En los últimos años, específicamente desde la década de los noventa, el problema de la corrupción ha recibido mayor atención, como lo demuestran los trabajos publicados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), la resolución de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de tipificar el soborno como delito en todos los países, la influencia cada vez mayor de la organización no gubernamental Transparencia Internacional y la gran cantidad de trabajos teóricos y empíricos sobre la corrupción y su impacto económico.
Para el caso de México, María Amparo Casar publicó en 2015 el estudio México: Anatomía de la Corrupción en donde, entre otras consideraciones, afirma que la corrupción es un lastre por los enormes costos económicos que ocasiona. En relación a esto, menciona la pérdida de ingresos para las empresas, la cual alcanza el 5 % de las ventas anuales, así como también una pérdida estimada de 480 mil empleos al año por piratería. El dato más revelador es el costo de la corrupción como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), el cual va de 2 % a 10 % según diversas fuentes consultadas. Casar ejemplifica que si se toma el valor medio, es decir 5 %, las la cifra alcanzaría 906 mil millones de pesos que equivalen a 3.8 veces el recorte que aplicará el gobierno federal en 2017, y que será de alrededor de 240 mil millones de pesos.
Por otra parte, Transparencia Internacional publicó recientemente los resultados del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2016 en dónde México aparece con una calificación de 30 puntos, lo que lo ubica en la posición 123 de 176 países. Entre las 35 economías que integran la OCDE se ubica en el último lugar. En base a esto, emitió una serie de recomendaciones: sobresalen acciones sistemáticas para desmantelar las redes de corrupción que afectan a un número importante de las instituciones públicas del país, concretar una Fiscalía General de la República capaz e independiente, asegurar la correcta implementación del Sistema Nacional Anticorrupción, y reformas en materia de adquisiciones y obra pública.
Conviene ahora examinar brevemente dos aspectos fundamentales: ¿Qué es corrupción y ¿cuáles son sus consecuencias económicas? En relación a las causas que la originan y a las estrategias para combatirla será necesario abordarlas en otra ocasión.
Una definición general de la corrupción es la utilización de un cargo público en beneficio propio. Vito Tanzi, experto en desarrollo económico del FMI , la define como "el incumplimiento intencional del principio de mantener las distancias en una relación, principio conforme al cual las relaciones personales o familiares no deben influir en las decisiones de los agentes económicos del sector privado o de los funcionarios públicos. Este principio es fundamental para el buen funcionamiento de los mercados". Para C.W. Gray y D. Kaufman, economistas del Banco Mundial, la corrupción incluye el soborno y la extorsión, en los que necesariamente intervienen al menos dos partes, y otros actos delictivos que un funcionario público puede cometer como el fraude y la malversación de fondos. En otros trabajos se incluye también el tráfico de influencias y el nepotismo. En cuanto al papel del sector privado en el tema de la corrupción, R. Klitgaard es extremadamente claro en el siguiente fragmento: "Aunque tendemos a pensar que la corrupción es un mal del sector público, también existe por supuesto en el sector privado. De hecho, el sector privado está involucrado en la mayor parte de la corrupción del sector público".
Al examinar las consecuencias económicas la ayuda de Paolo Mauro, economista del
FMI, es invaluable: " Según la teoría económica, habría que suponer que la corrupción reduce el crecimiento económico al disminuir los incentivos que se ofrecen a los funcionarios nacionales y extranjeros para invertir. La corrupción actúa como un impuesto, pero con características perniciosas dada la necesidad de mantener todo en secreto y la incertidumbre que hay en cuanto a si los que aceptan el soborno cumplirán su parte del trato. La corrupción se da con mayor frecuencia cuando hay otras formas de ineficiencia institucional, como la inestabilidad política, los trámites burocráticos y la poca solidez de los sistemas legislativos y judiciales".
Como se pudo observar a lo largo de esta primera aproximación al tema, la corrupción es un síntoma de problemas económicos, políticos, sociales e institucionales. La corrupción es generalizada tanto en los países en desarrollo como en los países emergentes, debido a que la motivación para obtener ingresos es sumamente fuerte, agudizada por la pobreza y los bajos sueldos en la administración pública. Como se menciona arriba un análisis completo de la corrupción está fuera de los límites de un artículo de esta naturaleza.
(Economista)
