Columnas Social

ENSAYO SOBRE LA CULTURA

LAS REFERENCIAS

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Cultura es todo lo que le da sentido a las acciones del hombre. Cuando me refiero a la palabra todo, incluyo los paradigmas a los que nos referimos para darle significado a las cosas. Desde los mitos, los ritos, la religión, la filosofía, la ciencia, la ideología, los usos y las costumbres; de nuevo, todo, aun lo que no está mencionado, componen la cultura desde donde el más simple acto toma alguna significación o tiene algún sentido.

La subjetividad es nuestro mundo simbólico, de concepciones y de valores desde los cuales juzgamos al mundo. La objetividad sería lo real, un concepto más filosófico, los actos y las cosas más allá de su mera apreciación de alguien. Hay innumerables intentos de acercarnos a la objetividad; la ciencia y la filosofía principalmente, esa ha sido su búsqueda, aunque no lograda de manera absoluta. La objetividad sigue permaneciendo fuera de nosotros, con lo único que nos quedamos es con las subjetividades que cada quien tiene y que se enfrentan, irremediablemente, a las otras subjetividades.

Por lo anterior, es casi imposible que el mundo se ponga de acuerdo en algo, ni siquiera en la interpretación de los libros sagrados, ya que la palabra, como parte del lenguaje y elemento importante de la cultura, puede ser polisémica (tener muchos significados), más cuando ha pasado por un proceso de traducciones que pone en peligro su significado original.

Al analizar un acto, siempre lo hacemos dentro de nuestra subjetividad. La mayoría de las personas están imposibilitadas para entender las cosas fuera de su subjetividad. No queremos entender al otro, queremos que no solamente se entienda nuestro punto de vista, sino imponerlo. Es la manera cómo funciona el mundo, lo cual trae seguridad. Cuando ponemos en duda nuestras creencias, el mundo se tambalea, porque se pierde el sentido, lo que quiere decir, la dirección que nos lleva a lo que pensábamos era un puerto seguro.

Más que analizar los actos de los otros dentro de nuestros propios paradigmas, deberíamos de hacerlo dentro de sus paradigmas y encontrar las contradicciones, sería la manera de demostrar el error, dentro de su propia relatividad.

En el caso de Trump, es patética la forma en que se contradice o lo hace con la historia. Cualquiera que sepa lo mínimo de los Estados Unidos, conoce que se ha formado de la inmigración. La influencia indigenista, en esa región, fue aniquilada o atrapada en reservaciones. A los primeros ingleses no les importó quienes moraban en esas tierras antes que ellos, se apropiaron del territorio acabando con los primeros moradores o reduciéndolos a la nada.

En el siglo XIX, Francia les donó la estatua de la libertad, que significó, durante muchos años, la promesa de una vida en libertad, pero más una vida futuro llena de prosperidad. La manera de vida americana, que después se vendió al mundo como símbolo de civilización, tanto así que se llegaron a llamar el primer mundo.

Esta idea de libertad y de justicia los representó en la Primera y Segunda guerra mundial, de las cuales sacaron el mayor de los provechos sin sufrirla en su territorio (a excepción de la isla de Hawái). El mundo libre se enfrentó a lo que se suponía no lo era, los países comunistas, con lo que vino, desde los sesenta, la Guerra fría.

En pocos días, Trump ha dado al traste con todo lo que significaba su nación: Prosperidad para todo, promesa de participar en las delicias del mundo capitalista y de consumo, lograr realizarse en un país que proponía todas las libertades, para hacer más problemático entender sus acciones, también va contra las proposiciones fundamentales del liberalismo económico: dejar hacer, dejar pasar, donde se suponía que la intervención del estado en los asuntos comerciales e industriales debía de ser el mínimo, dejando que las acciones de los hombres se gobernaran por las leyes del mercado.

Por eso, el señor está plenamente equivocado porque contradice las pautas ideológicas que él mismo dice defender. Lo que intenta es un totalitarismo de estado que no tiene nada que ver con la ideología que maneja, como también lo llegó a ser su parte contraria que por eso se derrumbó. No es la manera en que se demuestra que tiene la razón, muy por el contrario, pone en peligro el sistema, y seguramente, si no hay correctivos, caerá.

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