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Ciudadano profesional

Entramos de lleno a la contienda electoral con dos principales contendientes, el PRI y el PAN seguido de partidos (algunos rémoras) que merecen ser analizados con posterioridad cuando se definan a qué partido grande se van a sumar.

No estoy muy de acuerdo a las famosas alianzas ya que los partidos políticos deben de representar ideologías o proyectos ciudadanos definidos, pero según expertos esas alianzas sirven para equilibrar el poder y evitar excesos en la aplicación de ese poder. Para mí un error y es lo que ha llevado a la ambición desmedida de buscar el poder por el poder y no por el bienestar de la comunidad.

Como inicie, empieza la contienda por la gubernatura del estado de Coahuila. En algunos casos los contendientes son verdaderos profesionales de la política. Profesionales que conocen el mercado y que se mueven como peces en el agua (a veces podrida). Saben llegar con sus propuestas o promesas a cada nivel social, a cada sector y a cada núcleo de la sociedad. Profesionales que se dedican a ejercer el acto de la política (muy respetable) y del cabildeo.

Como un patrón de conducta, empiezan con acercamientos, cautivando y enamorando al elector con promesas de mejoramiento y de bienestar social. En ocasiones con promesas de aplicación irrestricta de las leyes o “cero” tolerancia (algo que todavía no entiendo, ya que la ley es la ley y se debe de cumplir). En otras prometiendo el seguimiento y castigando actos de corrupción del partido en el poder y de afiliación partidista diferente. En otras ocasiones con obras y obras y mas obras, aunque a veces no se necesiten. Prometiendo empleos y viviendas. Y cuando se les terminan la creatividad para llegar al corazón del ciudadano ofrecen tarjetas de la gente, productos y hasta dinero en efectivo por obtener su tan anhelado voto.

El político profesional conoce bien los procedimientos, desarrolla cronogramas, líneas de acción, nichos de mercado, geo referencia las secciones electorales, desarrolla planes publicitarios, hace fotografías de sus contrincantes, en otras apalabras busca las debilidades y fortalezas de los demás contendientes. Desarrolla planes de campaña en cuartos de guerra (así les denominan) en donde planean una serie de estrategias para atacar al contrincante hasta destruirlo y desaparecerlo, sin importar atropellar las garantías individuales o los derechos de tercero e incluso in importar atacar la intimidad de su opositor o de terceros. Unas acciones o estrategias de verdadera voluntad y creatividad política y otras de agresión y difamación a los opositores para debilitarlo (guerra sucia). El político profesional analiza a las personas y como el fin justifica los medios, algunos candidatos recurren a estrategias que ya no son tan poco convencionales, con tal de ganar el poder.

Trate de describir al político profesional al que verdaderamente conoce su trabajo y tiene objetivos perfectamente definido, no aquellos villa melones, seudo políticos y profetas como yo.

Pero ¿qué pasa con el ciudadano profesional? En dónde están esos ciudadanos que solo critican en el café, en el vapor, en las tiendas departamentales, jugando póker o domino, regañando a la pareja por su ignorancia. Esos ciudadanos que gritan en sus casas y que son profetas de resultados en las elecciones con los amigos. Esos ciudadanos que en su vida se han acercado a participar en un grupo o asociación, pero que dicen ser conocedores de la situación política y económica, no solo de su comunidad sino del mundo entero. Esos ciudadanos que tiran los desperdicios en la calle o que no le dan el paso al peatón o al carro que le esta pidiendo el pase con la direccional.

México necesita tener ciudadanos, simples ciudadanos que quieran a su país, a su estado, a su municipio, a su colonia, a su calle a su casa, a su familia, al medio ambiente. Ciudadanos que arrastren con el ejemplo, ciudadanos con valores, coraje, ética, moral. Ciudadanos que con pequeñas acciones a sumadas a las demás cambien a este país que esta hundido en una depresión democrática profunda. No creemos en nadie, lejos de indignarnos, nos burlamos de los errores de los funcionarios que nosotros, con nuestro voto los pusimos ahí. Eso es burlarnos de nosotros mismos, de nuestra falta de capacidad de discernir, de analizar, de señalar, de cuestionar y de exigir.

Ellos no son los culpables de ser como son, somos nosotros porque los hemos dejado ser como son. Nos somos ciudadanos profesionales,

Solo mi opinión.

Víctor Alducin Flores,

Comarca Lagunera

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