LA RESPUESTA ESTÁ EN LA FAMILIA
¿Por qué luchar contra el gobierno para proteger a la familia? Diversas asociaciones y grupos, por separado o en bloque, han tenido que manifestarse en varias ocasiones y de muchas formas, para pedir protección o rechazar iniciativas e ideologías que perjudican a la familia. En esas circunstancias se ha iniciado una guerra entre quienes deberían estar del mismo bando. ¿Qué no es precisamente el gobierno el que debería proteger la familia como parte fundamental de sus funciones a favor de las instituciones? ¿Hay algo más fundamental para la sociedad y su desarrollo que la familia? Si la familia está bien, la sociedad está bien; si la familia está mal, la sociedad está mal; lo resiente inmediatamente en la seguridad, en la economía, en la cultura, en la educación y en muchas más áreas de la vida social.
Para solucionar las problemáticas provocadas por familias disfuncionales, el estado gasta muchos recursos. Es una verdad incuestionable que la familia es la base de la sociedad; el bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y del país. Es necesario un esfuerzo responsable y generoso para promover no sólo los derechos individuales sino también los de la familia que deben ser respetados y defendidos contra toda agresión, sobre todo en el contexto actual donde suele ocupar poco espacio en los proyectos políticos. Las familias tienen, entre otros derechos, el de "poder contar con una adecuada política familiar por parte de las autoridades públicas en el terreno jurídico, económico, social y fiscal" (Pontificio Consejo par la Familia, Carta de los derechos de la familia, 22 de octubre 1983, no. 9). Son angustiantes las situaciones de enfermedad cuando no se tiene acceso a servicios adecuados de salud, o cuando se prolonga el tiempo de acceder a un empleo digno. Ni pensar en lo caro de la educación o en las pocas posibilidades de trabajo para los jóvenes, los largos tiempos de desplazamientos, los nacimientos fuera del matrimonio, la explotación sexual de la infancia, la violencia y narcotráfico, la drogadicción, los niños de la calle, los migrantes, la extrema pobreza, los ancianos abandonados, la dependencia a redes sociales… ¿Qué se está haciendo para revertir tal situación?
Los datos nacionales e internacionales son claros: El 25 de enero en el Senado de la República, en el marco de una conferencia sobre políticas públicas familiares, se daban cifras contundentes a nivel nacional e internacional sobre las consecuencias negativas, en la medida en que la familia no cumplía con sus funciones básicas y, al contrario, los beneficios que en muchos aspectos se tienen cuando hay acciones concretas por parte del estado a favor de la familia.
Se ha querido tachar de radicales, fundamentalistas y retrógradas a quienes se han atrevido a alzar la voz para pedir la protección de la institución familiar, pero más allá de modas, ideologías o religiones y sin rechazar derechos válidos de toda persona humana, no hay otra institución mejor para hacer progresar a la sociedad que la familia natural, espacio de formación de personas y ciudadanos. La situación de la familia en el mundo actual, necesita reavivar la conciencia sobre la importancia del matrimonio y la familia; para que la sociedad funcione, la familia necesita aliento, estímulo y ayuda para cumplir su labor y superar sus dificultades.
Las políticas públicas deben entonces estar dirigidas a la protección de la institución familiar, simplemente por conveniencia; por el bien de la comunidad. La inversión de recursos en este sentido, redunda inmediatamente en beneficios sociales y hasta económicos para el Estado. Los errores de los gobernantes en la administración publica son evidentes en muchas áreas ya conocidas, sin embargo, abandonar la protección en la familia, no sólo es "una mancha más al el tigre", que se suma a la larga lista de deficiencias (corrupción, impunidad, ineficiencia, despilfarro…), sino un grave error: la atención y cuidado de la familia es un área estratégica, no sólo por la importancia como base de la sociedad, sino además, porque atendiendo a esta institución, se pueden revertir muchas de las situaciones negativas; la atención a la familia no es una tarea más por cumplir sino "la solución a la cual acudir".
Si el estado descuida este rubro, estará corroborando su incapacidad para gobernar, su desinterés por resolver la crítica situación que el país atraviesa y su ineficiencia en otra área de gran importancia. ¿Por qué pues no poner las energías en proteger la familia?
El aspecto económico no es lo único que está afectando a la sociedad; la decadencia cultural, social y cívica, que hace surgir individuos con más carencias sociales, emocionales y morales requiere de creativas intervenciones del Estado para ayudar a las familias a que cumplan su misión de ser formadoras de personas. Ayudar a satisfacer las necesidades básicas de la familia es incluso más barato que enfrentar las consecuencias que resultan cuando la familia no cumple adecuadamente su función.
La desintegración familiar, el alcoholismo, la drogadicción, la violencia intrafamiliar, el maltrato juvenil, los suicidios, etc., ocupan y afectan a toda la sociedad. No en vano el artículo 4º de la constitución establece la protección de la familia.
No deberían el gobierno considerar como enemigos, a grupos asociaciones y personas que más bien pueden ser valiosos colaboradores en la realización de su trabajo a favor de la sociedad. La familia en el país, no obstante sus deficiencias, continúa a ser un elemento muy valioso como riqueza cultural y social, que debe ser protegida y fortalecida para detonar un despertar nacional hacia los auténticos valores que engrandecen a un pueblo. Una verdadera colaboración entre las instituciones públicas y privadas, evitando conflictos, competencias y luchas, podrá hacer que las familias no sean un problema sino una oportunidad para transformar nuestra región, nuestro país y nuestra tierra toda.
