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MemoriaCoahuila.org

SALVADOR SÁNCHEZ PÉREZ

 O Lvidar es una forma de recordar. Los acontecimientos traumáticos de la propia historia no son recuerdos agradables. La persona prefiere borrarlos y se da a la tarea de crear relatos inocuos para tranquilizar la conciencia. Es posible, incluso durante mucho tiempo, vivir en esos relatos. El problema es que la negación sistemática de las zonas oscuras de nuestra historia nos pasará la factura. Ya más pronto, ya más tarde harán explosión o terminarán paralizando la propia voluntad.

Guardadas las proporciones, este proceso, descrito para los individuos, vale igual para las sociedades. También las sociedades tienen que reconciliarse con el propio pasado, la negación, igual aquí, cobra facturas.

Si bien la violencia social existe en muchas latitudes, este fenómeno traza una relación nunca antes supuesta entre lo local y lo global. El conflicto es global, la mundialización no tiene solo efectos positivos, sino también estos otros, pero las manifestaciones de la violencia son siempre y necesariamente locales. Es como un cáncer, una célula enferma contagia a las otras y termina por invadir el tejido completo.

Las soluciones también juegan esta ambivalencia local - global. Cada persona tiene que hacerse cargo de sí misma, los gobiernos locales tienen que hacer el irremplazable papel que les corresponde, pero sin ingenuidades, porque también se deben tejer estrategias interinstitucionales y multinivel que permitan hacer frente a estos ciclos de violencia, como ya lo indica el Banco Mundial en su informe 2011.

Los académicos de la Universidad Iberoamericana Torreón, Francisco Rodríguez Lozano y quien esto escribe, se dieron a la tarea de recuperar los reportes consignados por diversos medios de comunicación, así como acceder a las bases de datos públicas del gobierno federal y estatal para construir un archivo que da cuenta de los hilos que tejen la historia de la violencia social vivida en Coahuila entre los años 2006 a 2015.

Ese es el núcleo de MemoriaCoahuila.org, un proyecto de la Universidad Iberoamericana Torreón, a través del Centro de Investigación Institucional y el Departamento de Humanidades, que presenta los resultados de una investigación histórica que permite identificar, documentar y rastrear las zonas e instituciones afectadas por la violencia en Coahuila, su contexto y sus consecuencias desde una perspectiva académica y periodística.

El archivo nos hace saber, por ejemplo, que de los años en que la violencia social se generalizó, el 2012 fue el peor para Coahuila en términos de homicidios dolosos. Tan solo Inegi reporta 1,146, aunque las cuentas de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) refieren 52 más. En cuanto personas desaparecidas, lo peor ocurrió el 2011. La PGJE reporta 340, 57 más de las que se reconocen en el Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) de la Secretaría de Gobernación.

Aunque algunos señalan el ataque al empresario Carlos Herrera, el 13 de mayo de 2007, como el inicio de esta racha, hay reportes del caos en germen desde febrero del 2005 con balaceras "aisladas" en las colonias San Joaquín, La Constancia y la Durangueña en Torreón.

Y de ahí en adelante, los hechos por casi todos conocidos, otros no tanto, de los años posteriores, hasta que las aguas fueron recuperando gradualmente su propio nivel.

La novedad y el aporte de esta investigación es que sus resultados se presentan en un formato digital que le permite al usuario acceder a los diferentes productos del archivo mediante una interfaz interactiva. La apuesta por el formato digital permite el uso de múltiples recursos, por ejemplo, notas periodísticas, mapas, gráficas, fotografías y videos.

Para clasificar estos acontecimientos en el tiempo y en el espacio se han elaborado cuidadosamente dos líneas del tiempo, una para violencia en general y la otra para ataques a la libertad de expresión. Son parte de este archivo también dos conjuntos de mapas que permiten la identificación de la distribución geográfica, por municipio, de muertos, desaparecidos y procesos judiciales registrados.

Un tercer apartado lo ocupan las interpretaciones. En efecto, 2012 con 1,146 homicidios dolosos es el peor año, 792 ocurrieron en el municipio de Torreón. Éstos, más los que ocurrieron el año anterior constituyen poco más de la mitad de los decesos ocurridos en Coahuila en su conjunto, en lo que representa "el punto más álgido de la violencia". Por supuesto, se trata de interpretaciones que aún no están cerradas, más aún, exigen la colaboración del usuario de la plataforma.

El conjunto dibuja un panorama grave, una historia que no se puede ni se debe olvidar, que habrá que integrar. Aunque este dinamismo ocurrido en Coahuila en el período 2006-2015, provocó una paralización general en la sociedad que limitó el registro histórico del mismo fenómeno, la ocasión para hacernos cargo de nosotros mismos es una tarea imprescindible, tarea que no se debe aplazar, ni se puede delegar.

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