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Una nueva esperanza

Vidas de Sol

GABRIEL ACOSTA

Si hacerse cargo de una mascota resulta una tarea complicada con el ritmo de vida hoy en día, tener a cargo 70 perros parecería una misión imposible. No así para Martha Téllez, quien, a sus 31 años, divide su vida entre criar a su hija, cursar el octavo semestre de Veterinaria, y dirigir Corazón Canino, un albergue que le ofrece una nueva esperanza a los perros de la calle.

Desde que Martha era pequeña siempre tuvo la ilusión de tener un albergue y ayudar a los animales. La primera vez que se dio cuenta de que tenía facilidad para colocar a un perro en un nuevo hogar fue cuando rescató a Paloma, una perrita callejera a la que cuidó, alimentó y dio en adopción a sus siete cachorros. A partir de ahí su labor no ha parado. “Para mí era muy difícil ver pasar a los perros en la calle y cerrar los ojos, no hacer nada. Decidí ser activista y realmente hacer algo por ellos”.

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Corazón Canino

En el patio del albergue, decenas de perros de todos los tamaños, juegan, duermen y descansan. Algunos observan fijamente la puerta y esperan que Martha salga con ellos. Cuando finalmente lo hace, acompañada de su hija Isabela, de siete años, todos los animales se abalanzan contra ellas. A Martha no le importa que le ensucien la blusa mientras que Isabella atraviesa todo el patio para saludar a los perros que están en las jaulas.

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“Para empezar el albergue hicimos muchas actividades. Empezamos con un equipo de 12 chavas voluntarias que me ayudaron. Vendíamos pulseras, relojes, sudaderas, hacíamos rifas, hicimos un sinfín de actividades para tener estas instalaciones. Nosotros pagamos renta, pero amamos todo. Construimos todo lo que pudimos a base de donativos que la gente nos dio por la venta de diferentes actividades”.

El albergue atiende actualmente a 70 perros en promedio, pero ha llegado a tener a 100. La mayoría de ellos nacieron en la calle y llegan al refugio agresivos, enfermos y lesionados. “Llegan aquí con nosotros con miedo, agresivos. No se nos quieren acercar. Que tengan esta confianza ahora, que se vayan a una casa donde los adopten es una gratificación porque sabemos que los hicimos felices”.

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En el albergue se cuenta con un veterinario de planta además de una persona que le ayuda, está una persona de limpieza y una asistente. Todo el equipo siempre está pendiente de los animales. Para que un animal entre al refugio se requiere una donación de mil pesos, como una forma de apoyar con los gastos médicos, de comida y mantenimiento.

“Llega el perro al albergue y lo primero que hacemos es atenderlo dependiendo si tiene una enfermedad. Lo esterilizamos, lo vacunamos y lo bañamos. Se queda aquí hasta que encuentra un hogar”.

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Adversidades

El amor genuino que Martha siente hacia los animales le provee de un encanto natural en ellos. Los perros la buscan y se ponen boca arriba para que su “madre” les acaricie la panza. Sin embargo, también ha sido testigo de actos inhumanos y de crueldad hacia los animales.

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“Hemos recibido perritos con balazos. Una perrita llegó con la sierra de un cuchillo atorada en su cuello. También hubo dos casos de zoofilia, de dos perritas que llegaron violadas por humanos. ¿Cómo es posible tanta maldad? ¿Cómo es que alguien llegó a causarle eso sin sentir nada? Para nosotros son cosas bien fuertes. Sí tenemos un problema en la sociedad. No sabemos quién es el que está al lado”.

En cuestiones económicas es difícil mantener a todos los perros en el albergue y los gastos oscilan entre los 60 mil y 80 mil pesos mensuales. Pese a esto, Martha considera que lo más difícil no es pagar los gastos sino el llegar a la mente de las personas. “Si no esterilizan a sus mascotas, si no respetan a los animales, esto nunca va a cambiar. En lo que más tengo que trabajar es en dejarle algo a la gente, cambiarle esa mentalidad y hacerlos entender que son animales, pero sufren, sienten, necesitan comida y atención médica”.

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Martha Téllez

Martha es licenciada en Administración de empresas, pero desde que era niña quiso estudiar veterinaria. Ahora cursa el octavo semestre en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN). “Yo salí hace diez años de L.A.E., pero no me quise quedar con las ganas de estudiar veterinaria. También soy muy administradora de empresas. Aquí se complementa el trabajo: está todo lo de los animales y todo lo administrativo, para tener el orden, pagar deudas y estar a tiempo con los proveedores. Se complementan mis dos carreras”.

Además de los perros del albergue, Martha tiene a otros nueve en su casa. Dice que quien le inculcó su amor por los animales fue su padre debido a que siempre tenían en su casa a perros de la calle. “Siempre hubo algún animalito que adoptábamos. Lo veíamos amarrado y nos lo llevábamos a casa. Son mi vida. Es algo que siempre que quise hacer”.

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A pesar del amor que Martha siente hacia los animales, también le gusta mantener un equilibrio y un respeto por las personas que no comparten el sentimiento. “Me gusta pensar por los dos lados. Hay personas que no les gustan los animales y es importante respetar su espacio”.

Plenitud

Dice sentirse feliz y plena en este momento de su vida. La energía que los perros le ofrecen la llenan de vitalidad. “Me siento en muy momento donde estoy completa. Mi hija va bien en la escuela y el albergue también. El año pasado y éste fueron los mejores del albergue. Los primeros cuatro años fueron difíciles, vendíamos todo lo que se nos ocurría para poder pagar nuestras deudas. Era dormir con los hombros pesados por las deudas”.

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El año pasado fue de mayor solvencia económica para Corazón Canino y además Martha cumplió otro sueño de abrir otra veterinaria, con la que se reforzaban los gastos del albergue. La meta de este año es hacerse de una ambulancia para poder atender a los animales en situaciones de emergencia. “Nos llegan muchos reportes de animales atropellados y no podemos ir. No podemos ir a todos lados. Teniendo una ambulancia que sólo se dedique a eso, vamos a poder ayudar a muchos animalitos en la calle”.

Martha podría dedicarse solamente a ella y a su familia y así alejarse de los gastos que representa mantener un albergue de tal magnitud. Al preguntarle por qué tener esa responsabilidad no titubea para contestar que es su pasión. “Ayudarlos es mi pasión, me hace feliz verlos que logran encontrar una nueva casa. Me hace feliz sacarlos de un problema social y darles un hogar. A veces me pongo a llorar cuando se va un perro que tiene muchos años aquí pero me hace feliz. Es una forma de ayudar a la sociedad”.

Marta Téllez es la presidenta del albergue Corazón Canino. (FOTOGRAFÍAS: MICHEL MORÁN)

Marta Téllez es la presidenta del albergue Corazón Canino. (FOTOGRAFÍAS: MICHEL MORÁN)

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Escrito en: corazon canino Vidas de sol Martha Téllez

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Marta Téllez es la presidenta del albergue Corazón Canino. (FOTOGRAFÍAS: MICHEL MORÁN)

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