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'Merezco abundancia'

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
“La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno”

— Walter Scott

Hace algunos días, el presidente Enrique Peña Nieto se reunió en Los Pinos con una veintena de periodistas para abordar distintos temas, entre ellos el gasolinazo, la relación bilateral con Estados Unidos y por supuesto, los avatares económicos que enfrenta la mayoría de la población.

No puedo sino aplaudir lo benéficos que habrían sido dichos encuentros en términos de percepción si se hubiesen implementado desde el principio. Por desgracia, la evidente lejanía del Gobierno respecto a los medios de comunicación dificultó, entre otras cosas, la tarea de publicitar efectivamente mucho de lo que se estaba haciendo.

En el marco de dicha reunión, Peña Nieto adelantó que había solicitado a Agustín Carstens quedarse al frente del Banco de México hasta noviembre, cosa que el funcionario aceptó para beneplácito de los mercados.

También se habló de la inminente renegociación del Tratado de Libre Comercio, el precio de los energéticos y el tipo de cambio. Llama la atención que, según ha trascendido, el titular del Ejecutivo expresara molestia ante la imagen que de su Gobierno mantienen la mayoría de los mexicanos (el de una administración profundamente corrupta a todos sus niveles), y que manifestase su deseo de que Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz y hoy prófugo de la justicia, sea aprehendido lo más pronto posible.

Ello, según algunos de los que acudieron al encuentro, motivó una suerte de extrañeza y risas burlonas. No es para menos la desconfianza ante la aseveración del mandatario. Y es que a lo largo de su sexenio, todos supimos de los excesos de Javier Duarte y nadie hizo nada significativo para detenerlo.

Desde el descubrimiento de aquél avión con millones de pesos en efectivo a bordo, hasta el asesinato de periodistas, activistas y demás personas incómodas para el régimen, el acoso a los medios de comunicación y el claro desvío de recursos que ocurrían a la vista de propios y extraños, el caso es que a Duarte y compañía nadie los molestaba.

Se dijo, también desde siempre, que Javier Duarte sabía demasiado y de que el ominoso silencio del Gobierno Federal y de su propio partido, el PRI, eran simples monedas de cambio por los favores recibidos durante la campaña presidencial del 2012. Lo mismo, afirman los que saben, ocurrió con Humberto Moreira. Aunque hoy ambos sean un lastre político de clara toxicidad hacia el futuro, en el fondo resultan intocables para un sistema donde los beneficios claramente fueron a dos vías.

En uno de sus libros de corte político, el novelista Luis Spota finalizaba con cierta pregunta: “¿el remedio, mejor que la enfermedad?”. Creo que todos aquí coincidimos en que Duarte y sus secuaces merecen enfrentar a la justicia y terminar en prisión, sin embargo, también nos preguntamos si a caso la persecución que de su antecesor ha emprendido Miguel Ángel Yunez, obedece también a una estrategia de posicionamiento político que le sea beneficiosa tanto a él como a sus hijos, quienes aspiran a puestos de elección popular en los próximos comicios estatales.

Esta semana, en otro capítulo del culebrón de sorpresas al que nos ha ido acostumbrando Yunez, se descubrió- y presentó ante los medios de comunicación, faltaba más- una enorme bodega industrial con objetos propiedad de Javier Duarte y su esposa, Karime Macías. De entre lo ahí recabado llaman la atención los diarios y libretas de Macías. Para el divertimento del público, el que la ex primera dama de Veracruz haya dedicado planas enteras a llenar una libreta con la frase: “Merezco abundancia”, no hace sino abonar a la picaresca de un sistema político nacional corroído hasta las entrañas no sólo por la corrupción, sino por el descarado cinismo de quienes en él habitan.

Reprobable el mundo de Javier Duarte y Karime Macías, pero también cuestionables las formas de Yunez a la hora de ir dosificando la tragicomedia en varios actos y entregas. Lo fundamental, lo no resuelto, es que Duarte continúa prófugo y sin rendir explicaciones. ¿Qué importan las libretas y los cuadros mientras el interesado no aparezca?

Por ello, yo tampoco puedo evitar sonreír cuando me entero que a Enrique Peña Nieto “le urge” que aparezca Javier Duarte y que Miguel Ángel Yunez, quien no es precisamente una hermananita de la caridad, afirme que limpiará Veracruz de su escandaloso pasado.

¿El remedio, mejor que la enfermedad? Tengo mis serias dudas…

Nos leemos en Twitter y nos vemos por Persicope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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