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Las sorpresas de Trump

Opinión - Jaque mate

Las sorpresas de Trump

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SERGIO SARMIENTO

Se aproxima el momento en que Donald Trump asumirá la presidencia de Estados Unidos. Lo que parecía un chiste hace un año, cuando empezaban las elecciones primarias, hoy es una inquietante realidad. El próximo 20 de enero Donald Trump asumirá el cargo de presidente de la Unión Americana.

Es muy difícil tratar de medir de antemano las consecuencias de las políticas de Trump. En parte esto se debe a que algunas promesas quizá no sean realizables, como la construcción de un muro “grande y hermoso” a todo lo largo de la frontera con México que tendrán que pagar los contribuyentes mexicanos. Otras, como la abrogación del Tratado de Libre Comercio de Libre Comercio de los Estados Unidos, tendrían un costo económico tan elevado para Estados Unidos que se duda que realmente puedan aplicarse.

Sin embargo, la principal razón por la que es difícil prever el rumbo que tomará la mayor potencia económica y militar del mundo es la inestabilidad personal de Trump. Esta característica, paradójicamente, fue uno de los factores de su triunfo en las urnas. Mientras que la gente común y corriente se mostraba recelosa ante las palabras sopesadas de Hillary Clinton, la candidata demócrata, se entusiasmaba ante las acusaciones, los cuestionamientos, las descalificaciones y las promesas absurdas de Trump.

El período transcurrido desde las elecciones del 8 de noviembre no ha ayudado a paliar la incertidumbre. En algunos momentos el presidente electo parece haber adoptado posiciones más sensatas, pero en otros reitera propuestas absurdas u ofrece otras peores. El magnate, que desconfía de los medios tradicionales, ha mandado varias veces mensajes de Twitter en medio de la noche o en la madrugada con declaraciones que parecen desvaríos. Da la impresión de que reacciona de manera instintiva e inmediata a impulsos, ideas e incluso a pesadillas.

Es verdad que Estados Unidos es un país de instituciones. Muchas de las medidas extremas que pudiera tratar de aplicar el presidente podrían ser rechazadas por el Congreso, la Suprema Corte u otras instancias. Pero, curiosamente, el presidente Barack Obama, a partir de la derrota que su Partido Democrático sufrió en las elecciones legislativas de 2014, ha venido gobernando con una serie de decretos presidenciales sin pasar por el Congreso. Los republicanos en la legislatura cuestionaron esta forma de actuar de Obama, la que calificaron de dictadura, pero no pudieron impedir la aplicación de las medidas. A partir del 20 de enero Trump podrá utilizar este precedente y gobernar por decreto si enfrenta resistencia del Congreso.

El problema es que la simple incertidumbre sobre las medidas de Trump genera consecuencias negativas. Muchos proyectos de inversión de empresas estadounidenses en México han sido calladamente suspendidos en tanto no se conocen las reglas que se aplicarán a estos esfuerzos. Lo peor es que bien pueden pasar años o meses hasta que se aclaren los detalles de las reglas que impulsará Trump.

Por lo pronto faltan ya unos cuantos días para que cambie la presidencia de Estados Unidos. Si 2016 fue el año en que Trump sorprendió al ganar una elección en la que su candidatura se consideró en un principio un simple chiste, en 2017 sorprenderá por las decisiones que tome… y por las que deje de tomar.

Twitter: @SergioSarmiento

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