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SUBRAYADO

RENATA CHAPA

En líquido te convertirás

Podrían creer que, con su fallecimiento, acabó la incomodidad de ser señalados. No más críticas, no más evaluaciones, no más reprobados. Ha muerto una de nuestras voces espejo y nace, así, el confortable y comodino descanso en paz, y en vida, para quienes motivaron sus sobresaltos académicos.

Como su malestar colectivo fue transformado en frases sobrias, derechas, sólo unos cuantos resisten sus textos. Ni uno de sus escritos concede alternativa: a través de ellos nos leemos al interior y conocemos algo de la negrura humana compartida. Muchos claudican al leer las primeras cuartillas. Sienten molestia, incredulidad, acaso un poco de vergüenza. O, llanamente, no sienten interés en conectarse con el autor, cascarrabias inentendible. Pero, a la vez, otra puerta interpretativa queda abierta cuando aparecen esos párrafos tan suyos, los que erizan cada vértebra y punzan el entendimiento. Sus frases son de una intelectualidad lapidaria, condenatoria, es cierto. No obstante, también pueden ser las de un amigo brillante que, desde su sinceridad analítica, quiere aportar al bien común.

Este distanciamiento de los lectores, por supuesto, no mina la certitud y la pasión interpretativa de un teórico global y cabal. El de Zygmunt Bauman es un terco amor por cada individuo y por las sociedades, tal y como lo demuestra en casi cuarenta decenas de libros que, a su vez, citan y parafrasean un caudal envidiable de autores.

El pasado lunes 9 de enero de 2017, perdimos un hombre que con superlativa sensibilidad redactaba desde el dolor, aterrorizado, indignado, pero sin perder la esperanza en la humanidad misma. Sus ensayos son la prueba contundente de su fe sociológica ante el mundo y su caos. Buscó un símil de fácil memorización para condensar su principal creencia. Seleccionó una metáfora donde quedara guardada para siempre su más pesada afirmación. Eligió la palabra "líquido". El doctor Bauman necesitaba explicar, así, la manera en que nuestras certezas, nuestras seguridades, nuestros puntos de apoyo, nuestros lazos se vuelven agua. Inasibles. Escurridizos. Están y dejan de estar a la mínima provocación. Zygmunt Bauman fue y seguirá siendo considerado el padre de la modernidad líquida. El creador de la teoría de la licuefacción.

Al conocer la noticia del deceso del sociólogo polaco que he leído con más curiosidad y gratitud, busqué de inmediato los libros de su autoría en una recámara de mi casa. Lloré en silencio por la pérdida y, con sus tres libros en mano, supe que el cuerpo de Bauman se había vuelto tan líquido como mi vista en esa mañana, pero no así su sólida herencia teórica. Me senté a releer varios capítulos de la triada líquida y encontré otra vez respuestas. Sentí la misma empatía al leer por vez primera "Tiempos líquidos" (Ed. Tusquets, México, 2007), un libro que aplaudí desde el título hasta su idea de cierre. Después llegó "Amores líquidos" (Ed. FCE, México, 2007) y, meses después, "Miedo líquido" (Ed. Paidós, 2013).

Comparto a Zygmunt Bauman como quien presume con toda la mano a un maestro talentoso, al amigo de luz, al guía competente. Es un autor que siento cercano y, con esa misma confianza, sus afirmaciones las he vuelto propias para entender lo inentendible. Y crecer.

Leer y escuchar a Zygmunt Bauman volverá la licuefacción que experimentamos a diario un espacio alternativo para bucear en nuestra interioridad. Con más y mejor oxígeno. Con más y mejores propuestas.

Queda abierta la invitación al homenaje al doctor Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y las Humanidades, en la actividad de promotoría cultural independiente y de corte ciudadano, "Canto por la educación". Los espero el jueves 26 de enero, en punto de las 7:30 p.m., en la Librería Gandhi Torreón, donde reseñaré la triada de libros arriba mencionados.

Agradezco a los maestros Guillermo Vázquez y Rafael Sáenz, director académico de la ULSA Laguna y percusionista principal de la Camerata de Coahuila, respectivamente, por aceptar ser partes clave en esta actividad. El maestro Vázquez leerá en atril varios fragmentos de la pluma baumaniana mientras que el maestro Sáenz tendrá el reto de crear distintas ambientaciones sicológicas sólo con instrumentos de percusión. Será una velada innovadora para memorar al gran teórico líquido.

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