ENTRADA.- México tiene un enemigo directo que de alguna u otra manera trata de sobajarnos, denigrarnos y lesionar nuestra economía.
Se trata del psicópata que los norteamericanos llevaron al poder el pasado mes de noviembre. Nunca en la larga historia de nuestras relaciones con el país vecino, se había presentado un caso similar. En un mundo en donde la voz y dirigencia de la primera potencia del mundo se manifiesta en todos los continentes, resulta ahora que el enemigo número uno de los norteamericanos somos nosotros los mexicanos. Ya no son Vietnam, Corea, la China continental, el Ayatola, el Estado Islámico, Osama bin Laden, Fidel Castro o Hussein. Ahora resulta que los enemigos a vencer somos nosotros los mexicanos.
SOPA.- Desde que fue postulado por su partido, Donald Trump declaró como sus prioridades políticas la de destruir la industria automotriz de México, la de expulsar a millones de mexicanos (algunos que son hasta legales) que viven, trabajan, pagan impuestos y son factor importante de la economía norteamericana. Pero como la estrella de sus dislates publicita encantado su enfermiza idea que raya en paranoia, consistente en construir un muro que divida ambas naciones y que además, nosotros deberemos pagar.
Primeramente todo esto desconcertó a los dirigentes políticos, empresariales y a la sociedad en general. Todo el país manifestó su sorpresa ante tal cúmulo de locuras por parte del psicópata empresario, pero para nuestra desgracia, aquella sorpresa se ha venido trasformando en miedo y preocupación, cosa que en nada nos ayuda como pueblo y nación para hacer frente al loco de las colinas del capitolio.
Pero de los males deberemos sacar también algo bueno. Esto deberá ser un gran motivo para unirnos como pueblo y nación frente al peligro que nos amenazará durante los próximos cuatro años.
PLATO FUERTE.- Gobierno y sociedad deberán estructurar un programa de acción con el fin de contrarrestar las embestidas del psicópata. Los once millones de trabajadores de origen mexicano que residen en la unión americana podrían formar liderazgos en sus comunidades a fin de defender sus derechos y actuar enérgicamente vía las protestas públicas.
Esos once millones de mexicanos y los 120 millones que habitamos esta gran nación, deberemos hacer uso de las poderosas herramientas que representan las redes sociales, para que diariamente desenmascaremos al psicópata y mediante una gran campaña nacional lo señalemos como un ser negativo y peligroso para los Estados Unidos y para nosotros.
Pero lo que no debemos hacer es quedarnos arrinconados y asustados como ratones sin hacer nada. No debemos paralizarnos por miedo o temor. México en una gran nación que ha sabido enfrentar problemas, crisis y acosos como éste y aún mayores, habiendo salido siempre triunfante.
Presumimos de muy machos y valentones, pues ahora es el momento de demostrarlo organizándonos inteligentemente para mellar la imagen de psicópata y contrarrestar sus embestidas de búfalo loco.
Para nuestra fortuna nos estamos enfrentando a un bravucón de lengua muy larga y de cola aún más larga. Se trata de un patán que presume atacar a las mujeres, de usarlas como objeto sexual, de burlarse de los discapacitados. Un patán que se ha casado tres veces demostrando su total inmadurez emocional. Estamos enfrentándonos a un tipo ignorante, soberbio, carente de los más elementales principios morales, sin valores humanos y cuyo único Dios es el dinero. Este tipo de enemigos son muy vulnerables y fáciles de desbarrancar. Se trata de psicópatas intolerantes a la contradicción y con mecha muy corta.
Debemos exigir al gobierno federal fajarse los pantalones frente al psicópata. Para ello deberá instrumentar un enérgico programa para responder a las amenazas. Celebrar alianzas inteligentes, estratégicas y de alto nivel económico y político con China, Corea, Vietnam, los países europeos y africanos y con los países árabes del medio oriente etcétera.
Por otra parte activar los demás tratados comerciales que hemos celebrado con otras naciones a fin de diversificar nuestras exportaciones, fortalecer nuestro consumo interno y entender que hay momentos en la vida de las naciones que es necesario sacrificar algo de nuestra zona de confort.
POSTRE.- Habrá que despojarnos del miedo y actuar como nación grande y con historia. Será imperioso ya no escondernos como ratones asustados y temerosos frente al psicópata. Tenemos con que hacerle frente y podemos hacerlo desistir de sus locuras, siempre y cuando actuemos unidos, con espíritu nacionalista e inteligencia.
DIGESTIVO.- ¿Cómo puede ser posible que un simple mercachifle inmobiliario y psicópata pueda poner a México de rodillas?
Son estos los tiempos para demostrar lo que somos realmente y de qué estamos hechos los mexicanos.
