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Elección Coahuila 2017

EDUARDO MORENO

Un ejercicio interesante a realizar en el proceso Coahuila 2017, donde se disputa la gubernatura y renovación de las 38 alcaldías, situación que no se daba desde el año de 2005, esto, sin dejar de lado las diputaciones de mayoría y sus respectivas plurinominales, bien, este ejercicio consiste en analizar los escenarios que ahora se presentan contra los que imperaban en 2011 y notar los cambios y diferencias, tanto internas como externas que pudieran incidir en los resultados del próximo 4 de junio.

Sabemos que ningún proceso es igual a otro, por eso el comparativo se hace con el 2011, porque las características, como el porcentaje de participación es único para este perfil, ya que afluencia de votantes en las intermedias de diputaciones federales y locales, como las alcaldías en 2013, arrojarían, salvo que se utilicen sólo como referencia, una perspectiva poco real.

En el caso del PRI estatal, es conveniente analizarlo en dos vertientes, analizarlo como la marca PRI, y como la marca Moreira, en 2011, ésta última se ubicaba en muy altos niveles de aceptación, con mucho más positivos que negativos, situación que a día de hoy es totalmente contraria, la marca Moreira presenta una mayor percepción negativa, y la del PRI, aunque no tan buena, está mejor o menos mal que la de Moreira.

En esa ocasión, el candidato del PRI y actual gobernador, basó su campaña en constantes señalamientos al Gobierno federal, que en esos momentos se encontraba en manos del PAN, en la persona de Felipe Calderón, señalamientos, principalmente hacia la inseguridad, situación económica y el polémico tema de los gasolinazos, que ahora, aunque de manera local se ha mejorado la situación y percepción de la seguridad, no deja de ser, al igual del tema económico y de los gasolinazos de inicio de año, una situación adversa, hecho que pesa de manera importante, en la intención del voto al PRI.

El PRI nacional, Gobierno federal y el presidente Peña Nieto no muestran una imagen positiva hacia el electorado, en particular la figura presidencial, que presenta los niveles más bajos de aprobación de toda su administración, como lo señala la encuesta de Reforma del pasado mes de enero, donde el 86% de los mexicanos reprueban su gestión, contra tan sólo un 12 % a su favor, cayendo desde un 24% que presentaba en el período Agosto-Septiembre de 2016. Como referencia, en este mismo período, Felipe Calderón contaba con una aprobación de 54 contra un 43 por ciento de desaprobación.

En 2011, el 94 por ciento de los coahuilenses, a nivel municipal, éramos gobernados por alcaldes emanados del PRI, reduciéndose a día de hoy, a sólo un 50 por ciento y el PAN, que prácticamente no contaba con nada en aquel tiempo, ahora gobierna a una población superior al 40 por ciento, destacando Municipios como Saltillo y Monclova, de los cuales, el primero, por sí solo, representa el 26 por ciento del listado nominal del estado, que independientemente del provecho que en su momento el PAN pueda obtener de esta situación, el hecho de que el PRI no los tenga bajo su gobierno, como en el anterior proceso, si le va a mermar considerablemente su operación electoral.

Las redes sociales en 2011 aún no contaban con el peso e importancia en la opinión y participación pública como hoy, han pasado a ser un elemento de decisión, desde el momento en que para bien o para mal, no se pueden controlar, en este caso, por ningún partido.

Decía un político de antaño, para una campaña se necesitan tres cosas: dinero, dinero y dinero, recursos, que al menos en cantidad, no parece contar en esta ocasión, aunado a los recortes presupuestales que limitan los programas asistenciales, que no sólo han sido usados como elementos de motivación del voto, sino para la dirección del mismo.

El proceso estatal que estamos por vivir, será disputado únicamente entre dos contendientes, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, ya con sus respectivas coaliciones, los independientes, que por lo hasta ahora visto, no parece vayan a tener una participación relevante.

El gobierno desgasta, dirían algunos expertos, y para el PRI, que no es la excepción, ha sido señalado en últimas fechas, con situaciones que han afectado a figura importantes, no sólo del gobierno, sino del proyecto político.

El PAN, que, al no ser gobierno, sólo será sujeto, su candidato por supuesto, a señalamientos ya conocidos, pero magnificados para la ocasión, y que además de pasar por un proceso interno que pintaba para una elección nuevamente con problemas internos, parece haber salvado esta situación de manera positiva.

Por último, las encuestas, aunque cada vez más cuestionadas, en 2011 colocaban al candidato del PRI, 50 puntos porcentuales por encima del candidato del PAN, pero que ahora, sus candidatos arrancan prácticamente en un empate técnico en las preferencias electorales, previendo una elección algo cerrada, pero con un posible aire de alternancia.

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