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ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI

SEXAGÉSIMA PARTE

El darnos cuenta como adultos de la existencia de esa intensa energía que hemos heredado, que genética y biológicamente emana de nosotros, debería entonces ayudarnos a detectarla más abiertamente para aprender a controlarla y canalizarla por medio de esas vías más creativas y productivas que tenemos a la mano. Como padres, educadores, asesores, instructores, maestros, guías y adultos en general presentes y activos frente a tantas y numerosas generaciones de adolescentes en el presente, me parece importante el utilizar estos conceptos de la bifurcación de dicha energía en cuanto a actividades creativas y positivas en contraste con aquellas de potencial negativo y destructivo. Es muy común que como adultos lleguemos a pensar que cuando un chico o una chica alcanzan la adolescencia, ya han embarnecido, han formado su personalidad, tienen las herramientas suficientes para sobrevivir y ya no necesitan de la compañía, de la asesoría, de la guía o no siquiera de la presencia de los padres o de los adultos en general. El verlos desarrollados ampliamente en lo que respecta a su físico, tan diferente y contrastante de cuando los Visualizamos como niños, tiende a engañarnos para pensar que ya se han convertido en adultos y por los mismo pueden ser autosuficientes y responsables por completo. En el fondo quizás, nos damos cuenta que se trata de un espejismo que tal vez deseamos nosotros como adultos, de manera que ya no tengamos el peso y la preocupación de cómo seguirlos educando y guiando, puesto que conforme han crecido y han desarrollado sus propias ideas y criterios, no necesariamente acordes con las de los padres y demás adultos, la relación con ellos tiende a hacerse más tensa, de mayor confrontación, e inclusive hasta más irritante y rebelde, y naturalmente menos accesible o fácil de controlar y comprender. Nos damos cuenta que los caminos, las indicaciones, los consejos y los métodos de acción y disciplina utilizados durante su infancia han dejado de funcionar y se han vuelto obsoletos, de modo que padres e hijos se encuentran ante una nueva encrucijada, frente a emociones que pueden ser sumamente intensas y controversiales, que inclusive tienden a dividir la relación marital de los padres, a estremecer la familia y a dislocar los esquemas y órdenes que funcionaban anteriormente. Este tipo de crisis tan comunes en nuestros días tienden a sumir en zozobra a los adultos, que pueden llegar a sentirse impotentes e incapaces de enfrentarlas adecuadamente. Es bajo tales circunstancias que surge abiertamente toda esa energía cruda y en ocasiones hasta cierto punto salvaje e indómita, presente tanto en los adolescentes al igual que en los mismos padres, que se torna difícil de comprender y mucho menos de canalizar adecuadamente. Y sin embargo, representa un vivo ejemplo de lo que sucede en nuestros días, un huracán avasallador que puede desahogarse en forma creativa y productiva, o por el contrario, convertirse en un torbellino potencialmente destructivo, con consecuencias lastimosas y perjudiciales, no sólo para él o la adolescente sino para toda la familia (continuará).

  Por: Dr. Víctor Albores García

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