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El año 2017, retos e incertidumbre en educación

ROLANDO CRUZ GARCÍA
"La esperanza es el sueño del hombre despierto"

— Aristóteles

En el sector educativo, arribar al año 2017 nos enfrenta a un panorama distinto, retador, incierto y sumamente complejo, pero a fin de cuentas esperanzador; sobre todo con un arranque de año tan atropellado en todos los ámbitos, con respecto al futuro de la escuela, ya que incluso se ha llegado a mencionar por parte del ejecutivo federal, que si en las condiciones económicas globales no se toman decisiones adecuadas, se tendrían que cerrar escuelas.

Otro aspecto no menos complicado es la transformación del sistema educativo nacional, en donde la Reforma Educativa nos ha situado ante una decisión inédita del gobierno federal: recuperar la rectoría del estado en materia educativa.

Y es que el panorama es incierto y retador, toda vez que ha logrado confrontar, a los sindicatos (tanto al SNTE, como a la coordinadora, CNTE), al grado de generar durante la mayor parte de 2016, las protestas más exacerbadas de los últimos tiempos en diferentes partes del país y que han promovido un sinnúmero de amparos, ante la inminente implementación definitiva del Servicio Profesional Docente (SPD). Lo que realmente incomoda a las organizaciones sindicales es la evaluación universal de los profesores, que ahora se utiliza con fines de ingreso, asignación, promoción y permanencia del personal docente en sus plazas laborales, otrora intocables y vitalicias.

El panorama es incierto también, porque no alcanzamos a comprender en realidad los alcances que la evaluación va a llegar a tener, en un futuro inmediato, sobre todo cuando en 2017 se implemente la evaluación al desempeño directivo. Lo que nos espera es insospechado, cuando se aplique hasta sus últimas consecuencias.

Finalmente considero que 2017 es esperanzador, en la medida que implica dentro de la puesta en marcha de la Reforma Educativa, una esperanza tangible para lograr la tan anhelada calidad educativa.

Los retos que enfrentan ahora los directivos educativos, por ejemplo, no son menores ya que estamos hablando de cómo deberán responder ante los nuevos esquemas del trabajo directivo y la supervisión escolar; los nuevos tiempos nos exigen un trabajo más eficaz en la gestión administrativa, académica, áulica, y organizacional, lo que implica que dejen de realizar una función tecno-burocrática rígida y estereotipada.

El ser humano, a diferencia de los demás seres vivos, es el único capaz de aprender, enseñar, pensar, organizarse, distribuir tareas y transformar la naturaleza en su beneficio, aspectos llevan consigo la necesidad de una autoridad y un trabajo colectivo que permitan la planeación y ejecución de todo aquello que genere bienestar para la población. En el sistema educativo actual, hablando de todos los niveles, la organización, la división del trabajo y el ejercicio de la autoridad, determinan gran parte del éxito o fracaso de las escuelas.

Resulta interesante mencionar los indicadores propios de las escuelas con calidad educativa, que exigen a los directores y directivos que conozcan y apliquen la gestión, es decir los objetivos comunes, el trabajo en equipo, el liderazgo en la dirección, la estabilidad del profesorado, la planificación, coordinación, evaluación, la participación de los padres y el uso racional del tiempo. Además de los nuevos paradigmas requeridos en las organizaciones inteligentes: empowerment, innovación y creatividad, solución de problemas, manejo de conflictos, equipos de alto rendimiento, por mencionar sólo algunos.

Para los profesores 2017 nos plantea un reto magnífico: comprometerse con el cambio cualitativo hacia el aprendizaje, dejando la preponderancia de la enseñanza tradicional, implicándose con su formación permanente (actualización, capacitación, superación, etcétera,) además de lograr establecer una verdadera cultura de la evaluación; al final de lo que se trata es de que se mejoren los procesos formativos de sus estudiantes.

En el caso de los alumnos, la exigencia es mayor, al requerir que este año se involucren con todas sus capacidades en el logro de sus aprendizajes, es decir su atención, interés, motivación, voluntad, significancia y sentido a lo que aprenden, lo que les permitirá trascender en la búsqueda de su identidad, pertenencia y pertinencia escolar. Todo lo anterior conlleva la necesidad de que los estudiantes tomen un papel activo en su propia formación y dejen de ser entes pasivos que sólo reciben una instrucción previamente programada.

Respecto a los padres de familia los retos se vuelven cada vez más exigentes en la educación de sus hijos, ya que ahora es necesaria una mayor implicación e involucramiento en la vida académica de los mismos; no es posible dejarle todo el "paquete" a la escuela, es necesario poner todos la mayor disposición hacia las actividades sustantivas de los centros escolares para lograr verdaderos esquemas de participación social.

Finalmente nos corresponde a la sociedad en su conjunto, "cerrar el círculo" para lograr que todos estos retos se logren y las metas se cumplan, y así asegurar un 2017 lleno de proyectos cumplidos.

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