En crisis. La oposición hace frente a la compleja situación de la Asamblea Nacional.
Bajo la amenaza de nuevas decisiones del máximo tribunal que podrían limitar aún más sus funciones y una compleja situación financiera, la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, inició ayer jueves un nuevo período de sesiones y estrena una nueva directiva.
Aunque la oposición se anotó una importante victoria en las elecciones de 2015 al lograr por primera vez en 17 años el control del Congreso, durante su primer año de manejo del Legislativo no tuvo mayores avances en el terreno político.
Para este año no hay mayores expectativas de que la Asamblea Nacional pueda convertirse un importante contrapeso de poder al gobierno del presidente Nicolás Maduro, que ha logrado sortear la severa crisis económica y las acciones de la oposición para acelerar el fin de su mandato gracias al respaldo pleno del resto de los poderes públicos y la fuerza armada.
La Asamblea Nacional terminó 2016 cercada por el Tribunal Supremo de Justicia, que es señalado de estar controlado por el gobierno, que anuló la mayoría de leyes y acuerdos que aprobó la bancada opositora, incluida una declaratoria de responsabilidad política de Maduro.
Asimismo, el máximo tribunal le quitó a la Asamblea Nacional la potestad para aprobar la ley de presupuesto fiscal del país, y asumió la designación de los miembros del Consejo Nacional Electoral, que es una atribución constitucional que tiene el Congreso.
