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PEMEX, COMERCIO EXTERIOR, PETRóLEO Y GASOLINAS: MALAS NOTICIAS

En el año 2014 el saldo del comercio exterior de la industria del petróleo fue particularmente reducido. En años previos, con precios elevados en los mercados internacionales de hidrocarburos y una extracción creciente de petróleo crudo en México, las exportaciones superaban ampliamente a las importaciones en esta actividad industrial. En 2014 el saldo positivo, según información reciente de Banco de México, fue de apenas 880 millones de dólares. Una cifra muy menor comparada con la obtenida en 2012, del orden de 11 mil 817 millones de dólares.

En 2015 la situación cambió y se obtuvo un importante déficit de 10 mil 115 millones de dólares, que equivale a más de dos veces del déficit de la balanza comercial no petrolera. Es una nueva situación estructural de la economía del país que afecta negativamente las cuentas con el exterior y las finanzas públicas.

En 2016, hasta el mes de noviembre, el déficit de la balanza comercial petrolera es de 11 mil 196 millones de dólares, equivalente a cinco veces el déficit del resto del comercio exterior. Es el resultado de la política económica ejecutada en el sector desde los años 80. Son muchos años en que se apostó a extraer petróleo para comercializarlo en el exterior, en particular venderlo a Estados Unidos. Con la entrada en vigencia del TLCAN se dirigió al norte del Río Bravo una porción mayor de las exportaciones de petróleo crudo y años después se decidió incrementar la extracción del hidrocarburo para venderlo preferentemente a ese país.

Para el año 2015 las exportaciones de petróleo crudo son menores a las importaciones de petrolíferos. En 2016, considerando datos hasta noviembre las exportaciones de hidrocarburos suman 14 mil 38 millones de dólares y los petrolíferos importados son 15 mil 376 millones de dólares. Se descartó construir nuevas refinerías y modernizar las existentes, considerando las características del petróleo que se estaba extrayendo del territorio de México. A la fecha, por ello no es posible utilizar eficazmente la capacidad instalada en el país para refinar petróleo y menos contender con las necesidades de gasolinas y diésel.

A la fecha se importa 60 % del consumo de gasolinas y las refinerías operan muy por debajo de su capacidad de producción instalada. En algunas notas de prensa a lo largo del año 2016 se afirma que en conjunto las seis refinerías trabajan a 60 % o incluso a 51 % de su capacidad. El resultado es una creciente importación que bajo el esquema en que opera la industria seguirá aumentando. En Estados Unidos las empresas no tienen autorizado regularmente exportar petróleo crudo. Las exportaciones deben ser de productos transformados.

Hasta hace poco tiempo las regulaciones estadounidenses exceptuaban las exportaciones a Canadá, país que es el primer proveedor de petróleo crudo de Estados Unidos, existiendo una amplia integración entre las compañías que operan en ambos mercados. Recientemente se firmó, también con un carácter excepcional, un convenio para cambiar una parte de crudo con México, considerando las particularidades de las refinerías que hay en el país.

Estados Unidos entrega petróleo ligero, adecuado para las refinerías en México, a cambio de crudos pesados, en una cantidad mínima hasta por 100 mil barriles diarios que no altera el funcionamiento de los mercados. En adelante la presencia de firmas privadas en la refinación como socio de Pemex será otro de los cambios en la industria.

Según el director general de Pemex Transformación Industrial, en el año la petrolera establecerá alianzas y asociaciones con capitales privados, como el realizado en el campo Trion. Un paso más en la reducción de Pemex, en la limitación de sus capacidades de producción. Ese camino no necesariamente ayuda a resolver el problema de las divisas para que opere la industria petrolera y menos garantiza que en el futuro los precios de las gasolinas puedan disminuir.

Las importaciones de gasolinas son un aspecto del funcionamiento de la industria petrolera que hace parte de la Reforma Energética, como mantener la venta de gasolina como un medio para recaudar impuestos. Actualmente el precio de la gasolina en México es superior al precio medio en Estados Unidos. Por ello en la frontera se aplica un programa de subsidios con cargo al fisco para intentar evitar la compra de gasolinas al otro lado del Río Bravo.

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