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La ciencia y la tecnología asignaturas pendientes

ROLANDO CRUZ GARCÍA
"Es un hecho que el hombre tiene que controlar la ciencia y revisar continuamente el avance de la tecnología"

— Thomas H. Huxley

Al revisar la agenda educativa en México, nos encontramos con la triste noticia de que la ciencia y la tecnología, siguen siendo asignaturas pendientes en la educación, pero además en todos los niveles educativos en nuestro país.

Al revisar por ejemplo, el modelo de las universidades mexicanas, nos damos cuenta de que se pone poca atención a la ciencia y se le dedican nulos esfuerzos al desarrollo de tecnologías. "Hay que cambiar de método en las ciencias básicas, por otro de mayores aplicaciones que nos permitan avanzar hacia un mayor desarrollo de la investigación" asegura el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología). Esto nos lleva a confirmar que tenemos un enorme rezago comparados con los avances que a nivel mundial se tienen en estos rubros.

"Debemos hacer cosas distintas y tener más aprecio como país por la ciencia y la tecnología" afirma el propio consejo (Conacyt), al hacer un recuento de los avances en éstos importantes rubros, mencionando como ejemplo las becas que se otorgan; cerca de 130 mil becarios han sido apoyados por el organismo, la mayoría de ellos buscando lograr el grado de doctor.

Uno de los retos más importantes, es ubicar los procesos educativos en la ciencia y el desarrollo de tecnologías y resaltarlo dentro del debate nacional como uno de los mejores caminos para incidir en el bienestar de las personas.

Hay que reconocer que en materia de desarrollo tecnológico y competitividad existe una desventaja con respecto a otras naciones, quienes han tomado atajos para avanzar más aceleradamente que nuestro país, en donde todavía nos estamos preguntando si es conveniente invertir en ciencia y tecnología, cuando países como la India han avanzado en los últimos 10 años hasta lograr un valor, en la industria de las tecnologías de la información, del orden de los 47 billones de dólares.

México debe aprender a tener mayor competitividad, ya que el rezago es enorme y se trata de relacionar ahora estos importantes campos del desarrollo con las industrias, las empresas, los servicios y no solo con la comunidad académica.

Cuando nos referimos a privilegiar el aprendizaje de las ciencias básicas, estamos hablando de volver a trabajar en las aulas y los laboratorios asuntos tan importantes como el análisis lógico-matemático, la biología, aprender química, la predominancia de la física como sustento de la ciencia natural y muchos otros etcéteras que se nos han quedado en el camino y que son fundamento del pensamiento científico.

Esto constituye un buen ejercicio para plasmar el futuro de un México que perdió el camino, que perdió el espíritu científico y tecnológico en la cultura nacional. Personajes como Ruy Pérez Tamayo han sintetizado el problema del descuido del Estado hacia la ciencia en México; en sus propias palabras, asevera: "Siempre he pensado que la ciencia no es pobre porque vivamos en un país subdesarrollado, sino que somos un país subdesarrollado por que nuestra ciencia siempre ha sido y sigue siendo pobre".

Y es que no hay que confundir la presencia entre nosotros de dispositivos del desarrollo tecnológico, las computadoras, el avión, las tablets, los celulares, etcétera, con el verdadero cambio que resultaría la incorporación del espíritu de la ciencia en todos los niveles de nuestra actividad humana.

Por lo que, es triste constatar que México no es un país puntero en desarrollo tecnológico, antes bien ha sido consumidor de las tecnologías producidas en otros países, convirtiéndose en cliente en lugar de productor, lo que lo sitúa en una posición de desventaja al momento de querer contar con recursos económicos para formar individuos y generar conocimiento en el área de la ciencia y la tecnología. Para evidenciar la gravedad del problema, del 2000 a 2007 México no logró superar la barrera de 0.44 % del PIB destinado al gasto por concepto de ciencia y tecnología, en contraste con naciones como Japón que destina 3.0% de su PIB al desarrollo científico, en tanto que Estados Unidos mantiene un 2.7% y los países de la Unión Europea un promedio de 1.9%, por lo que América Latina y el Caribe, junto a Oceanía y África ocupan los últimos lugares en el gasto destinado a ciencia y tecnología (Cynthia Villagómez Oviedo, 2015). La situación a 2017 no ha cambiado mucho.

Por todo lo anterior se vuelve necesario reforzar a las instituciones de nivel superior y aquellas dedicadas a la investigación, proveer de mayor acervo bibliográfico actualizado, revistas científicas, mayor equipo para investigación básica y avanzada. Debe quedar asentado que la ciencia es benefactora, lo invertido en ella se devuelve con creces, no sólo en insumos sino conocimiento mismo.

Si nosotros los maestros queremos ser parte de la solución, debemos ayudar a reducir los índices de pobreza en nuestro país, al democratizar las oportunidades para que acceda el mayor número de mexicanos a la ciencia y la tecnología y es mediante una mejor educación, como podremos lograrlo.

Agradezco sus comentarios a: [email protected]

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Escrito en: ROLANDO CRUZ GARCÍA

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