ENTRADA.- El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, propuso a la Asamblea Constituyente del Estado Ciudad de México, el establecimiento de un impuesto sobre la "plusvalía" de los inmuebles en la Ciudad de México.
No conformes con la destrucción y desaparición del nombre histórico de la capital de México que por más de 800 años prevaleció como un símbolo nacional y que Mancera lo cambió por el indescifrable CDMX. Los "constituyentes" tal como si fueran niños desarmando una computadora, se han venido dedicando a la redacción de una nueva constitución plagándola de ocurrencias. Esta catarata de ocurrencias ha originado una aguerrida polémica entre las personas de razón que saben derecho y las que no saben derecho.
Pero para desgracia de los capitalinos más del 85 por ciento de los diputados de la Asamblea Constituyente, no tiene ni la más remota idea de las disciplinas jurídicas, de la Teoría del Estado, de las reglas del federalismo ni de estructurar y organizar instituciones políticas.
SOPA.- El Congreso Constituyente fue conformado con líderes de colonias, de transportistas, analistas políticos de escritorio, de algunos enemigos de todos y de todo, de varios notables en diversas ramas del saber cómo son las artes visuales, la literatura, la música o el baile y la danza. También se comenta que los más son simples "cuatachos" de Mancera, de Peña Nieto, de las bancadas partidarias de las Cámara de Diputados y Senadores. En fin, se trata de una abigarrada colección de personajes, que si de algo saben, no es precisamente de derecho constitucional.
PLATO FUERTE. – Pero ya van apareciendo algunas de las ocurrencias y tonterías aprobadas por los "constituyentes" como es la creencia de que la "plusvalía es un bien ¡público!, por lo que deberá ser apropiado basándose para ello, en el concepto objetivo del aumento o disminución del valor", etcétera, etcétera. Cantinflas resultaría Aristóteles comparado con lo argumentado de la pandilla de notables que ya confiscó la plusvalía a los aguantadores "chilangos" propietarios de inmuebles.
Esa fue la "inteligente" propuesta que hizo el triste aspirante a la candidatura presidencial Miguel Ángel Mancera. A este señor y a sus sesudos asesores jurídicos se les ocurrió la brillante idea del artículo 21, apartado c inciso siete que dice: La plusvalía de los inmuebles se considerará como riqueza de la ciudad y habría que hacerse un pago sobre la plusvalía para así poder preservar los ecosistemas de la capital.
Para desgracia de los "chilangos" tan adictos a tragar sapos vivos sin hacer gestos, el pasado miércoles la Asamblea Constituyente debatía los términos de la "recuperación de las plusvalías" y aprobó la Ley de Vivienda por 32 votos a favor, cero en contra y 16 abstenciones, ley que relaciona los artículos 94 y 21.
Afortunadamente algunos diputados constituyentes de Morena, PAN, PVEM, Panal, PRI, Movimiento Ciudadano y los designados por Enrique Peña Nieto, se pronunciaron en contra del cobro a la "plusvalía" cosa que finalmente no sirvió de nada. De lo que no queda duda, es que los constituyentes que redactan la Constitución para el estado CDMEX, entienden la plusvalía como un ¡bien público!, y quieren que el estado la expropie robándosela para sí en perjuicio del propietario.
POSTRE.- Los legisladores piensan torpemente que los incrementos en el valor del suelo son el producto del simple proceso de urbanización o de la obra pública. Es en eso que fundan su razón de que la plusvalía no es propiedad del dueño del inmueble, sino del gobierno.
DIGESTIVO.- Lo relatado es una de tantas tonterías y ocurrencias de la Asamblea Constituyente. Pero sin duda ya terminada, aflorarán decenas de inconsistencias constitucionales que serán carnita pura para Juzgados de Distrito, los Colegiados y la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando tengan que resolver la catarata de amparos que indudablemente se presentarán, si no, al tiempo.
