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Urgen mejoras en la Alameda Zaragoza

La Alameda Zaragoza quizá sea el paseo dominical popular más grande de la ciudad de Torreón. Miles de personas acuden al lugar domingo tras domingo con la finalidad de divertirse o de saborear los productos que ahí se expenden.

Sin embargo, las autoridades municipales se han olvidado de dotar a la Alameda de unos nuevos servicios sanitarios. Solamente hay un pestilente y asqueroso lugar para que niños y adultos hagan sus necesidades fisiológicas previa paga de tres pesos.

Al cantante Napoleón, Miguel Riquelme lo paseó por la Morelos, pero se le “olvidó” pasearlo por la Alameda. ¿Qué hubiera pasado si al artista le dieran ganas de ir al único y pestilente servicio sanitario?

Fernando Sánchez C.,

Torreón, Coahuila.

***

Facilitar la sinceridad

A todos los padres y profesores les gusta que los chicos, cuando hacen algo mal, reconozcan la verdad y no se inventen mentiras ni excusas. Pero cuando el pequeño se siente frecuentemente reprendido y los mayores no le reconocen lo que hace bien, entonces la sinceridad cuesta más vivirla.

Algunos chicos piensan que sus padres no le han dicho nada bueno. Junto a esto irá creciendo en el pequeño la idea de que no vale la pena hacer nada positivo y lo mejor es no hacer nada, ni bueno ni malo, porque cada vez que dice algo o propone una novedad o hace un trabajo, se expone a recibir una nueva bronca.

Cuando el chico reconoce su culpa en algo negativo, pero sus padres se enfadan y le aplican un castigo desproporcionado, terminará por no decir la verdad y crecerá en él la desconfianza hacia sus progenitores.

Cuando es necesario hacer una reprensión habrá que hacerla siempre en privado, buscando el momento oportuno. Es muy difícil para el chico reconocer su culpabilidad en público porque supone una humillación y es muy sensible al ridículo. Habrá que hacer la reprensión a solas y nunca delante de los hermanos, familiares o ante la clase del colegio.

¿Qué hacer para facilitar la sinceridad de los hijos? Los chicos han de saber que una falta declarada es una falta casi perdonada, y al ser sincero será raro que le castiguen. Por tanto han de esforzarse por decir siempre la verdad aunque cueste.

Han de tener confianza para contar a los padres y profesores lo que les preocupa y éstos han de mostrar interés y paciencia para escuchar con atención todo lo que cuenten. Los pequeños han de asimilar que no pueden ser tramposos en el juego ni andar con mentiras entre los amigos, los hermanos y los padres, porque como dice el refrán “antes se coge a un mentiroso que a un cojo”. Por el contrario, la sinceridad fortalece la confianza y la amistad en el colegio y en la familia.

Arturo Ramo García,

Teruel, España.

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