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Para el 2017: más inflación y menor crecimiento

JESÚS CANTÚ

Todo indica que el 2017 será un mal año para la economía mexicana; los pronósticos de los economistas prevén la mayor inflación desde el 2009 y una de las mayores en lo que va del milenio, con el 5.24% que se sitúa más de dos puntos por encima del objetivo establecido por el Banco de México de 3% y, en contrapartida, pronostican un crecimiento de 1.4%, que sería igual al del 2013, que hasta el momento ha sido el más bajo del sexenio de Enrique Peña Nieto y 1.2 puntos porcentuales por debajo del 2.6, el más alto, en el 2015.

Contrario a las promesas de campaña el sexenio de Peña Nieto se mantendrá en el 2.0% de crecimiento anual, que ha sido el promedio de las últimas 3 décadas y media: en 2013, el primer año del sexenio creció a 1.4%; en el 2014, 2.3; 2015, 2.6; 2016, 2.3; y de acuerdo a la calificadora internacional Moody's, de 1.4 para este año y de 2%, para el 2018. Los pronósticos de la calificadora son coincidentes con el último resultado de la encuesta de perspectivas económicas que realiza mensualmente el Banco de México, que pronostican 1.49 y 1.6%, respectivamente.

El bajo crecimiento económico y la devaluación del peso mexicano frente al dólar provocaron por segundo año consecutivo la caída del producto interno bruto por habitante que ya se ubica 21% por debajo del máximo punto alcanzado en el 2014 y muy cerca del punto que alcanzaron en el 2009, cuando el PIB decreció en 4.7%.

De acuerdo a la información publicada en el periódico El Economista en su edición del pasado 22 de febrero, el llamado PIB per cápita se encuentra en estos momentos en 8,543 dólares, prácticamente el mismo que en 2005 (8,2229 dólares), ligeramente por encima de los 8,082 dólares de 2009 y una quinta parte más bajo que los 10,837 dólares de 2014. El punto actual es resultado de una caída de 12.4% en 2015 respecto a 2014 y de 10% de 2016 respecto al 2015, es decir, la acumulación de dos años de decrecimiento.

El mismo periódico señala, que al compararlo con otros países latinoamericanos, el PIB per cápita mexicano es 86% inferior al de los uruguayos; 51% por debajo del de los chilenos y 45%, de los argentinos. De cumplirse los pronósticos de crecimiento para los próximos 2 años el PIB per cápita, en dólares, habrá decrecido entre un 15 y un 20% al final del sexenio.

Si bien la evolución del PIB per cápita sirve para tener una idea global del funcionamiento de la economía de un país, sin embargo, no refleja con precisión el bienestar de la población del mismo, dado que el ingreso no se reparte igualitariamente entre todos los pobladores de un país. Y es de sobra conocido que América Latina es el continente de las desigualdades y México es uno de los países más desiguales; se encuentra dentro del 25% de los países con mayor desigualdad en el mundo.

Un estudio dado a conocer por Oxfam México, en junio de 2015, muestra que el 1% de la población mexicana posee el 43% de la riqueza; que existen 53.3 millones de mexicanos en condiciones de pobreza; y que mientras el PIB per cápita crece menos de 1% anual, la fortuna de los 16 mexicanos más ricos se multiplica por cinco. Por otra parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que el salario mínimo mexicano se encuentra por debajo de la línea de pobreza, es decir, que quiénes lo ganan pasan hambre; el salario de los trabajadores mexicanos ha disminuido su participación porcentual en el PIB al pasar de casi la tercera parte del mismo (32%) en 2003 al 23% en el 2013.

Así que a la disminución del producto per cápita en el país hay que agregarle el hecho de que son los menos favorecidos los más afectados, con lo cual es de esperarse que nuevamente se incrementen los niveles de pobreza en el país, tal como sucedió en el sexenio pasado producto de la crisis económica mundial de 2008.

A partir de la década de los ochenta la economía mexicana mantiene un promedio de crecimiento del PIB de alrededor de 2% y del PIB per cápita del 1%, lo que no es suficiente para poder abatir los niveles de pobreza y, mucho menos, cuando los recursos se distribuyen tan inequitativamente como sucede en México.

El modelo de desarrollo económico imperante en México desde el inicio de la década de los ochentas ya mostró sus limitaciones y ni siquiera el impulsó que recibió con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, en 1994, logró mejorar su rendimiento.

Si bien el TLC no logró modificar sustancialmente el desempeño de la economía mexicana, sí incrementó la dependencia de la economía mexicana de la norteamericana y eso se hizo evidente en 2009, cuando la economía mexicana decreció casi 5% y fue la nación que más resintió los efectos de la recesión de 2008, en el vecino del norte. Hoy, por razones diferentes, la historia se repite pues la incertidumbre generada por la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos impacta negativamente a la economía mexicana, aunque en esta ocasión la economía norteamericana mantiene una tasa de crecimiento aceptable.

Si bien son los factores externos los causantes de las crisis nacionales, son las decisiones de los gobernantes mexicanos las que nos hacen tan vulnerables.

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