Ejemplo de vida. Ni las distancias, ni las adversidades logran vencer a Ángela y a su madre. (EL SIGLO DE TORREÓN)
María Ángela Díaz Virrey padece retraso psicomotor congénito a causa de su nacimiento prematuro; desde los seis meses se percataron de que no se podía sentar ni mover bien.
Con mucho esfuerzo, su madre Verónica Virrey Blanco, la empezó a llevar a la capital de Durango, pero era muy complicado, costoso y no se le brindaban terapias ni tratamiento; además, la pequeña no presentaba avances.
Desde que se fundó el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) en la ciudad de Gómez Palacio, Verónica se comunicó para registrarla y la pusieron en lista de espera; hace apenas dos años que logró ingresar.
La familia de Ángela es originaria de un pueblito de nombre San Gregorio de Bosós, que se localiza en el municipio de Santiago Papasquiaro, ahí viven todavía y es una comunidad sumamente apartada y con muy poca conectividad, lo cual le ha vuelto más difícil la misión a la familia, de traer a la pequeña a sus terapias al CRIT.
"Son 17 horas las que hacemos, hay que atravesar 17 veces el río y yo a veces me traigo a mi bebé de un año, la he traído desde recién nacida y a otras de mis hijas, tengo seis. Ahora que lleva agua el río, tenemos que cruzar en caballos", comenta Verónica.
Las dificultades son muchas, pero dice que nada la detendrá con tal de ver mejorar a su hija y sobre todo, verla feliz, ya que ha tenido un progreso muy significativo a dos años de tratamiento.
Vienen cada dos meses y se quedan dos semanas; se resguardan en el albergue del DIF de la calle Trujano, donde asegura, ha recibido un apoyo muy importante, ya que no tienen recursos.
Su esposo trabaja en el campo y es complicado recaudar dinero; tienen que pagar viajes especiales para poder llegar a su casa y las necesidades han sido muchas, ha hecho todo tipo de actividades para obtener dinero, ha vendido gallinas y cerdos que tienen.
"Yo le diría a la gente que confíe, los avances que tienen los niños son impresionantes. Ángela antes no se podía ni sostener, ya puede y lo hace mejor; camina unos 100 metros, aunque batalla, pero para eso necesita unas férulas para fortalecer y apoyarse", dijo Verónica.
Comentó que trae a sus otras hijas para que aprovechen las terapias familiares psicológicas porque en el rancho no tienen esa posibilidad y la señora Verónica está muy preocupada por el bienestar, desarrollo y crecimiento de sus hijos y que puedan aspirar a algo mejor.
Verónica dice que no escatimará en esfuerzos y sacrificios para lograr el objetivo; "vale mucho la pena porque veo los logros y avances que tiene mi hija; antes iba a la escuela y la tenía que amarrar a una silla porque se caía y ya se sostiene para tomar clases; también ha mejorado en su desarrollo y desempeñó escolar, gracias a las terapias de lenguaje psicológicas y ya puede valerse mejor por sí sola".
