En medio de la intensa agenda internacional, acaparada actualmente por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el malestar y la controversia desatados en México por el alza en el precio de los combustibles, otros temas han sido opacados por lo estridente de los asuntos referidos. Pero no por eso quiere decir que sean menos importantes. Uno de ellos tiene que ver con una de las áreas públicas más relevantes: la salud. En las últimas semanas ha salido a la luz información preocupante sobre malos manejos en el sistema sanitario de las entidades federativas que deberían hacer encender focos rojos de las autoridades y la sociedad.
El caso más grave es el de Veracruz, en donde el gobernador panista Miguel Ángel Yunes denunció que en la administración priista de Javier Duarte, prófugo de la justicia mexicana, en los hospitales regulados por el sector salud estatal se otorgaban tratamientos falsos a personas con cáncer, situación que refleja no sólo un enorme nivel de insensibilidad, sino también pone en evidencia conductas delictivas graves que afectan la salud de personas que debieran ser protegidas y atendidas por el Estado.
En la vecina entidad de Durango se acaba de denunciar un caso similar. Según el gobernador panista José Rosas Aispuro Torres, la pasada administración mantuvo guardados en bodegas lotes enteros de medicamentos que terminaron por caducarse debido a que de forma hasta ahora inexplicable no fueron suministrados. Además, el sector salud enfrenta una pesada carga de 300 millones de pesos de deuda que ha comenzado a afectar su operación.
Coahuila no ha sido la excepción en materia de descuidos en el sistema sanitario. De forma recurrente ha sido denunciada la falta de medicamentos e insumos en los hospitales generales que conforman la red de nosocomios que administra la Secretaría de Salud. Las carencias reportadas por usuarios y personal médico han ocasionado que pacientes se hayan quedado sin la atención debida. Las explicaciones han sido diversas y, por lo tanto, poco convincentes.
A nivel regional, en múltiples ocasiones se ha hablado de la necesidad de abrir un área de prevención y atención de cáncer, una enfermedad que sigue ganando terreno y ocasionando la muerte de cientos de laguneros al año. En principio, el Hospital General de Torreón, inaugurado en este sexenio, iba a contar con especialidades como oncología. Sin embargo, no fue así y recientemente se organizó una colecta para construir una unidad especial, pero no se ha dicho cuándo iniciarán las obras.
Por el lado de Gómez Palacio, de forma similar, las autoridades anteriores habían asegurado que el Hospital General que está por concluirse su construcción contaría con un área de oncología. Esta semana se dio a conocer que los recursos para construir ese espacio no existen, por lo que el nosocomio abrirá sus puertas sin esa especialidad tan necesaria.
Como puede observarse en todos los casos, existe un descuido evidente por parte de las autoridades, quienes no han mostrado la voluntad ni capacidad necesarias para resolver los problemas del sector salud. Lo grave del caso es que las vidas de personas están en juego. Por eso, urge que se atiendan cuanto antes las carencias y se eviten actos como los mencionados arriba.
