchas, pero también las coincidencias. Nacionalismos de derecha, de izquierda; populismos de derecha y también de izquierda. Lo mismo aparecen en Asia, en América Latina, en Europa ahora en Estados Unidos; en países pobres como Bolivia o muy ricos como Gran Bretaña o Alemania. ¿Cómo explicar lo que ocurre?

La instantaneidad desplaza y destruye el largo plazo, arrincona a la esperanza. Es el umbral de la trampa. Steven Pinker escribió un libro referencial: "The Better Angels of our Nature". La tesis central, en un arbitrario resumen, sostiene que la violencia ha tenido una importante reducción a nivel mundial. Los datos hablan, no hay margen de duda. Con mucha información sobre Estados Unidos, el profuso texto apabulla con buenas noticias. A pesar de los terribles episodios en escuelas y otros sitios públicos, nuestro vecino del norte es hoy menos violento. Cómo compaginar los hechos con la inmigración. Llevando el argumento al absurdo, se podría decir que los flujos masivos de inmigración coinciden con la creciente paz.

No es la única fuente, la Universidad de Maryland demuestra que de 1980 a la fecha ha habido una reducción de 60 % en la magnitud de los conflictos. Lo mismo ocurre con el desempeño económico global. En el fantástico trabajo de Agnus Maddison -The World Economy- se muestra como el crecimiento del PIB mundial de 1820 a 1998, es asombroso, alrededor de 15 veces más que de 1500 a 1820. Timothy Heyman y Jorge Marmolejo elaboraron recientemente una irrefutable grafica (Este País # 306, octubre 2016) sobre el crecimiento del PIB per cápita mundial que muestra una multiplicación por treinta veces de 1960 a 2015, crisis incluida. El Banco Mundial afirma desde hace años que nada más en Asia alrededor de 500 millones de seres humanos han dejado la pobreza extrema. El número de pobres ha disminuido en todo el mundo, salvo en el África Subsahariana. En 1990 el 37 % de la población mundial estaba atrapada en esa categoría; en el 2015 era el 9.6 %. En números absolutos pasamos de casi 2000 millones de pobres a 700. Un horror, pero mucho más reducido.

Después de la crisis 2008-09 las economías emergentes han tenido un crecimiento muy superior a las economías desarrolladas. Desarrollados y emergentes se dividen hoy al mundo en porciones casi iguales. Hablamos mucho de Asia y poco de África donde hay una decena de economías -todavía muy poco industrializadas- pero con tasas de crecimiento muy por arriba de las economías desarrolladas. Nada más Nigeria, Etiopía, Tanzania y Kenia rebasan los 400 millones de habitantes. Las patentes generadas por las tecnologías de la información son hoy más del 50 % del total, más del doble de las que provienen de la industria. Claro esto ha traído ajustes importantes y dolorosos como el decrecimiento súbito de la vida media de las empresas o el cambio en las fuentes de empleo. Carl Benedikt y Michael Osborne lanzaron en el 2013 (The Future of Employment) un ejercicio de prospectiva en donde afirman que el 47 % de los empleos en EU corren el riesgo de desaparecer en su actual modalidad. Aparecerán nuevos empleos, pero en otras áreas. Los operadores de viajes son un ejemplo recurrente. Lo importante es el balance final: más y mejores empleos, fortalecimiento del consumidor y mayor bienestar.

En salud los avances han sido notables: disminución de la mortalidad infantil; acceso a agua y sanitarios; control de la malaria, del VIH/SIDA y tuberculosis, vacunaciones masivas, etc. Por supuesto hay problemas nuevos como el H1N1, pero la esperanza de vida a nivel mundial se eleva. Los humanos vivimos hoy más y somos más sanos. Hay áreas excepcionales de retroceso por drogadicción, por ejemplo, en EU. En ciertos países el avance en educación es fantástico, no sólo Singapur que es un caso atípico, pero ¿y Vietnam? Y no sólo en educación básica, también en la superior ha habido logros muy substanciales. Qué decir de la vivienda, de su calidad y tamaño, pero sobre todo de la sanidad y del equipamiento. El avance de la electrificación es avasallante y las comunicaciones no dejan de asombrarnos. La lista de buenas noticias podría seguir. Simplemente el monto de la investigación que hoy se realiza en el mundo no tiene precedente. En libertades hay logros muy importantes.

Entonces, por qué surgen las utopías regresivas. ¿Cómo es posible que populismos y nacionalismos sean capaces de convocar vendiendo añoranzas y distopías? No hay fracaso en el los hechos sociales y económicos. El gran fracaso radica en la imposibilidad de explicar y asentar verdades sobre la factibilidad de un mucho mejor futuro. De la paz a la elevación de la esperanza de vida, la venta del presente como catástrofe, no debería tener espacio. Y sin embargo está ocurriendo. El instante nos está devorando y la esperanza fundada languidece.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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