Busqué a la mujer en Elena, cuya belleza destruyó una ciudad.
Busqué a la mujer en Juno, la de los níveos brazos, y en Afrodita, nacida de la infinitud del mar.
Busqué a la mujer en Cleopatra, que hizo morir un imperio y nacer otro.
Busqué a la mujer en Laura, en Eloísa y en Beatriz; en la Venus de Milo y la Gioconda, y en mil mujeres más hasta llegar a Ingrid Bergman y Marilyn Monroe.
En ninguna de esas mujeres encontré a la mujer.
La encontré en ti, que pariste a nuestros hijos y los amamantaste; que cantabas por lo bajo mientras lavabas los platos de la cena, y contabas los pesos y los centavos para salir con el gasto de la casa, y en la oscura y clara noche me dejabas llegar a ti, que nunca he merecido ni siquiera estar cerca de ti.
Tú eres la mujer.
Tú eres la Mujer.
Tú, que eres mi mujer.
¡Hasta mañana!...