Lácteos, ¿sí o no?

Dicen por ahí que no hay mejor alimento que la leche, pero ¿qué tan cierta es esta noción?

Conocemos a la leche como un alimento líquido producido por hembras mamíferas para alimentar a sus crías. Es un súper alimento que le aportará al bebé lípidos, vitaminas y minerales que fortalecerán su salud y ayudarán a su crecimiento.

La health coach Monique Vinay explica en su libro Una vida sin lácteos que, si bien la leche materna es esencial en la alimentación de un infante desde su nacimiento hasta los primeros años de vida -, después de esa etapa nuestro organismo deja de producir suficiente lactasa (enzima necesaria para digerir la leche).

El resultado es que poco a poco se dificulta la asimilación de la leche, provocando inflamación, pesadez y producción de gases en el tracto digestivo.

Si tienes este problema, no te preocupes por el tema del calcio, pues hay numerosos sustitutos que puedes adquirir o elaborar en casa, como leche de avena. Para un litro de leche de avena, pon a hervir una taza de hojuelas en un litro de agua.

Deja que suelte el hervor, licua y pásala por un colador o manta de cielo. Refrigera y ¡listo! Otros sustitutos interesantes son las semillas, como la nuez de la India o las almendras, que aportan 53 mg. y 111 mg. de calcio, respectivamente.

Un dato importante: ten cuidado con tu consumo de proteína animal, pues éste puede inhibir la absorción del calcio en el organismo.