No sólo es el color de su voz, la sensualidad dramática de sus agudos, ese timbre que se ha impuesto en los teatros más importantes del mundo; es ella en conjunto, Elina Garanca, la cantante letona que salió anoche al escenario del Teatro Isauro Martínez para hacer historia con un memorable concierto donde demostró por qué es la consentida de las principales casas de ópera en el mundo.
Tan elegante la selección de la primera parte del programa como ella; quien salió sobria, acompañada en el escenario por el pianista coahuilense Rogelio Riojas-Nolasco, para interpretar la "Non so piú", de Le nozze di Fígaro, de Mozart; un compositor que hace parte de su repertorio, y del que escogió una emotiva aria para recibir al público lagunero.
Desde el inicio, y antes de que arrancara las primeras ovaciones del público su voz fue creciendo. Segundos más tarde rompió el silencio después del aplauso y la "Voi che sapete", de la misma Ópera de Mozart, fue una de las mejores interpretaciones de la noche.
De Bellini, Elina Garanca, seleccionó "Se Romeo t'ucccise un figlio...", para salir de escena cambiar de vestuario y regresar antes del intermedio con una de sus arias favoritas, "Mom coeur s'ouvre á ta voix", de Sansón y Dalila, de Saint Saënz.
Imponente cierre de la primera parte del programa. Con una cantante que no necesitó más que su voz para hacer una acuarela precisa del drama amoroso de los dos personajes bíblicos, con una pronunciación impecable.
Luego del intermedio salió a escena la Camerata de Coahuila bajo la batuta del director estadounidense Constantine Orbelian, y con un preludio español, la misma Elina que hizo historia anoche en el teatro Martínez, regresó a escena con un vestido rojo, transformada, altiva, decidida a mostrar por qué es la mezzosoprano más cotizada en la escena internacional de la música; y vaya pareja la del maestro Orbelian y la diva Garanca.
Con un español casi perfecto, lo que siguió fue la consagración de una voz privilegiada en el escenario lagunero. Una cantante letona con la fuerza y la bravura gitana, que le dio anoche un particular estilo a La vida breve de Manuel de Falla. Se divirtió con "La canción de la paloma", de Francisco Asenjo, no sólo presumiendo una técnica envidiable y un manejo del escenario impecable, sino comunicando con sencillos movimientos, ese lenguaje que sólo quienes interpretan, y no sólo cantan, logran con la maestría.
De destacar la elegancia de la conducción del maestro Orbelian con la orquesta coahuilense; no por nada es uno de los directores más importantes de Rusia y el mundo; un director que además hizo que Camerata de Coahuila sonara como hace muchos años no se escuchaba, con brillo, cuerdas precisas y un particular ánimo.
Sin duda alguna el plato fuerte estuvo al final, difícil describir lo que Elina Garanca logra con Carmen, es como si Bizet la hubiera conocido.
Nunca en la región una "Habanera" había erizado tantas almas, el juego de su voz, con un color tan fuerte y marcado como el de su presencia, fue sencillamente perfecta.
Luego de deslizar sus manos por el cuerpo y mirar al auditorio, su voz hizo lo que quiso en la "Chanson Bohéme", logrando unos contrastes técnicos de impresionante dificultad. Su presencia escénica es contundente; Torreón fue la única sede, en su gira por México, donde la cantante letona se cambió tres veces de vestuario. Al inicio con la masculinidad requerida por el programa, luego la mezzo y finalmente la diva.
Otra de las sorpresas fue que en el Martínez el programa incluyó una primera parte con piano y una segunda con orquesta. La diva regaló tres ancores, y una hermosa interpretación de Granada, de Agustín Lara, que en México suena como un homenaje al país que la tiene impresionada, diría minutos más tarde al bajar del escenario.
Gran y emotiva ovación recibió Elina Garanca anoche en el teatro Martínez, cientos de voces exclamaban !bravo! aplaudían y levantaban los brazos en sinónimo de reconocimiento. Tres ancores repitieron la escena, el maestro Orbelian saludaba emocionada y la diva parecía no querer abandonar el teatro lagunero.
Invitado sorpresa
Anoche la cantante letona Elina Garanca marcó la historia de la música en La Laguna, igual se sentó atractiva y sencilla sobre el pedestal del director, que sonrío al público con un particular encanto. Sorpresa la participación del pianista coahuilense Rogelio Riojas-Nolasco, quien no tocaba en Torreón desde hace treinta años. Un músico de un talento indiscutible, quien ha acompañado a los más importantes cantantes de ópera del mundo, como a la propia Elina Garanca.
Elina Garanca ofreció un concierto memorable bajo la dirección del maestro Constantine Orbelian ante un Teatro Isauro Martínez al cien por ciento de su capacidad. (RAMÓN SOTOMAYOR)
